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Ritos japoneses que hay que hacer al visitar un templo o santuario

Ritos japoneses que hay que hacer al visitar un templo o santuario:

Hatsumode, omikuji, omamori o ema son palabras que seguramente os suenen a japonés, ¡exacto! Habéis acertado.

Son términos japoneses con algo en común: todos ellos están relacionados con alguna de las tradiciones o ritos japoneses que se llevan a cabo durante la festividad del año nuevo fundamentalmente, pero no exclusivamente.

Como sabéis, la sociedad japonesa está colmada de ritos y costumbres ceremoniosas con una fuerte base supersticiosa y religiosa. Todas ellas juegan un papel especial durante los últimos días de diciembre y los primeros de enero.

A pesar de que en Japón la Navidad no es una festividad nacional, ya que el cristianismo lo procesa el 2% de la población, las ciudades se engalanan para la ocasión. Dado que se trata de una celebración importada, la cena de Nochebuena, por ejemplo, se hace en pareja al más puro estilo del día de San Valentín.

Las 108 campanadas de Año Nuevo y otras tradiciones

Para festejar la llegada del Año Nuevo, los japoneses acuden a los templos budistas a medianoche para escuchar 108 campanadas, las cuales simbolizan los 108 pecados terrenales y humanos de la tradición budista.

Con el fin de poder dar paso a un nuevo ciclo de sufrimiento y reencarnación que comienza con el nuevo año, hay que deshacerse de los pecados del año anterior y empezar el presente año purificados.

A la primera visita a un santuario sintoísta en el Año Nuevo se le llama hatsumode y se alarga hasta mediados de enero.

Hay numerosos ritos que se llevan a cabo durante el hatsumode para purificar el alma.

Además de escuchar las campanadas, cuando vamos a un templo también es tradición en primer lugar lavarse las manos y la boca en las fuentes con agua fresca que hay a la entrada de cada enclave religioso.

Después es el turno de continuar con el rito de la purificación «bañándose» en el humo que deja el inciensorezar o pedir deseos delante del honden (el interior del santuario) echando una moneda y dando dos palmadas, y si hay una campana delante del templo, hay que finalizar la visita haciéndola sonar una vez.

También es costumbre entre los japoneses devolver los amuletos comprados el año anterior para que sean quemados por los sacerdotes sintoístas y adquirir nuevos amuletos que nos acompañarán durante el resto del presente año.

Habitualmente, a la entrada de los templos hay lugares específicos donde poder devolver los amuletos y tiendecitas donde comprar los nuevos.

Entre los amuletos más típicos que se usan en esta tradición se encuentran los omamori.
Omamori es el nombre que recibe una especie de colgante hecho de tela cuya función es proteger a aquel que lo tenga.

Los omamori suelen estar dentro de una bolsa (omamori-bukuro) de diferentes colores y estampados. Según la creencia, si se saca el omamori de la bolsa y se expone al exterior, éste perderá su “poder” protector, por lo que habrá comprarse otro.

Omikuji

Otra de las tradiciones que se llevan a cabo en los templos y a las que nos ponemos unir consiste en adivinar nuestro futuro a través de los llamados omikuji.

Se trata de un papel en el que viene escrito en japonés la suerte que nos espera para el año nuevo. Para conocerla, primero tenemos que sacar de una caja de madera uno de los palillos que hay en su interior.

Cada uno tiene un código que debemos enseñar a la persona que vende los omikuji y este nos dará el que nos corresponda, dependiendo del código que le hayamos mostrado previamente.

La creencia popular dice que si el omikuji que nos ha tocado indica que tendremos mala suerte hay que dejarlo en las inmediaciones del propio templo, atado junto a otros omikuji. Es muy fácil encontrarlos, están por todos lados. De esta manera, la mala suerte no nos afectará, los dioses se encargarán de ello.

Los tablones de madera ema

Otra de la tradiciones más extendidas y populares entre japoneses y extranjeros que acuden al país para pasar estas fechas es escribir los deseos para el nuevo año en las tabletas de madera ema.

En todos los santuarios encontrarás estos tablones, hay miles de ellos por todas partes. Los santuarios más populares para acudir y realizar todos estos ritos y colgar vuestros tablones de madera ema son: el de Meiji en Tokio, el Fushimi Inari en Kioto y el Sumiyoshi Taisha en Osaka.

Los tablones de madera ema más extendidos tienen un dibujo de un caballo dado que se cree que los dioses iban a caballo, pero también es habitual encontrarlos con símbolos del templo que los ha vendido o de la estación del año en la que se ha comprado.

Daruma, el muñeco sin ojos

El muñeco daruma es uno de los amuletos más conocidos entre la población japonesa. Es muy común regalar uno por un cumpleaños o durante la celebración del Año Nuevo ya que ofrece la oportunidad de cumplir un deseo a aquel que lo recibe.

Es rojo, redondeado, sin extremidades y con una cara con los ojos en blanco. Representa la perseverancia y el esfuerzo ya que aunque se balancea, nunca se cae.

Según cuenta la leyenda, el muñeco representa a un antiguo monje budista indio, fundador del budismo zen y artífice de que la doctrina de Buda llegara a China.

Al parecer, dicho monje se metió en una cueva para alcanzar la iluminación y tras nueve años meditando sin moverse se le cayeron los brazos y las piernas.

Además, él mismo se arrancó los ojos para conseguir concentrarse más fácilmente.

Cuando se pide un deseo hay que pintarle uno de los ojos y si el deseo se cumple, hay que pintarle el otro como muestra de agradecimiento.

Resumen de los ritos japoneses que hay que hacer al llegar a un templo o santuario:

  • Celebrar el Hatsumode y asistir a las 108 campanadas de Año Nuevo.
  • Lavarse las manos y la boca en las fuentes con agua fresca que hay a la entrada de cada enclave religioso.
  • Purificarse «bañándose» en el humo que deja el incienso
  • Rezar o pedir deseos delante del honden (el interior del santuario) echando una moneda y dando dos palmadas
  • Hacer sonar la campana que hay delante del templo.
  • Adivinar nuestro futuro a través de los papelillos omikuji.
  • Escribir los deseos para el nuevo año en las tabletas de madera ema.
  • Y, por último, comprar un omamori o un daruma de recuerdo 😉