Origen e historia del sonido con cuencos tibetanos:
Según el gran maestro bodhisattva tibetano Gwalwa Karmaza, los cuencos cantores del Tíbet emiten el sonido del vacío, que es el sonido del universo manifestándose. Son el símbolo de lo incognoscible y como aleación datan de la época del buddha histórico, Shakyamuni (560 – 480 a C.).
Los orígenes de los cuencos tibetanos y su historia detallada se pierden en el pasado lejano y seguramente es un regalo de la religión chamánica Bon, que existía en el Tíbet varios siglos antes de la llegada del budismo.
Tradicionalmente los cuencos tibetanos se utilizaban para la meditación y la sanación en los monasterios de monjes.
Desde hace siglos, los lamas y magos del Tíbet fabrican y utilizan estos cuencos metálicos especiales para inducir estados mentales de profundo bienestar, relajación y meditación, así como para tratar determinadas dolencias del cuerpo y de la mente.
Para conseguir los efectos deseados, los monjes del Techo del Mundo los golpean y frotan con una baqueta de madera parecida al clásico almirez del mortero. Manejados con maestría y según unos ritos antiquísimos, los cuencos producen una gama de sonidos armónicos o sobre tonos , un sonido fundamental del que se desprenden otros más agudos que guardan una relación armónica entre sí que inunda la habitación durante tiempo. Los sonidos varían en función de cómo se maneje la baqueta y de la forma, el espesor y la composición metálica del recipiente.
Fabricados artesanalmente, los cuencos tibetanos, también llamados cantores, se fraguan casi siempre a partir de la aleación de siete metales, cada uno de los cuales simboliza un planeta: oro (Sol), plata (Luna), mercurio (Mercurio), hierro (Marte), plomo (Saturno), estaño (Júpiter) y cobre (Venus).
Desde hace unas décadas, estos cuencos, así como las llamadas campanas tibetanas, se utilizan en medicina alternativa con unos fundamentos pseudocientíficos para reducir el estrés, equilibrar los denominados chakras «centros vitales del organismo», aumentar la energía corporal, alcanzar una sensación de bienestar físico y mental, y combatir ciertas enfermedades.
Desde la gestación estamos rodeados de sonidos: los latidos de la madre y su respiración.
El sonido nos afecta por el principio de resonancia, por el cual una vibración más intensa y armónica contagia a otra más débil y desarmónica. El sonido de los cuencos tibetanos equilibran los planos físico, mental y emocional.
Actúan despejando la mente, destrabando bloqueos emocionales.
Son sonidos puros, intensos y guardan un misterio particular. Es una experiencia para ser vivida.
Todo en la naturaleza esta en constante movimiento, todo vibra.
La naturaleza tiende a vibrar en consecuencia (o a buscarla si es que por alguna circunstancia se perdió) desde sus conformaciones más pequeñas e invisibles a nuestros ojos, hasta las más expansivas, como el sistema cósmico e interplanetario. Las vibraciones que producen el sonido, representan una energía que se encuentra en toda la naturaleza.
La terapia con Cuencos es una terapia vibracional. Los Cuencos nos ayudan a aquietar la mente, nos reordenan y nos conectan con nuestra música interna. Nos ayudan a liberar bloqueos para recuperar la armonía de nuestra consonancia interna.
Cada persona es diferente, por lo que el sonido produce efectos y sensaciones distintas en cada una.
El sonido ingresa en nuestro cuerpo, lo reconoce y comienza a vibrar en la misma frecuencia restableciendo así su equilibro natural, alineando todos nuestros centros de energía. La vibración armónica produce orden por el efecto de resonancia.
Al modificar nuestra vibración podemos cambiar nuestra salud recuperando el estado equilibrio interno y externo.
El paciente se estira en una camilla, cierra los ojos, y exclusivamente se concentra en el sonido que produce el terapeuta al tocar los cuencos tibetanos.
Los cuencos tibetanos han sido creados con conciencia e intención y son utilizados como guías en ritos ceremoniales, viajes astrales, el despertar de la conciencia y en la curación de enfermedades tanto a nivel físico, psíquico, mental, emocional y espiritualmente.
Los cuencos tibetanos están compuestos por una aleación de siete metales: plata, oro, mercurio, estaño, plomo, cobre y hierro y forjados de forma artesanal.
El principio de resonancia designa la capacidad que tiene la vibración de llegar más allá, a través de las ondas vibratorias y provocar una vibración similar en otro cuerpo. Es decir es la capacidad que tiene una frecuencia de modificar a otra frecuencia.
Las mujeres que viven juntas o que pasan muchas horas juntas acaban ajustando sus ritmos hormonales. El ejército sabe que cuando cruzan un puente no pueden ir en formación, por el peligro de rotura del mismo, por lo que abandonan la formación hasta que lo han acabado de cruzar. Sendos ejemplos del principio de resonancia.
