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Como crear tu propio Jardín Zen en casa

Si hay una tradición que nos desvela el placer por las pequeñas cosas esa es la japonesa con su filosofía del zen y el budismo. De hecho, también la literatura, en especial la poesía japonesa, es reflejo de esta admiración que tiene la cultura nipona por la naturaleza. Más bien por lo que genera en nosotros. Porque, ¿quién no ha cerrado los ojos y se ha imaginado, de pronto, en vuelto por la armonía de unos cerezos en flor? Como si de fondo resonasen los versos de Ueshima Onitsura con su famoso haiku: «De viaje, mirando al cielo, las hierbas del verano calientan mi cuerpo». Pero, ¿y si todo esto fuera posible?

La calma, el zen, esa sensación de paz que se respira en el Monte Fuji. Aquí. Justo en Occidente donde la cultura japonesa está presente desde hace siglos y no se trata solo de la pasión por el sushi, el ramen o el anime y las producciones de Studio Ghibli.

Más allá del ocio y la actividad, de la actividad por y para el consumo, muchos hogares ya han tomado ejemplo de oriente y de su minimalismo, instalando en sus parcelas su propio jardín zen, también conocido como Jardín de Kare-san-sui, que puede traducirse como paisaje seco e incluso espurio.

¿Un jardín? ¿Con su enorme extensión? ¿Cómo es posible? Para empezar, en este caso, las dimensiones no importan. De hecho, uno mismo puede crearse su jardín de estilo japonés dentro de casa, en un pequeño rincón que activará como espacio personal y en el que no necesitamos otra cosa que tiempo y dedicación, ya que estos jardines-escena tienen unas dimensiones limitadas (como mucho 10×30).

 

Quiero un jardín zen, pero, ¿en qué consiste?

Hay elementos clave que no se pueden separar de un jardín zen. Para empezar, este estilo de jardín japonés seco consiste en un campo de arena poco profunda. Arena que se acompaña con grava, rocas e incluso hierba, musgo, pasto cañas de bambú y otros elementos naturales. El imaginario de jardín zen está atravesado por la arena rastrillada. No pueden faltar esas rocas que se colocan en el espacio y alrededor de las que se rastrillan anillos para simular las ondulaciones del agua. De hecho, el agua es uno de los elementos clave de estos jardines.

El sonido de una cascada es uno de los más relajantes, por lo que sería muy interesante introducir una pequeña fuente.

Todo es probar. Al final cada uno, ejecuta su propio formato, pero, lo importante, según la filosofía, es que nos transmita la suficiente calma como para poder meditar.

De hecho, este tipo de jardín ese utilizado como forma de meditación por los monjes Zen japoneses. Impresiona. Más aún si somos capaces de acercarnos a los sentidos y dejar de lado el ruido de la ciudad, en un desapego total hacia el consumo tal y como lo retrató el escritor beat Jack Kerouac en ‘Los Vagabundos del Dharma’:

«Intenta meditar mientras caminas. Limítate a andar mirando al suelo y sin mirar a los lados, abandónate mientras el suelo desfila a tus pies. «

Es importante conocer que, estos jardines simplemente están creados para su contemplación, generalmente desde una terraza o plataforma superior, pero no para pasear por ellos. Por lo que el resultado debería llevarnos, casi de la mano, hacia la introspección y la meditación. ¿Te animas a probarlo? De hecho, existen dos opciones para crear tu propio jardín zen:

