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San Cipriano

 SAN CIPRIANO EL SANTO DE LOS BRUJOS:

Es uno de los primeros grandes magos del mundo. Practicar la brujería aunque sea blanca, no es cosa de milagros, sin embargo en épocas muy antiguas existió un mago que empezó a hacer milagros: «San Cipriano».

Es uno de los santos más maravillosos que ha existido, habiendo conocido todos los extremos de este mundo, con sabiduría de la que pocos hombres poseen.

Para los que no creen en la magia o mística, en todo caso es una ideación efectiva para mejorar la energía del entorno o contrarrestar ataques psíquicos.

Resumen Vida de San Cipriano:

Nacido en Antioquía, entre Siria y Arabia, de padres muy ricos y poderosos, vencio todas las artes mágicas hasta la edad de 35 años en que se convirtió a la religión de Cristo.

Dejó escritos infinidad de libros de hechicería producto de sus muchos conocimientos y de las propias maravillas que ejercitó en su época de mago, y que causaron la admiración de todas las gentes.

Ejercía un poder formidable sobre los espíritus infernales, que le obedecen en todos sus mandatos. Llegó a efectuar sorprendentes encantamientos.

Tuvo dominio absoluto sobre las personas y los elementos debiéndose su conversión al cristianismo al siguiente raro suceso:

Había en Antioquía una doncella cristiana llamada Justina, tan rica como hermosa, hija de Edeso y Cledonia, los cuales la habían educado en su religión, que era de los gentiles. Justina oyó un día predicar a Pralio, diácono a la sazón de Antioquía, y al escuchar las bellezas ideales de la religión cristiana, se convirtió a ella, logrando poco después que sus mismos padres de hicieran cristianos.

Un joven llamado Aglaide, se enamoró de Justina y la solicitó por esposa, lo cual no pudo conseguir, porque ella ya se había ofrecido a Jesucristo.

Desesperado Aglaide, recurrió a Cipriano el Mago para que doblegara a aquella mujer que tan rebelde se mostraba a sus deseos; el cual aplicó al efecto todos sus hechizos y encantamientos invocando a los espíritus para que le ayudaran en su empresa.

Todo, sin embargo, resultaba inútil. Justina resistía toda clase de sortilegios, porque se hallaba bajo la intercesión de la Virgen y auxiliada por la divina gracia de Jesús, teniendo además en las rayas de la mano derecha el signo de la cruz de San Bartolomé, la cual por si sola, tiene poder contra toda clase de maleficios y encantamiento.

Lleno Cipriano de furor, al verse vencido por una tan delicada criatura, se levantó contra Lucifer, y le dijo:

-En que consiste, ¡oh genio del Averno!, que todo mi poder se vea humillado por una tan débil mujer. ¡No puedes ni tampoco con tanto dominio como posees, someterla a mis mandatos! ¿Dime luego, qué talismán o amuleto la protege que la fuerzas para vencerme a mí y hacer inútiles todos mis sortilegios?


Entonces Lucifer, obligado por orden divina, le dijo:

-El Dios de los cristianos es Señor de todo lo creado, y yo, a pesar de todo mí dominio, estoy sujeto a sus mandamientos, no pudiendo atentar contra quien haga uso del signo de la cruz. De esto se vale Justina para evitar mis tentaciones.

-Pues siendo así -dijo Cipriano-, desde ahora mismo reniego de ti y me hago discípulo de Cristo.

Lo cual hizo, logrando más adelante recibir el martirio y ser contado entre el número de los santos.
Bibliográficamente San Cipriano, es considerado patrón de la magia blanca, de las brujas y hechiceros, porque para su actividad caritativa recurría a la magia a los conjuros y oraciones invocando a dios.

Considerado precursor de la historia de magos.

Por sus cualidades lo orientaron y destinaron para que se dedique a rendir culto y adoración a los falsos dioses. Su gran cultura se enriqueció a través de sus viajes (Egipto, Cartago, Grecia La india) con todo lo aprendido se hizo un gran conocedor de las artes mágicas y escribió muchos tratados y cartas, exhortando a los fieles ser mejores.

A los treintaicinco años deja el paganismo y se convierte al cristianismo, por la predicación de Antipo Obispo de Antioquia, iniciando su gran apego por el estudio y análisis de las sagradas escrituras, renuncio a la lectura de libros paganos que antes leía de buen agrado.

Renegó del paganismo y se convirtió al cristianismo, abandono la práctica de la magia, antes de ello recogió y escribió en un libro todos sus conocimientos mágicos.


