Cuándo estás enamorado, sientes “mariposas en el estómago”.
Cuando te dan una mala noticia, tienes como «un nudo en la boca del estómago».
Cuando estás nervioso, tu estómago también lo está : mucho movimiento de tripas.
Cuando llevas un gran disgusto tu estómago se remueve de golpe, tienes diarrea repentina o incluso pérdida del apetito.
Si te decepcionan sientes «como una patada en el estomago»
Si tienes mucha ansiedad comes mucho más.
¿Te has dado cuenta, entonces, de que todos los sentimientos repercuten en tu sistema digestivo?
Esto es así porque en el estomago tenemos los intestinos y el chacra del plexo solar donde residen todas las emociones que pensamos sentimos y vivimos.
Un problema emocional o una buena sensación pueden tener consecuencias malas o buenas en tu estómago:
Esto se debe a que el cerebro (de donde parten las emociones, no sólo del corazón como pensamos) y el sistema digestivo se encuentran íntimamente conectados. También es verdad que no todo el mundo es igual y no a todo el mundo le pasa, esto lo notamos mas las personas muy sensitivas , sensibles, extremadamente emocionales y que todo nos afecta.
Puedes pensar en decenas de ejemplos donde por algo que sentías (bueno o malo), tu estómago respondía con diferentes sensaciones:
Nervios, amor, tristeza, felicidad, temor… todo tiene su repercusión en el sistema digestivo.
Por eso, cuándo estamos tristes, deprimidos o con ansiedad la mayoría comemos más y al estar felices y descansados no tenemos tanto apetito, o bien cumplimos con las porciones adecuadas o no nos ataca el hambre voraz a cualquier hora.
La acción del cerebro en nuestro estómago:
El cerebro controla tanto las acciones digestivas como intestinales a través de un nervio llamado “vago”.
Entonces, las enfermedades o trastornos del estómago pueden tener incidencia en la cabeza (cefaleas, por ejemplo) pero es más común la relación contraria: las emociones que parten del cerebro repercuten en tu estómago.
Las enfermedades típicas del sistema digestivo como pueden ser:
La gastritis, la acidez, el dolor abdominal, la colitis, hernia hiato etc., éstas se agravan cuando la persona sufre de estrés, ansiedad, nervios, preocupación constante o cualquier factor del tipo emocional.
También se ha demostrado a través de investigaciones que las digestiones lentas tienen su origen emocional y no son una causa orgánica.
Un ejemplo clásico de cómo el estómago repercute en la mente es cuando tenemos hambre. Si nos cruje la tripa estamos de mal humor. En el caso contrario podríamos ubicar a la ansiedad.
Cuando algo está por ocurrir y lo esperamos con ansia, llenamos ese vacío con comida en mucha cantidad.
Ya que se ha confirmado esta relación indisoluble entre el cerebro y el estómago, sería bueno lograr un equilibrio para que ninguno de los dos impere en esta pareja.
Para poder mejorar la salud mental tenemos varias opciones como:
Descansar más, eliminar el estrés, tomarnos vacaciones más seguido, hablar de nuestros problemas, evitar las situaciones que nos causen ansiedad o nerviosismo, beber un té de valeriana, leer libros de auto-ayuda, hacer Reiki, meditación, recibir masajes, pasear por la naturaleza, comer sano, beber mucha agua , tomar infusiones de manzanilla o menta poleo de vez en cuando, pensar positivo.
Si tienes molestias fuertes de estómago puedes poner para alivio momentáneo una bolsa de agua caliente en la barriga.
En lo que se refiere a la salud digestiva, tenemos más alternativas “tangibles”, por decirlo de alguna manera:
Por suerte, podemos recurrir a diversos remedios naturales para poder hallar ese equilibrio cerebro-estómago, partiendo desde la buena salud del aparato digestivo.
Las mejores plantas son:
Hinojo
Tiene efectos estimulantes que no causan dolores en estómagos delicados. Puedes masticar las semillas o hacer una infusión para aliviar cólicos, espasmos intestinales y gases.
Menta piperita
Alivia muchos trastornos estomacales. Si bebes una infusión de esta menta, puedes tratar indigestión, flatulencia, cólicos, náuseas y vómitos. Combate el mal aliento y sirve para aliviar los síntomas de mareos en los viajes.
Manzanilla
Es una flor suave que permite calmar los problemas digestivos al beberla en infusión. Ayuda a calmar los nervios estomacales y los espasmos gastrointestinales, así como también la gastritis.
Ulmaria
Es un antiácido muy potente que alivia, a su vez, otros síntomas estomacales e intestinales como los gases, el reflujo las úlceras pépticas, la gastritis y la diarrea.
Melisa
Es una hierba suave con efectos calmantes para el estómago. Alivia cólicos, espasmos estomacales, gases y todo tipo de problemas digestivos relacionados con el estrés.
Regaliz
Es un laxante ligero y calmante del tracto digestivo. Si combinas esta hierba con la ulmaria y la manzanilla (en partes iguales) podrás tratar la indigestión, la gastritis, la acidez y el estreñimiento.
Malvavisco
Calma la inflamación en el tracto digestivo, reduce los síntomas de la acidez, el malestar estomacal y la irritación del estómago y duodeno.
Jengibre
Es antiespasmódico y antiemético. Se usa para calmar la flatulencia, los cólicos, las náuseas, los vómitos y los síntomas de intestino irritable. Además es antiséptico y antiinflamatorio.