Además el sonido modifica nuestras ondas cerebrales, ayudándonos a entrar en otros niveles de conciencia, donde son posibles los estados de sanación espontánea y estados místicos, haciéndonos más receptivos a la auto-sanación.
El tercer factor de la terapia del sonido con cuencos tibetanos, son los armónicos. Cada vez que se produce un sonido aparecen los armónicos. Estos armónicos tienen efectos altamente beneficiosos sobre nuestro cuerpo y sobre nuestro campo energético.
Aunque no podamos escuchar frecuencias que están fuera de nuestro campo auditivo, ni podamos producir sonidos o frecuencias que estén fuera de nuestra capacidad, sin embargo mediante los armónicos podemos resonar con ellas.
- Los grandes expertos en terapia de sonido ya han descubierto científicamente que mediante el sonido se puede conseguir la auto-destrucción de las células cancerosas y la curación de infinidad de enfermedades.
- Los cuencos tibetanos son instrumentos de curación, sanación, relajación y meditación, ayudándonos a establecer una vibración saludable en todo nuestro organismo, tanto a nivel físico, mental o psicológico, emocional y espiritualmente.
- Son un medio maravilloso para equilibrar los chackras y cambiar la conciencia desde un estado alterado de ansiedad y estrés hacia un estado de paz, relajación y serenidad, induciendo estados de sanación espontánea y estados místicos y elevando nuestra frecuencia vibratoria.
- Las personas que han experimentado un masaje sónico con cuencos tibetanos experimentan grandes cambios, mayor claridad mental, aumento de la creatividad, mayor concentración, mayor visión de futuro y una gran sensación de paz. El resultado es un individuo más productivo, más centrado, más feliz, más sereno, más equilibrado, más en paz consigo mismo.
- Existe un espacio de paz en nuestro interior y los cuencos tibetanos nos ayudan a entrar en él, nos ayudan a resonar con nuestra verdadera conciencia o yo superior y con ese sentimiento de paz y serenidad que todos llevamos dentro.
- A nivel físico se utilizan en la curación de cualquier enfermedad; para recargar nuestro sistema energético, para aliviar el sufrimiento y el dolor (incluye el dolor emocional), para eliminar inflamaciones, para estados de ansiedad, angustia, estrés, depresión, tristeza, insomnio, hiperactividad.
- Hace que los sistemas biológicos funcionen con más homeostasis; calma la mente y con ello el cuerpo y tiene efectos emocionales que influyen en los neuro-transmisores y los neuro-péptidos, que a su vez ayudarán a regular el sistema inmunitario, el sanador que llevamos dentro.
¿Cómo actúa el sonido de los cuencos en el cuerpo humano?
Sistema óseo:
El sonido impacta y estimula al calcio, principal componente de los huesos, favoreciendo la recuperación de fracturas.
Sistema muscular:
El sonido activa ciertos procesos depurativos, que le ayuda a la masa muscular a liberarse de toxinas que se hubiesen depositado.
Sistema circulatorio:
La sangre está formada por partículas piramidales de cristal de cuarzo, que al tomar contacto con el sonido, comienzan a pulsar y a emitir luminosas irradiaciones sanadoras. De este modo, el torrente sanguíneo mejora su oxigenación y dinamiza su tránsito a través de las venas y arterias.
Sistema nervioso central:
El sonido favorece la reparación de daños existentes en los micro circuitos cerebrales, reconectándolos (al favorecer la creación de más dendritas, que permiten la aparición de nuevas vías de conexión entre neuronas). Se sincroniza la actividad de ambos hemisferios cerebrales, generando profundos estados de sedación y relajación.
Las diferentes longitudes de onda cerebrales se relacionan con diferentes estados de conciencia. Hay cuatro categorías básicas de ondas cerebrales expresadas en ciclos por segundo (hercios o Hz), que es la manera como se mide el sonido. Las ondas beta (de 14 a 20 Hz) son las que se encuentran en nuestro estado de vigilia (despiertos).
Las ondas alfa (de 8 a 13 Hz) son las de los estados de ensoñación y relajación profunda. Las ondas zeta (de 4 a 7 Hz) son las presentes en estados de meditación profunda y sueño. Las ondas delta (de 0.5 a 3 Hz) son las del sueño profundo y se han encontrado en estados de meditación y de sanación muy profundos. Las ondas del sonido producido por los cuencos de cuarzo inducen a un estado de una gran relajación (estado alfa y zeta); llevan a la mente a un estado de calma que tanto necesita el hombre moderno. Se activan áreas y funciones del cerebro, que están relacionadas con la secreción de: ENDORFINAS. (Substancias producidas por el cuerpo relacionadas con la salud y felicidad).
El ser humano corriente, emplea un pequeño porcentaje de su capacidad cerebral; con los cuencos de cuarzo se estimulan sectores cerebrales que han sido asociados con capacidades espirituales e intelectuales y que habitualmente no están activos.