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20 Cosas míticas y antiguas que has probado si eres de Vigo

* 20 Cosas «Míticas y antiguas» que has probado si eres de Vigo

Da igual si eres nacido entre los límites municipales o vigués de adopción, si tu árbol genealógico se hunde por las parroquias de la ciudad o si eres de los que tiene aldea en Ourense, seguro que has probado alguna de estas 20 cosas.
Porque los vigueses, a parte de unas expresiones y vocablos propios, tenemos una historia vinculada a nuestra gastronomía, como buenos gallegos.
Bares que aún existen, otros ya desaparecidos y negocios que han pasado de una a otra generación forman parte del listado de «míticos» locales de la ciudad donde has parado en algún momento.
Un bocadillo, una empanadilla o una bebida algunas veces hablan más de una ciudad que sus monumentos.
Las ciudades van más allá de sus calles, de sus instituciones o de sus paisajes; muchas veces, el sentimiento de pertenencia se dibuja con otros detalles que están más escondidos pero que son de sobra conocidos por los que habitan en ellas.

Una lista de cosas que, si las has probado, son buena prueba de que eres de esta ciudad: VIGO

1. Un chupito en O Ovo

De las pocas cosas que quedan en pie de aquel «vinos» que era epicentro de la noche viguesa es O Ovo, un local pequeño, sin una gran cartelería que anuncie su presencia, pero que esconde tras la barra uno de los chupitos más característicos de Vigo.

Porque por la noche te puedes tomar un chupito en cualquier parte, por supuesto, y la carta de bebidas del local dispone de todos los clásicos de un trago, licor café incluido. Pero el chupito de O Ovo más popular es fuente de viguesía: un huevo duro mezclado con mistela, un vino dulce; la sal y la pimienta son a gusto del consumidor.

2. El bocadillo de jamón asado de O Porco

Sin salir del Casco Vello y sólo unos portales más arriba de la calle Real, la zona de vinos ofrece uno de los mejores bocadillos de jamón asado de la ciudad. La taberna O Porco es uno de esos locales que mantiene la esencia enxebrede los bares de toda la vida, alejado de la pomposidad de los nuevos negocios.

De su cocina salen riquísimas tapas de oreja y abundantes platos de lacón con grelos, pero el bocadillo de jamón asado es una referencia en la zona, el manjar perfecto para carteras jóvenes que comienzan la noche llenando el estómago para subsistir varias horas. La receta, por simple, no es menos atractiva: el jamón en su punto, en pan de bolla y con una salsa marca de la casa con regusto picante.

3. Un bocadillo nocturno en el Only One o en el Rin Ran

Antiguo local del Only One, ahora cerrado. Imagen: Google Maps

Una barra que daba a la calle, una misma plancha donde se mezclaba pollo, hamburguesa, salchichas y queso, y dos personas dentro de un pequeño local trabajando a destajo. Así era la hamburguesería Only One, en el número 2 de la calle Uruguay, centro de peregrinaje nocturno a la salida de las discotecas.

En escasos metros, se acumulaban decenas de personas tratando de ser atendido a altas horas de la madrugada en el ya cerrado negocio, reabierto posteriormente con otro nombre, The New Only, y en otro local algo más espacioso. Los más clásicos pedían su Only One, la hamburguesa estrella que tomaba el nombre del local, un Only Pollo o, los más atrevidos, la hamburguesa Big One.

Otro clásico de la noche viguesa es la bocatería Rin Ran. En la calle Churruca y al lado de la Iguana Club, se convierte en punto de encuentro para las primeras horas de la noche con una carta repleta de bocadillos, sándwiches, perritos y hamburguesas.

Abrió en 1990, cuando en Churruca todavía no existía su vecino templo del rock y la zona sólo ofrecía un local de copas, el Arco da Vella. Lo hizo como mesón, pero poco a poco fue tornándose en una bocatería que ya es una referencia de la noche viguesa. Como referencia es su bocadillo de calamares, el producto estrella.

4. Un Lourdes del Papos

Bocadillo Especial Lourdes (mi favorito del Papos)

Alejado de la zona de ocio nocturno, en la calle Venezuela, el Papo’s es otro de los clásicos de Vigo. Su local original, enfrente de Salesianos, no brilla por su amplitud, casi todo lo contrario, pero sus bocadillos bien merecen la pena hacerse un hueco.

Abierto desde 1982, su carta ha ido modificándose, ampliándose, pero girando en torno a su «favorito»: el Especial Lourdes. Bautizado así en homenaje a su creadora, fue pionero en los bocadillos que se salían del guion marcado por las tristes lonchas de fiambre: pollo, queso, jamón york, beicon, lechuga, espárragos, mahonesa y tomate restregado. Y todo, en un pan que potencia los ingredientes del bocadillo referencia en Vigo.

