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La Meditación

La práctica regular de la meditación diaria se recomienda para fortalecer ese control de la mente que se hace más y más necesario.

La meditación es la «vitamina» diaria que necesita el cuerpo mental. Para meditar es esencial poder concentrarse; sólo la mente que se entrene para permanecer fija en un tema.

La meditación es especialmente importante para acometer el trabajo interno que cada cual debe efectuar algún día si quiere hallar el Sendero hacia la Perfección. Cinco minutos dedicados cada mañana a pensar sosegadamente en el desarrollo positivo de características deseables, producirán resultados muy valiosos.

Si dedicamos cinco minutos cada mañana a elevar nuestra conciencia hacia aquella atmósfera. mental donde esas cosas no existen, puede ser más útil para disolverlas en cualquier otra cosa que podamos hacer.

Cerrar los ojos y con la imaginación vernos actuando sin ese defecto y demostrando su opuesto, es un tónico para nuestros cuerpos mentales.

Si uno se irrita fácilmente, practique verse sereno, en calma, amable. Puede venir una prueba; la irritación puede dominarnos de nuevo, y creeremos que hemos fracasado.

Entonces podemos comenzar con otro aspecto negativo y eliminarlo gradualmente. Al fin llegaremos a sentir que una meditación de cinco minutos nos parece demasiado corta. El brillo y la paz que la meditación produce durará más tiempo y uno podrá manejar mejor el día, con inteligencia y sabiduría.
Los expertos en el arte de meditar dicen que la regularidad es importantísima; que no debemos omitir ni una sola mañana y que no nos preocupemos si los resultados no vienen tan fácil y completamente como quisiéramos.

El afanarse es uno de los hábitos más difíciles de vencer. Es un proceso en que se repite el mismo pensamiento una y otra vez, cavando en la conciencia un surco cada vez más hondo. Por eso se oye decir «Estoy hundido».

El dolor y la pena del sufrimiento se reducen al mínimo cuando aprendemos a descansar en el conocimiento de la Ley y establecemos hábitos de aceptación de manera constructiva y útil.

Es evidente, por tanto, que no ayudamos a los enfermos pensando en sus dolencias, sino enviándoles pensamientos sanadores.

No ayudamos al «pecador» pensando constantemente en su adicción a su «pecado» la cual puede considerarse como una falta de madurez que se manifiesta de alguna manera específica.

Día tras día podemos irradiar pensamientos definidos de amor, de paz y progreso y tan pronto como haya una rendija en la armadura del destinatario penetrarán por ella y le llegarán. El amor o la indiferencia.

Al reflexionar sobre el poder del pensamiento, no debe olvidarse que el pensamiento tiene también un aspecto creador que ha producido mucha belleza en este mundo. Por el poder de su pensamiento, el artista estimula en otros la actividad creadora.

Ciertamente el tipo de pensamientos que produce grandes obras en pintura, escultura y literatura es de una calidad superior a la del pensamiento ordinario que aplicamos a la mayoría de nuestras actividades diarias.

Un pintor de lijo una vez a Emerson: «Nadie podría dibujar un árbol sin en cierta forma convertirse en un árbol, o dibujar a un niño con solo estudiar los contornos de su forma, sino que observando durante algún tiempo sus movimientos y juegos el pintor se adentra en la naturaleza del niño y puede entonces dibujarlo libremente en cualquier situación.

Vemos que es posible que nuestros pensamientos se aproximen mucho a ese nivel en pureza e intensidad. En momentos críticos de la vida es importante elevar el nivel del pensamiento, pues en esos momentos podemos abrirnos a una experiencia más cualitativa de lo Divino dentro de nosotros.

Las horas de tensión interna pueden ser horas de oportunidad en que el cuerpo mental está más receptivo. Entonces somos como un aparato de radio finamente sintonizado y podemos intensificar nuestra atención para escuchar la Voz interna.

Cinco reglas para la vida, cada una de las cuales incluye habilidad para controlar el pensamiento y que si se las observa fielmente acrecientan el poder del pensamiento:

No te preocupes por el pasado.
No te enfades.

No odies.

Goza el presente.

Deja el futuro a la Providencia.

El poder del pensamiento no es subestimado en nuestro siglo.

Otros estudios científicos indican el poder mental y sus posibilidades latentes.

