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Baños de bosque

Los ‘baños de bosque’ o Shinrin Yoku tienen su origen en Japón y su significado literal es ‘absorber la atmósfera del bosque’

Hoy sus propiedades y beneficios, que son muchos, han irrumpido en la agenda de organizaciones de todo el mundo, como parques naturales y otras instituciones comprometidas con la salud, que no dudan en promover su práctica en sus entornos naturales más cercanos. En Japón es ya una práctica plenamente integrada: entre uno y dos millones de personas practican el Shinrin-Yoku según Yoshifumi Miyazaki, uno de los pioneros mundiales del estudio científico de los baños de bosque y autor del libro ‘Shinrin Yoku. Baños curativos del bosque’.

Qué es y qué no es

Es un paseo inmersivo por un bosque no transitado que se recorre de forma pausada con los cinco sentidos. El requisito: dejar de lado la prisa. No hay que recorrer una distancia determinada y tampoco realizar un determinado esfuerzo físico, como lo requiere el senderismo , un baño de bosque puede llevarnos hasta cuatro horas para recorrer un kilómetro y medio. Los ‘baños de bosque’ o Shinrin Yoku tienen su origen en Japón.

Un baño de bosque, por definición, es una excelente herramienta para desconectar de la rutina y los hábitos poco saludables asociados al sedentarismo. No es casual que se recorra en silencio, sin más estímulos que los que ofrece el bosque, aplicando todos los sentidos a los elementos naturales que encontramos por el camino. Su práctica fortalece el sistema inmunológico y reduce un buen número de ‘males’ urbanitas: las emociones negativas, los niveles de ansiedad y estrés, la tensión arterial y la incidencia de infartos.

Son las conclusiones a las que llegó Miyazaki junto con su colega Juyoung Lee, ambos de la Chiba University (Japón), tras testar estos paseos calmados en 600 personas. Entre aquellos que realizaron baños de bosque, la hormona cortisol descendió en un 12,4 %, al igual que la presión sanguínea, que bajó una media de 1.4%. Además, entre los que practicaron el Shinrin-Yoku hubo un descenso en la media de infartos de un 5,8 %.

Entre aquellos que realizaron baños de bosque, la hormona cortisol descendió en un 12,4 %, al igual que la presión sanguínea, que bajó una media de 1.4%

Regreso al bosque

El hecho de que el ser humano, tal y como señalaba Miyazaki, haya pasado el 99,9% de su evolución en ambientes naturales puede explicar también por qué fisiológicamente nos sentimos mejor cuando sincronizamos nuestros ritmos con la naturaleza. El bosque se convierte así en un elemento clave en la salud que, sin embargo, el ser humano está condenando a la desaparición. De ahí la necesidad urgente de cuidar y fomentar los espacios naturales que nos rodean, tal y como promueven cada vez más marcas comprometidas con la lucha del cambio climático.

El baño de bosque cataliza una máxima: lo que es bueno para la salud del ser humano lo es también para el planeta. Pero, precisamente, es la actividad humana la responsable de la deforestación o la pérdida de bosques y selvas que se lleva por delante 10 millones de hectáreas cada año según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Y si peligra el bosque, peligramos todos. 

La actividad humana la responsable de la deforestación que se lleva por delante 10 millones de hectáreas cada año según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

¿Sufres ansiedad, estrés, fatiga crónica, tienes la presión alta, el sistema inmunitario debilitado…? ¡Date un baño de bosque! La ciencia aporta estudios que indican que pasear entre los árboles actúa a modo de medicina, sin efectos secundarios y sin costes sanitarios.

El contacto con la naturaleza es una de las mejores medicinas. Lo experimentamos los que de forma habitual estamos en contacto con la tierra. La experiencia está clara. Un paseo por el bosque, respirar aire puro, disfrutar de sus sonidos y también de su silencio, sus olores… mantiene nuestros sentidos despiertos, sosiega el ánimo, abre los pulmones y regenera, en definitiva, todo el organismo.

En Oriente conocen muy bien los beneficios terapéuticos de darse un paseo por el bosque y, desde hace unas tres décadas, se viene expandiendo la práctica del Shinrin-yoku, término japonés que se puede traducir como «baño de bosque». Una nueva disciplina se ha ido desarrollando en la última década, la denominada medicina forestal, que ha llegado también a nuestro país y que investiga para aportar más conocimiento sobre cómo los bosques son una fuente de salud.