Este libro está ubicado en la categoría de los agrimonias o libros de nigromancia, que quiere decir es un libro para rituales de magia negra, sin embargo a pesar de que gran parte del libro trata sobre curaciones y sanaciones a enfermos (magia blanca), el haber dedicado una mínima parte del libro a las invocaciones y a la magia negra, lo centra en la categoría de los agrimonias.

Habiendo renunciado al paganismo se dedico a predicar el amor a dios y se le hizo patrón de las artes mágicas, de los hechiceros y de las brujas, se le relaciono a numerosas prácticas mágicas, de conjuros como oraciones, tal como lo dice la famosa Oración de San Cipriano, que sirve para protegerse de cualquier maleficio.

En el libro de San Cipriano que popularmente se le conoce como Ciprianillo, están recopiladas formulas mágicas, que se le atribuyen al santo mago.

En el que se ocupa del desencanto de tesoros que fueron encontrados en Galicia y Portugal, por sus indicaciones concretas sobre el lugar.

Este ciprianillo es muy cotizado monetariamente y la gente hace todos los esfuerzos con tal de poseer el libro, con la finalidad de enriquecerse con los supuestos tesoros allí detallados.

El historiador Bernardo Barreiro público en 1885 su obra «Brujos y astrólogos de la inquisición», lo hizo con la finalidad de echar por tierra todas las historias que allí se contaban y además para que el pueblo pudiera comprar parte del libro a precio muy módico.

La predica del Obispo de Antioquia y hechos curiosos de su vida hacen que se convierta al cristianismo. Se dice que un joven de nombre Aglaide se enamora de Justina y le pide que se case con él. Ella lo rechaza por estar al servicio de dios. Este recurre a Cipriano para que Justina mediante sus conjuros se rinda ante sus requerimientos.

San Cipriano utiliza todos los artificios posibles sin resultado positivo. Entonces invoca a Lucifer para saber porque son inútiles todas las artimañas que el utiliza Lucifer le responde que, el Dios de los cristianos es el señor de todo lo creado, estando él también sujeto a su poder, por eso no podía hacer nada contra quien hiciese el signo de la Cruz.

Cipriano y Justina, renunciaron al paganismo y llevaron una vida de oración y predicación, hasta que el juez Eutolmo, los mando al suplicio metiéndolos en tinas de aceite ardiendo, de las que salieron ilesos. Ante tal milagro.

Atanasio, ex discípulo de Cipriano y gran sacerdote pagano, creyendo que era un truco, de magia se arrojó al tonel.

Murió quemado en el acto. Ambos murieron decapitados y sus restos fueron esparcidos entre Roma y Toulouse. La fama de San Cipriano como mago creció y pasó a la memoria popular.


¿Por que el santo de los brujos?

Se le llama así vulgarmente debido a que es un santo muy bueno a la hora de protección contra maleficios y nos guía por el camino de la magia blanca. Hay relatos de que el aun convertido al catolicismo utilizo su magia pero siempre alineada con la luz y pidiéndole permiso al padre todopoderoso.

Él ampara a los «brujos» de casta buena. El mismo fue un mago un hechicero muy poderoso antes de convertirse en «Santo».

Libro de San Cipriano:

Quizá no haya habido nunca un libro más codiciado y buscado, ni que despertase más pasiones y deseos de poseerlo, hasta el punto de que mucha gente cayera en la locura, enfermase gravemente o se arruinara económicamente, sólo por intentar conseguir un ejemplar del mismo.

Estamos hablando del Libro de San Cipriano, popularmente conocido como Ciprianillo.

El Libro de San Cipriano es un grimorio, es decir, un libro que recoge fórmulas mágicas, atribuido a San Cipriano de Antioquia, el santo mago por excelencia, y en el que una parte fundamental se ocupa del desencanto de tesoros, incluyendo también, en muchas de sus ediciones, una lista de tesoros del Reino de Galicia y de partes de Portugal, con localizaciones detalladas de dónde encontrarlos.

Parece que no hay testimonios de gente que se hiciera rica gracias al Ciprianillo, aunque seguramente lo que pasó fue que, quienes se hicieron ricos por estos medios, lo mantuvieron en silencio para evitar robos, como pasa hoy en día con los ganadores de la lotería. Sin embargo muchos de los inicialmente felices poseedores del libro, después no lo fueron tanto, ya que agotaron capital y salud buscando los magníficos tesoros prometidos.