Además de su local en la calle Venezuela, se puede disfrutar del Lourdes de Papo’s en dos centros comerciales, el Gran Vía y el de Ramallosa, y desde este verano, en Panxón.

5. Las ostras en A Pedra en Fin de Año

Foto: @ostrerasdelapiedra  

Cualquier día del año es bueno para ir a la zona del mercado de A Pedra y comer unas ostras, pero el momento más especial es hacerlo después de salir en Fin de Año. A la estampa de los bares repletos cuando amanece el día 1 de enero con el chocolate con churros en las mesas, o cualquier tipo de comida que asiente el estómago después de toda la noche, en Vigo se suma la de los restaurantes de la calle Pescadería con clientes que llegan de «empalmada» para degustar unas ostras.

Trajes con corbatas desanudadas, smokings alquilados para el día, vestidos de fiesta y zapatos de tacón se mezclan ese día con el trajín de los camareros. Una tradición que tiene un punto arriesgado; y es que las ostras no son el alimento más digestivo de nuestra gastronomía, por lo que el porcentaje de que te siente tan bien como proyectas en tu cabeza no es muy alto después de una noche donde la bebida es el plato principal.

6. Las empanadillas de A Tapa do Barril

Foto: A Tapa do Barril

«Las mejores empanadillas de Vigo», presumen en su web. Y, seguramente, lo sean. Al menos, son las más populares en Vigo. Su local en López Mora siempre ha sido lugar de peregrinaje desde todos los puntos de la ciudad para disfrutar in situ de su receta casera. El paraíso de la empanadilla es, además, un templo de los sabores con los que rellenan la masa, desde lo más tradicional a lo más original.

Desde hace un par de años, ya no hace falta acudir hasta el número 63 de López Mora para degustar una empanadilla de A Tapa do Barril a un local más amplio que abrió en 2008. Hoy, es posible adquirirlas en pleno centro, en la Puerta del Sol, además de haber habilitado un envío a domicilio.

7. Empanadilla y tortilla del Carballo

Fotos: O Carballo

Si hablamos de empanadillas, Vigo también presume de O Carballo, que cuenta con tres establecimientos en la ciudad. El del centro, el Carballo 1, en Manuel Núñez, se convirtió en un lugar de referencia para el aperitivo de media mañana para los que trabajaban en la zona.

Sus empanadillas rellenas de ternera gallega se venden desde hace 50 años sin parar, rondando las 300 unidades al día, para consumir en barra o en una mesa. Además, se puede acompañar de un pincho de tortilla, otro clásico del local, que también se puede encontrar en la avenida de la Florida 7 y en Gregorio Espino 13.

8. El pincho de tortilla del Cosmos

Y si hay que hablar de tortilla, es la del Cosmos la que se enarbola como la «más viguesa». En su terraza, casi siempre repleta, en la Plaza de la Princesa, no faltan las cañas y la tortilla como pincho que, como garantía de calidad, por la tarde sólo se sirven a partir de las ocho, cuando se abre la cocina y se puede servir recién hecha.

Más allá de como acompañamiento gratis a la bebida, también se puede degustar su tortilla recién hecha en un pincho o entera. La cuestión es que, al menos en el centro de la ciudad, su plato estrella no tiene rival.

9. Jugar al futbolín y pedir un «súper dos» en Escalera

Hace años, Vigo tenía un templo del futbolín: Escalera. Un bar en el que, salvo la barra, donde se acodaban multitud de jóvenes con botellines de cerveza y copas que se compartían con el «súper dos», y unas pocas mesas, estaba dedicado al invento del gallego Alexandre de Fisterra.

Las horas en aquel local de suelo irregular en la calle Ecuador pasaban al ritmo de las partidas que no cesaban en todas las mesas, donde el siguiente pedía el turno con depositando una moneda en uno de los bordes del futbolín y se jugaba sin «bola».

El arte del giro de muñeca y una cerveza con riesgo de caída por el impacto de una bola despedida hizo de Escalera un referente para varias generaciones.

10. Una hamburguesa en Código de Barras

Durante los 90 y principios de la primera década del 2000, Código de Barras se convirtió en elafter preferido para cerrar las noches viguesas muy cerca de Samil. Situada en la Avenida de Europa, esta discoteca ya desaparecida ofrecía música, un techo con espejos y la posibilidad de tomarte una hamburguesa o un bocadillo con el que irte ya «desayunado» a casa.