Consiste en pasar un tiempo en el bosque, mejor si este es de árboles maduros, paseando por senderos llanos, que no presenten dificultad alguna. Andar observando el paisaje, también sentarse y practicar la contemplación, disfrutar del silencio. Así de sencillo.

También se pueden realizar ejercicios de respiración y visualización, relajación, meditación, mindfulness, hacer reiki, taichi o yoga. Todas las actividades que ayuden a conseguir un estado de conexión con uno mismo y con el entorno son bienvenidas.

SUS EFECTOS TERAPÉUTICOS

Ganar en salud y bienestar, y prevenir la enfermedad, es en resumen de lo que aporta el tomar unos «baños de bosque.

Los beneficios psicológicos también han sido corroborados por los estudios de medicina forestal. Se relacionan, sobre todo, con la disminución de las emociones negativas: bajan los niveles de ansiedad, los síntomas asociados a la depresión, a la fatiga…

Los paseos por la naturaleza centenaria incrementan la sensación de tranquilidad y aportan un nuevo vigor corporal. Porque allí hay que apagar móviles, evitar conversaciones tóxicas y centrarse en el olor de las plantas, los ruidos de las hojas y las texturas y colores de todo lo bello que nos rodea.

1. DISMINUYE EL CORTISOL Y EL ESTRÉS

Japón, el país del estrés, ha vuelto la vista hacia la naturaleza para intentar recuperar el equilibrio. Millones de ciudadanos practican las terapias de bosque para reducir sus niveles de estrés. Tantos, que ya están incluidas en su medicina tradicional.

2. BAJA LA TENSIÓN ARTERIAL

Mientras se camina entre la naturaleza, con una actitud contemplativa, los sonidos y los olores que se perciben provocan una activación suave del córtex prefrontal y del sistema nervioso autónomo, a la vez que disminuye la tensión arterial. Todo ello contribuye a un estado de saludable bienestar y de relajación.

La agencia forestal de Japón mide la tensión arterial antes y después de la caminata para que puedan comprobar la eficacia.

3. UN BUEN PROTECTOR DEL CORAZÓN

Dos científicos de la Chiba University, de Tokio –Miyazaki y Juyoung Lee– han estudiado los beneficios del contacto de la naturaleza a todos los niveles para nuestra salud.

Los que participaron en el estudio, frecuentando los bosques vieron cómo se redujeron los niveles de tensión y otras variables que mejoraron su salud cardiovascular. El estudio afirma que entre los que practican el Shinrin-yoku hay un descenso del 5,8% en los infartos.

4. ALIVIA EL DOLOR CRÓNICO

El equipo de investigadores coreanos liderados por el Dr. Han analizaron el efecto de los baños de bosque en pacientes que padecían de dolor crónico, fatiga crónica o fibromialgia. Se evaluó la efectividad de un programa de baños de bosque unido a otras actividades complementarias (relajación, musicoterapia…), y se comprobó que los participantes obtenían mejoras psicológicas con disminución del dolor y mejora del estado de ánimo.

5. FORTALECE EL SISTEMA INMUNITARIO

Los estudios del Dr. Qing Li, inmunólogo de la Escuela de Medicina de Tokio, indican que los compuestos volátiles emitidos por los árboles son beneficiosos para las defensas.

Al pasear por un bosque, se respiran estos compuestos que, a su vez, aumentan significativamente la concentración en sangre de las células N.K. (del inglés Natural Killer), un tipo de glóbulos blancos que contribuye a la lucha contra las infecciones y el cáncer.

6. MEJORA LOS TRASTORNOS DEL SUEÑO

Después de la terapia forestal se experimenta una mejora en la profundidad, en el tiempo y en la percepción de calidad del sueño.

Se ha comprobado también que si los baños de bosque se llevan a cabo hacia la hora del atardecer, incrementa la mejora en el sueño nocturno en personas con dificultades para dormir, ya que la relajación que se produce por la menor necesidad de oxígeno del córtex cerebral es fisiológica y psicológica.