Esto fue especialmente cierto en Galicia, donde abundaron los casos de gente que adquiría algún ejemplar, pagando grandes sumas de dinero que juntaban, a menudo, vendiendo toda su hacienda. El escritor e historiador orensano Vicente Risco relata en su trabajo “Los tesoros legendarios de Galicia” publicado en 1950 en la “Revista de Dialectología y Tradiciones Populares”, que en los años 20 y 30 del siglo XX se llegaba a pagar en Galicia 500 ptas. por un libro que adquirido en Portugal o Brasil podía valer 3 o 4 ptas. Toda esta especulación económica llevó al historiador gallego Bernardo Barreiro a publicar, en 1885, en su obra “Brujos y astrólogos de la Inquisición y el Libro de San Cipriano”, una versión muy parcial del mismo, con el fin de que toda la gente lo pudiera adquirir a un precio popular y vieran su contenido, destruyendo así su fama y que la gente dejara de buscar tesoros.

En Galicia circularon leyendas que situaban dicho libro en algún departamento reservado de la Biblioteca de la Universidad (según otros de la Catedral) de Santiago, donde se encontraba encadenado para que ningún incauto lo pudiera abrir y leer su contenido (y suponemos que para que el libro no pudiese escapar de allí). El propio Bernardo Barreiro cuenta que cuando estuvo trabajando en el Archivo de Simancas (Valladolid) iban hasta allí paisanos a pedirles una copia del famoso libro y que, ante la respuesta de que allí no se encontraba ningún Libro de San Cipriano, la gente se mostraba recelosa y era muy difícil de convencerles de ello, aunque se les dijera, incluso, por los propios empleados que si hubiera allí algún Ciprianillo, ellos ya serían ricos y no estarían trabajando en aquel sitio.

San Cipriano, además, se le hizo patrón de las artes mágicas, de los hechiceros y de las brujas, y su nombre estuvo vinculado a numerosas prácticas mágicas, tanto conjuros como oraciones, como atestigua la famosa Oración de San Cipriano, y que vale para protegerse de maleficios de cualquier tipo.

Los estudiosos consideran asimismo la historia de San Cipriano como uno de los más directos antecedentes del desarrollo de la historia de otros magos famosos, como por ejemplo, Fausto, cuyos primeros relatos datan del s. XVI.

En Cataluña la devoción al Santo debió ser muy popular ya que Palau cita ocho folletos publicados de la Oración de San Cipriano, a veces acompañada de la Oración a la Santa Cruz de Caravaca, escritos en catalán y en castellano. De estas obritas reproducimos la portada de la editada en Manresa, por la Sociedad Editorial Manresana.

El libro de San Cipriano se encuadra perfectamente en la categoría de los grimorios o libros de nigromancia, lo que significa que es un libro de magia ritual dedicado a la magia negra. Aunque gran parte del mismo se dedique a la magia blanca (curación de enfermos, etc..), lo cierto es que en ese libro también aparecen rituales de magia negra, lo que hace que algunas personas en general o brujas, brujos etc., «caigan» directamente en dicha categoría.

Quisiéramos hacer unas puntualizaciones en este libro, por supuesto personales, pero que consideramos importantes a fin de clarificar conceptos esenciales en magia que son fuente de confusión y de grandes errores.

Por supuesto no soy teóloga, pero si he investigado mucho, reflexionado, meditado, tengo experiencia en rituales únicamente de magia blanca , y yo misma he sacado mis propias conclusiones que quiero transmitir con el único interés de aportar luz útil a aquel que la busque:

La verdad hay que buscarla y esta es la nuestra:

Los límites entre magia negra y blanca son muy difusos y sujetos a numerosas discusiones, porque en realidad no existen ambas magias, la magia es magia siempre, es decir la energía es solo una y solamente la intención con la que se hacen las cosas o el objetivo que queramos conseguir marcan la diferencia entre blanco y negro bien y mal luz y oscuridad. Se distingue magia blanca o magia negra según la intención con la que se hace , según los pensamientos y el objetivo a conseguir, en estas cosas es en lo que se diferencia.

 

Oración San Cipriano:

Yo no conocía tu Nombre santo. Altísimo Señor, ahora sé que eres Dios fuerte, Dios grande, Dios omnipotente, Dios sempiterno. Yo ataba las nubes e impedía cayese la Lluvia sobre el haz de la tierra, y la hierba de la tierra se secaba, y los árboles no daban fruto, y las mieses se marchitaban en los campos. Yo pasaba por en medio de un rebaño y las bestias se dispersaban y se perdían.

Yo encantaba a un hombre, a una mujer, a un niño, sólo con un rayo de mi mirada. Mi poder para el mal era muy grande, pero hasta ahora he conocido la ciencia secreta del bien, ¡oh grande y poderoso Señor! ¡Oh, Dios omnipotente y sempiterno!.

Yo te ruego humildemente me concedas que todo hombre o mujer que rece mi oración se vea libre de hechizos, posesiones, sortilegios, encantamientos y otras malas artes de brujería.

San Cipriano