Sus instalaciones ya son historia. En enero de 2021, se hacía efectivo su derribo para dejar espacio para la construcción de un largo paseo con carril bici que conectará la Plaza de América con Samil.

11.Chocolate con churros del Bonilla

Antes de que existiera Qué churros, Filipo y Vigo Churros, antes de que las plataformas de envío de comida te lo sirvieran a la puerta de casa, había un templo de los churros en Vigo: Bonilla. El local original estaba en la calle Darío Álvarez Blázquez, con sillones rojos de escay pegados a la ventana y con vistas al lateral del teatro García Barbón, pero desapareció en los años 80, cuando se mudó a la calle Marqués de Valladares. Actualmente el Bonilla de Vigo es famoso por tener el mejor chocolate y churros de toda la ciudad y esta en la calle cuba.

12. Helados de Di San Remo en la playa de Samil

Sus máquinas para sacar los recibos fueron una auténtica revolución en el Vigo de los años 80 y 90. Y sus helados, un clásico de todo vecino que acudiera al arenal tanto en verano para disfrutar del sol como en invierno, para desgastar ese paseo y las zonas de esparcimiento de la zona. La proliferación de heladerías con el paso del tiempo y la llegada incluso de firmas aterrizadas desde Italia han multiplicado la competencia, pero Di San Remo cuenta con una ventaja clave: su ubicación, al pie de la arena en Samil.

13. Churrasco de Matamá, ya extinguido

Para gustos colores y para vigueses, lugares donde comer un buen churrasco. En la ciudad no son pocos los locales especializados en ello, como te contamos en nuestra lista. Pero sin duda más de un vigués recuerda los peregrinajes a la parroquia de Matamá para ir, cacerola en mano, a por esa carne jugosa recién asada en el mítico Churrasco Matamá, hoy ya extinguido.

14. Tus Bocatas para las noches largas : Tus bocatas, «el Tus»

Las noches en la zona de Areal de marcha, en aquellos tiempos en los que el covid no existía, no hubieran sido lo mismo sin el Tus a los pies de esa larga escalera de bajada. Precios económicos, combinaciones populares y rapidez son los puntos fuertes de esta bocatería. Abrieron en 1985 y cuentan con los básicos de siempre, hamburguesas o perritos. A la parrilla, José Manuel Domínguez.

15. Pulpo y otras viandas en : La Aldeana

Oscar Vázquez

Ellos fueron de los pioneros de la ciudad en contar con la visita de una pulpeira en sus puertas. Su ubicación en pleno corazón de la ciudad, sus tapas tradicionales y esas raciones sobre plato de madera. La tradición familiar está ahora en las manos de Los hermanos Antonio y Manuel David Domínguez, cuyas tortillas son otro clásico del local, en Rosalía de Castro. Los fans del local están de suerte, porque el éxito les ha llevado a ampliar el local para multiplicar espacio y servicio.

16. Los gofres de Príncipe:

Un pequeño local pero que tiene una larga y gran historia en la ciudad de Vigo. Donde hacen unos gofres riquísimos (a mi me encantan) , además lo cerraron pero recientemente volvió a abrir con nuevos dueños. Eso si, tener cuidado con las gaviotas jaja.

17. Bocata de calamares de Rin Ran

Oscar Vázquez

Es un clásico en cuanto a bocatas de calamares en la ciudad y ofrece tres opciones: el simple, a 4,30, el completo, con queso, ajo restregado, lechuga, tomate o mayonesa por 4,90 y el calamares con ali oli y cebolla frita por 4,50. De ellos daban buena cuenta en los años de la movida toda la gente que salía por la zona de Churruca. Tienen perritos, hamburguesas y sándwiches, pero el más reclamado es el de calamares, que limpian, trocean y fríen en el local. Al frente están Elsa Fernández y Juan Davila.

18. Empanadas y manos de chocolate de la desaparecida Rufino

M. MORALEJO

Los nostálgicos fans de la empanada lo tienen claro: la empanada de Rufino no tenía comparación en Vigo. Había dos versiones, normal u hojaldrada, y multitud de rellenos para elegir. Las de chocos, sin ir más lejos, eran una delicia. También eran típicas entre los más pequeños sus manos bañadas en chocolate, un dulce con la forma anatómica del que disfrutaron varias generaciones.

19. Las trufas de chocolate rellenas del paseo Alfonso:

Cuantas veces las he comido!, pues todos los invierno sentada en el mirador del olivo….!!!!!!!!!!, riquísimas, la dueña cerro por jubilación pero recientemente lo reabrieron otros chicos pero siguen manteniendo la misma receta, las mejore trufas de la ciudad sin ninguna duda!!!!.

20. Mejillones en la Taberna A Mina