Boticaria García es doctora en farmacia, nutricionista y una de las divulgadores científicas más reputadas.
Ha recibido el Premio Estrategia NAOS otorgado por el Ministerio de Consumo y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición.
También la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad reconoció su trayectoria en 2023.
Su último libro, Tu cerebro tiene hambre (Ed. Planeta), nos descubre que lo que comes tiene mucho que ver con tu cerebro, los adipocitos, la microbiota, el músculo, los genes, el cortisol y otras hormonas que pueden llevarte a ganar peso y grasa y perder salud.
Entender por qué nuestro cuerpo prefiere una palmera de chocolate a un plato de brócoli es más importante de lo que crees.
Te ayudará a controlar los mecanismos del hambre y a distinguir entre el hambre emocional, social, fisiológica, ambiental y otras más. Boticaria García nos lo explica en esta entrevista:
¿ES DIFÍCIL ADELGAZAR?
Cuando hablamos de perder peso y grasa parece que todo depende de la alimentación y el ejercicio. Y la realidad es que estamos pasando por alto el cerebro, el cerebro hambriento.
¿QUÉ OCURRE EN NUESTRO CEREBRO CUANDO TIENES HAMBRE?
¿CUÁL ES LA HORMONA QUE REGULA EL HAMBRE?
Nosotros tenemos unos adipocitos, que son unas células que funcionan como almacenes de grasa, es la célula «patito feo» del organismo. El adipocito sirve para mandar mensajes de hambre y de saciedad. Hay una hormona que se llama grelina, que sale del estómago, y que te dice «tengo hambre», y otra que se llama leptina, que sale del adipocito y dice «frena, deja de comer». Cuando ese adipocito está inflamado porque hay un exceso de grasa y no le llega el oxígeno, no manda bien esa señal de saciedad. Es decir, que una persona con obesidad no recibe bien la señal de saciedad. Y cuando dices «vaya gocho, es que este tío es un ansias», es que su cerebro tiene hambre. Y esto es un problema y hay que entenderlo para empatizar, para no abundar en ese estigma y ofrecer a las personas las herramientas que necesitan.
¿QUÉ PASA EN EL CUERPO CUANDO TIENES HAMBRE?
Hay distintos tipos de hambre. El hambre hormonal (el del adipocito alterado), el hambre fisiológica (el normal), el hambre emocional que es el hambre del cortisol que cuando llegamos a casa de trabajar súper estresados nos lleva al azúcar. Además, cuando tienes esa ansiedad, ese estrés, ese cortisol lo que hace es también alterar la leptina. El aburrimiento también da hambre: te falta dopamina. ¿Y dónde vas a buscarla? No en el brócoli ni en las lentejas, sino en productos con mucho azúcar, sal o glutamato que me estimulen.
¿QUÉ OTROS TIPOS DE HAMBRE HAY?
El hambre ambiental, que es el que yo llamo el hambre de «culo veo, culo quiero». Veo que te estás comiendo esa palmera de chocolate y yo, que no tenía hambre, pienso que quiero una. Esa hambre es por la dopamina, esa anticipación del placer. Y, por último, el hambre Dragón Khan. Tú tomas azúcar por la mañana y hay un pico de glucosa y luego está la caída. Y en los estudios que se han hecho recientemente se ha visto que personas que hacen un desayuno azucarado como nos han enseñado erróneamente siempre pueden llegar a comer más de 300 kilocalorías al día que una que no. Y esas 300 kilocalorías al día extra suponen hasta 9 kilos más al año.
¿POR QUÉ TENEMOS HAMBRE SI YA HEMOS COMIDO?
Las personas que tienen obesidad tienen menos receptores de dopamina y segregan menos dopamina al comer. Tú imagínate. Si tú con una palmera de chocolate dices, bueno, ya mi hambre emocional se ha calmado y ya estoy saciada, una persona con obesidad necesita dos palmeras de chocolate porque no segrega suficiente dopamina y, además, no tiene tantos receptores. Esto se ha visto en estudios.
¿CÓMO PODEMOS DEJAR DE TENER HAMBRE?
El único hambre saludable es el fisiológico. Por eso en el libro doy herramientas para cada tipo de hambre. En el hambre emocional y el hambre ambiental, que al final estamos buscando esa dopamina, vamos a buscar la dopamina en otras fuentes que sean saludables. Caminar, llamar a una amiga, quedar con alguien, subir unas escaleras, escuchar música o cantar también genera dopamina.
¿QUÉ HACER PARA COMER SIN CULPA?
Si yo tengo hambre-hambre y llega la hora de comer y me como una ensalada de garbanzos o un filete con verdura me voy a sentir bien. Pero si en vez de haber comido eso, por el estrés y las prisas, como un perrito caliente y una bolsa de patatas fritas entras en ese Dragon Khan. Para que no tengas picos de glucosa hay que tomar la fibra que va a hacer es un gel en el estómago, alimentar a tus bacterias buenas y saciarte.
¿EXISTE ALGUNA PASTILLA QUE QUITA EL HAMBRE?
Va a llegar la pastilla que te quita el hambre. Lo que hace esta medicación es que le dice a tu cerebro que estás saciada mediante otras hormonas que se llaman incretinas que llegan a los receptores de las leptinas y activa la señal de saciedad aunque no hayas comido nada. Hay fármacos en estudio con los que se pierde el 25 por ciento del peso.
Y eso para una persona que pesa 120 kilos es un gran avance. Eso sí, con los fármacos sólo no vale.
¿QUÉ COMER CUANDO SE TIENE HAMBRE O QUÉ DIETA DEBEMOS SEGUIR?
Lo primero comer despacio, hay que masticar bien porque se segregan compuestos que hacen que se segregue la leptina. Por eso yo soy contraria a las dietas de batidos, porque no son saciantes. Lo que más deberíamos comer son legumbres y fermentados, frutos secos que te diría cuántos, semillas que son las grandes olvidadas (de lino o de chía y siempre hidratándolas para que pueda salir la fibra o triturándolas. Y todo en un plato pequeño. Lo que se ha visto que funciona en todos los tipos de dietas es la restricción calórica.
¿Cuál es el secreto de la longevidad? Gente que come en general menos calorías, porque realmente tu cuerpo es capaz de adaptarse a con menos calorías a hacer los mismos procesos, con lo cual es interesante.
¿EXISTE EL OBESO SANO?
Hemos oído los casos de personas que tienen obesidad pero las analíticas perfectas. Bien, esto puede ocurrir. Especialmente ocurre en las personas que son jóvenes. Pero esa inflamación que sufre tu cuerpo a largo plazo da problemas y hay riesgo de enfermedades cardiovasculares. Otra cosa es que tú te mires al espejo y aceptes tu cuerpo, que debes aceptarlo, te gustes y quieras tener una vida plena como cualquiera. Pero no podemos confundir la estética con la fisiología. Lo malo de este asunto es que si una persona tiene un problema en el riñón, en el hígado o una enfermedad reumatológica, no se ve por fuera.
Y el problema también está en la palabra obesidad. Que no es adecuada para definir lo que está ocurriendo porque ya tiene el estigma de la estética. Se está trabajando desde las sociedades científicas para cambiarlo y que sea un nombre relacionado con las disfunciones metabólicas.