  • La primera es la más conocida. Es la creación de un jardín zen en el exterior. Cuidar de él es simple porque no incluye plantas por lo que no necesitamos estar atentos a su cuidado. Tampoco necesitamos una gran casa para crearlo. Basta con un balcón o una terraza en el que poder explorar nuestras herramientas zen.
  • La otra opción es tenerlo dentro del hogar, conocido como jardín zen «bonsái». Su función, al igual que en una gran superficie, es la de proporcionar serenidad y relajación. Estos centros se pueden colocar en una mesa y sirven como elementos decorativos en estancias como el salón, el recibidor, el rincón o ese rincón donde colocar una barra de incienso y abrir un libro.
Necesitamos de lo siguiente:
Un Recipiente circular o rectangular
Un Rastrillo pequeño de madera
La Arena, que  simboliza la plataforma sobre la cual existimos, recicla y transmuta la energía a través de su magnetismo
8 rocas o piedras.
Un Cristal de cuarzo que recibe, almacena y transmite energía positiva, sensación de armonía y equilibrio.
Cañas de Bambú mejor en numero impar ( 3, 5, 7 )
Fuente de agua mediana o grande depende del tamaño del jardín que vayamos a crear
Una figura grande de un Buda
Un jarron transparente para meter las cañas o arena
Las 8 rocas representan los 8  senderos de la sabiduría, por los que el hombre tiene que atravesar para llegar a la iluminación.
1  La fuerza de voluntad para todo lo que necesitamos hacer.
2  La  misericordia en nuestros actos y pensamientos
3  La creación para llevar a cabo las cosas sin dejarlas a medias
4  La belleza  (externa e interna) siguiendo el ejemplo de la naturaleza
5  La tolerancia para ser pacientes y respetuosos hacia todo lo existente
6  El perdón para comprender que nadie es perfecto,
7  La formación para estar atentos para recibir los mensajes
8  El conocimiento para actuar con humildad.
9 Una vez que se recorren estos senderos, se llega al noveno que es el cuarzo (la luz del entendimiento)
Estas nueve puertas, son las que tenemos que abrir, cuando buscamos en nuestro interior, en qué etapa nos encontramos y cómo hemos guiado nuestros actos.
Arena: Neutraliza los malos pensamientos, las actitudes y emociones negativas, favoreciendo a la serenidad. Si la arena es alisada nos recordará el caminar por la playa y los surcos simbolizan los diferentes caminos en la vida.
Rastrillo (pequeño): Lo utilizaremos para «peinar» un acto en la arena fijando la intención, creando situaciones que deseamos como la prosperidad, estabilidad.  También para cambiar las que nos perjudica, como ansiedad y negatividad.
Las velas o Incienso: Sirven para iluminar el jardín con una luz sedante y natural. Dentro del jardín se pueden colocar velas pequeñas aromáticas o de colores.
Podemos cambiar las formas, tantas veces como queramos, retirando las rocas o piedras, alisando la arena, colocando nuevamente todos los elementos y trazando los surcos como símbolo de las nuevas oportunidades para continuar en nuestro sendero.
Los Jardines Zen, Nos permite descansar nuestra mente y concentrarla en un solo punto, tranquilizar la ansiedad, la angustia y los miedos.
Es un reflejo de nuestro Jardín Interior, en la búsqueda del equilibrio, la armonía y la paz interna. Lo ideal es que elijas  el que más te guste, y con el que personalmente te sientas más identificad@.
Es una herramienta de terapia natural, donde te relajaras de manera progresiva y notando los efectos a nivel interior y mental.

Cuando pensamos en un jardín, solemos imaginarnos un espacio verde con plantas y flores. Sin embargo, este tipo de jardín no tiene mucho que ver con un jardín zen, también conocido como jardín seco. A pesar de ello, algunos jardines zen pueden tener algunas plantas. Entre ellas, destacan los helechos, bonsáis o musgos entre otras especies. Ya os indicamos de cómo hacer un bonsái, por lo que podéis empezar por ahí.

Es originario de Japón y entre sus elementos principales se encuentran la grava, piedras y arena. Lo que se busca con ellos, es la relajación, serenidad y meditación.

 

Jardín zen para meditar y relajarse

Se trata de un jardín sin demasiada ornamentación. Se caracteriza por tener pocos elementos, casi rozando el minimalismo. Esto hace que se favorezca la meditación y el relax. Normalmente se peina con un rastrillo para conseguir el efecto de las olas del mar sobre la superficie.

Algunas personas piensan que es algo muy antiguo y que fue creado por monjes. Su objetivo era el de conseguir un ambiente muy tranquilo donde huir del estrés y  poder meditar. Por otro lado, hay personas que aseguran que se trata de una creación occidental basada en costumbres japonesas. La razón es porque los monjes preferían meditar en espacios cerrados y no cerca de un jardín zen exterior.

También podemos hacer un jardín zen interior. Por eso, podemos tenerlo en una habitación espaciosa y usarlo para crear un ambiente relajante. Esto es algo ideal cuando se llega a casa después de un duro día de trabajo o de haber estado sometido a mucho estrés. En nuestro artículo sobre cómo pensar y meditar os dimos las pistas.

Pero tampoco es necesario contar con un gran espacio para crear un jardín zen. Dentro de la filosofía de estos lugares, se pueden encontrar creaciones muy pequeñas. Prácticamente puede servirnos cualquier clase de rincón que tengamos en casa que no esté siendo ocupado.

 

¿Cómo podemos construir un jardín zen en nuestro hogar?

El primero de los pasos que hay que tener en cuenta es establecer el tamaño del jardín zen. Podemos incluso hacerlo en una caja de unos 40 o 50 centímetros si así lo deseamos.

Si lo vamos a hacer en el exterior, se recomienda colocar una malla anti maleza en el huerto. De esta forma evitaremos que crezcan las malas hierbas. Esto es muy importante porque una de las principales características de estos jardines es su limpieza.

El siguiente paso es crear el molde donde irá colocada la grava o arena. Podemos utilizar todo el patio o parte de nuestro jardín, así como toda la caja o una parte solo. Se pueden crear límites con maderas o piedras, procurando que siempre haya el máximo orden posible.

Posteriormente tendremos que colocar la grava o arena que tengamos preparada para preparar el jardín. Hay que hacerlo de manera que toda la arena quede de forma uniforme. Una vez hecho, añadiremos rocas, troncos de árboles, plantas sin flores o musgo, por ejemplo. Esto permitirá que podamos personalizar el jardín, buscando la combinación que queramos. Algo importante a tener en cuenta es no recargarlo demasiado para que tenga un aspecto limpio.

