UN BOSQUE MUY MAGICO AL QUE FUI MUCHISIMAS VECES DESDE HACE TAMBIEN MUCHOS AÑOS QUE LO DESCUBRI POR PRIMERA VEZ PERO LA ULTIMA VEZ QUE ESTUVE EN ÉL FUE EN AGOSTO 2022!!!!, OS DEJO LA INFORMACION Y MIS FOTOS DE ESE VERANO.
El municipio de Cangas de Morrazo, al sur de la provincia de Pontevedra, esconde uno de los numerosos tesoros naturales que alberga Galicia: el Bosque encantado de Aldán.
Un vergel que invita a un viaje sensorial a través de sus interminables paisajes de vegetación autóctona, viejos molinos de agua y la banda sonora de las aguas del río Orxas. El escenario parece sacado de un cuento de hadas.
Gran parte de este típico bosque atlántico gallego perteneció a los condes de Canalejas bajo el nombre de Casa torre de Aldán. Afortunadamente, hace unos años, el conde decidió donarlo al ayuntamiento para el disfrute de todos.
La puerta de entrada a este lugar tan especial se encuentra exactamente donde la rúa Estrada de Bueu se cruza con la rúa das Pardellas. Apenas a 50 metros, a la izquierda de la vía, el antiguo lavadoiro das Pardellas ejerce de anfitrión y de discreto aparcamiento donde poder dejar el coche.
El sendero de los molinos de agua del Bosque encantado de Aldán da comienzo justo a la derecha. Esta senda de baja dificultad es de gran belleza por su espesa vegetación, los innumerables helechos, la diversa flora que crece de forma desordenada a orillas del río Orxas y el bosque de robles, abedules y castaños, cuyas frondosas ramas tejen un techo improvisado que protege al caminante de los rayos del sol. La desconexión y la calma son absolutas.
Al encuentro del paseante salen pequeños merenderos de piedra, coquetos puentes de madera que salvan las aguas del río y los históricos molinos hidráulicos que tanto bien hicieron a los vecinos de las parroquias cercanas: El Muiño do Xangarelo, el Muiño da Granxa y el Muiño de Nores.
En el lado opuesto de la carretera, otro camino se abre hacia la finca O Frendoal. Si el anterior sendero describe un panorama tremendamente bello, el ofrecido por este vasto jardín corta la respiración. Tupidos e interminables lienzos de frondosidad tapizan mesas y asientos de piedra, y el musgo y las plantas trepadoras visten los desnudos troncos de los árboles.
El Bosque encantado de Aldán guarda reliquias arquitectónicas tales como el Arco dos Mouros o Arco da Condesa, un hermoso acueducto de mampostería construido por el conde para conducir el agua desde una antigua mina hasta el pazo y poder regar con ella sus cultivos. O el singular e inacabado mini castillo, una fortaleza que sus anteriores propietarios mandaron construir a capricho en los años 60 y de la que tan sólo se llegó a levantar una fachada, un torreón y algunas dependencias.
El castillo tiene hasta su propio puente levadizo sobre el Orxas. Ambas arquitecturas están abandonadas hoy día y el musgo campa a sus anchas por sus ancianas piedras.
El Bosque encantado de Aldán ofrece un escenario que hechiza e inspira al visitante envolviéndolo en un halo de misterio y sigilo.