Es importante, por tanto, poseer la habilidad de elevar la mente por encima de las influencias externas y ser amos de nuestro propio destino. En momentos de tranquilidad podemos extraer de nuestro propio centro vital profundo las fuerzas mentales que maduran nuestro juicio, que elevan nuestro carácter y nos llevan a cumbres más altas del Sendero.

COMO MEDITAR:

La meditación es una disciplina a través de la cual se intenta ir más allá del pensamiento condicionado para alcanzar un estado profundo de conciencia.

Pasos Consejos y Advertencias:

1- Dedica tiempo a meditar. Saca tiempo de tu rutina diaria para meditar, preferiblemente por la mañana y por la noche. Los beneficios de la meditación son más notables cuando la haces regularmente. Algunas personas prefieren meditar al final del día para aclarar su mente; otras prefieren buscar refugio en la meditación en medio de un día ajetreado. Resulta más fácil meditar en la mañana, antes de que tu cuerpo se sienta cansado por el ajetreo diario y tu mente tenga más cosas en las que pensar. Trata de no dedicarle demasiado tiempo. Comienza con 5 o 15 minutos al día.

2 – Busca un ambiente tranquilo y relajado. Es muy importante, sobre todo para el principiante, evitar lo que pueda distraer la atención. Apaga la televisión, el teléfono, o cualquier otro aparato que haga ruido. Si pones música, escoge una melodía suave, calmante y repetitiva para que no pierdas la concentración.

Muchas personas prefieren meditar al aire libre, siempre y cuando no se sienten cerca de una carretera muy transitada o cualquier otro sitio ruidoso. Puedes hacerlo a la sombra de un árbol, o sobre el césped en tu rincón favorito del jardín.

3 – Siéntate en el suelo. Si el suelo es incómodo, usa un cojín. No tienes que asumir la posición de loto o semiloto, ni otras posiciones incómodas. Lo importante es que mantengas la espalda derecha, ya que esto te ayudará después con la respiración. Inclina tu pelvis sentándote al borde de un cojín grueso, o en silla. Coloca las vértebras de tu columna de forma que descansen una sobre otra y soporten todo el peso de tu torso, cuello y cabeza. Si lo haces correctamente, no te costará ningún esfuerzo mantenerte erguido. (De hecho, se requiere un pequeño esfuerzo, pero si adoptas la postura correcta, apenas te darás cuenta).

 4 – Relaja tus brazos y piernas. No necesitas adoptar una posición especial, siempre y cuando estén relajados y no interfieran con el balance de tu torso. Puedes descansar las manos sobre tus caderas, pero al principio te puede resultar más fácil dejar que tus brazos cuelguen a los lados para que su peso te ayude a notar lo que no esté alineado.
5 – Relaja todo tu cuerpo. Sigue buscando las partes de tu cuerpo que no están relajadas, y relájalas. Puede que notes que no puedes relajarlas a menos que ajustes tu postura para estar mejor alineado. Eso ocurre normalmente con los músculos cerca de tu columna vertebral. Puede que también notes que no estás derecho y necesites enderezarte. También con frecuencia los músculos pequeños de tu cara se vuelven más tensos.
6 – Concentra tu atención en el ritmo de tu respiración. Escúchala, síguela, pero no pienses en ella. El objetivo es dejar que la “cháchara” de tu mente desaparezca poco a poco. Trata de recitar un mantra (repetición de una palabra sagrada). Lo mejor es usar una sola palabra como «om» pronunciada con un ritmo constante. Puedes recitarla verbalmente o sólo mentalmente. A los principiantes les resulta más fácil contar sus respiraciones. Trata de contarlas del 1 al 10, y vuelve a empezar con el 1, visualiza un sitio relajante. Puede ser real o imaginario. Imagina que estás en lo alto de una escalera que lleva a un sitio tranquilo. Cuenta los pasos al bajar hasta que te sientas tranquilo y relajado.
7 – Calla tu mente. Cuando ya hayas entrenado tu mente a enfocarse en una sola cosa a la vez, el siguiente paso es no concentrarte en nada; básicamente “vacía” tu mente. Esto requiere una gran disciplina, pero es la culminación de la meditación. Después de concentrarte en un único punto, tal y como lo describimos en el paso anterior.