Como uno de los remedios caseros, podemos colocar las maderas o piedras sobre la superficie, semienterradas, colocar musgos en zonas especiales, etc. En este caso, hay que decir que en la imaginación está nuestro límite, pero siempre teniendo presente no recargar el jardín. Debemos buscar la armonía en todos los lugares del jardín.

Uno de los buenos trucos es  pasar un rastrillo de playa sobre la arena o la grava. Podemos simular las olas del mar con movimientos ondulantes o crear figuras, patrones y recorridos que nos gusten. Además, podemos cambiarlas siempre que lo deseemos.

 

Consejos para crear un jardín zen en el hogar

En caso de tener espacio fuera del hogar, crear un jardín zen exterior puede ser bastante interesante. Su mantenimiento es algo muy simple dado que no incluimos plantas.

También podemos tener un jardín interior, los cuales favorecen la relajación. Se pueden colocar en el suelo en una esquina o incluso sobre una mesa. Debemos procurar que se integren en la decoración de la estancia donde se ubicarán. Podemos colocarlos donde queramos, pero deben estar visibles, nunca escondidos. Además, deben respetar las mismas características que los exteriores, es decir, armónicos y limpios.

Según los expertos y en caso de querer hacerlo para el interior, para la construcción de un jardín de estas características, hay que afrontar su creación como si preparásemos el desayuno en una bandeja. La bandeja debe ser de madera, con los bordes de mayor altura que la superficie. Esto evitará que se pueda caer lo que pongamos en el interior.

Además de piedras y musgo, se puede usar un pequeño listón de madera para separar el jardín en dos espacios. Éstos se pueden llegar de materiales diferentes como arena en un sitio y en el otro grava.

Una de las tendencias más decorativas es cubrir la caja con cristal. No debe ser fijo porque así podemos quitarlo para cambiar el patrón que hagamos con el rastrillo sobre la arena. No debe ser un rastrillo enorme, servirá con uno pequeño que podemos encontrar en una tienda de productos de jardinería.

Sobre el cristal se pueden colocar velas, con lo que complementaremos al máximo el jardín. Desde aquí, se pueden incorporar muchas cosas más, pero siempre teniendo en cuenta que no debe ser un espacio recargado.

 

 

Pasos para crear tu Jardín Zen:

 

1. Toma las medidas del tamaño en que quieres hacer tu jardín zen.:

Lo primero, antes de ponernos manos a la obra, es anotar las medidas del tamaño que queremos que sea el jardín zen. Os recordamos que, las dimensiones son como mucho de 10×30 metros. Pero siempre dependerá del espacio que dispones para crear tu espacio de meditación.

2. Construye con planchas de madera un contenedor:

Una vez delimitado el espacio, deberás construir tu propio contenedor a través de tablas o planchas de madera. Es importante que quede bien fijado, ya que, más tarde introduciremos en él la arena y otros elementos naturales. Será la superficie sobre la que recaigan todos los objetos zen. Si no tienes tiempo también puedes comprarla ya hecha. Es recomendable recubrir el fondo del contenedor con un material impermeable como un plástico. Así evitarás que se mezcle la arena con las piedras.

3. Es hora de introducir la arena y las piedras
Ya tenemos la base sobre la que se levantará nuestro jardín zen. Ahora es momento de introducir la arena, las piedras y otros elementos de vegetación, como musgos o troncos. Cada uno que explore su imaginación budista. Es recomendable que las rocas estén dispuestas en grupos de tres, en líneas rectas o en patrones simétricos; que no sean de colores llamativos, teniendo siempre en cuenta la simpleza y el equilibrio.

4. Dibuja ondulaciones en la arena y ¡listo!

Como hemos explicado, la esencia de los jardines zen es que nos evoquen a la naturaleza. En este caso, una vez tenemos todos los elementos introducidos en el contenedor es el momento de crear ondulaciones en la arena a través de un rastrillo. Pueden ser líneas, círculos o figuras simétricas. Lo importante será que simulen las olas del mar, la calma y el zen propio de la cultura japonesa.

La Filosofía Zen se basa principalmente en la búsqueda de la Iluminación, el camino hacia el control de nosotro s mismos, y sobre todo la comunión con la propia naturaleza.
El Jardín Zen representa el camino de la vida, constantemente lleno de cambios, brillo y oscuridad, sombra y luz.
Los jardines zen son de dimensiones pequeñas y están formados por un campo de arena que contiene grava, rocas y algunas veces musgo, cañas de Bambú y otros elementos naturales.
Para los orientales durante la meditación se capta directamente la realidad sin la participación del pensamiento y el lenguaje. 
Representan el universo y están concebidos para inspirar vitalidad y serenidad. Cuando no disponemos de espacio real (terreno, solar) podemos realizar un jardín en miniatura que nos servirá de representación.
FOTOS EJEMPLOS DE JARDINES ZEN: