1. Nada hacía presagiar que siquiera existiría Disneyland París, pues cuando el parque abrió en California, los 30.000 invitados a la inauguración (entre ellos, Frank Sinatra, Charlton Heston y Sammy Davis Jr. ) , además de los 90 millones de espectadores que vieron el estreno en la cadena ABC, se encontraron con que varias atracciones no funcionaban, con que se les hundían los zapatos en el cemento, todavía húmedo, con que los restaurantes se quedaban sin comida y bebida… Sin embargo, Disney, trabajador incansable, se quedó a vivir allí hasta que todo estuvo perfectamente afinado, y en siete semanas, el parque recibía su visitante un millón.
2. Antes de establecerse en Europa en 1992, Disney estuvo un tiempo sin decidirse entre dos lugares: Marne-la-Vallée, en Francia y ¡la Costa Dorada, en Cataluña! Después de duras negociaciones, la empresa acabó eligiendo París por sus buenas conexiones y su alto número de hoteles.
3. París no es California, ni Florida, donde estaban construidos los dos parques anteriores; no obstante, la sensación de calidez que sienten los invitados (así es como llaman a los usuarios del parque) tenía que ser la misma. Por ello, se realizaron varias modificaciones para proteger al parque del clima parisino, construyendo caminos cubiertos e instalando 35 chimeneas en hoteles y restaurantes.
4. Para la construcción del parque, se contó con todo un ejército de artesanos. Entre ellos, destacó Paul Chapman, especialista en vidrieras, que había trabajado para la Reina de Inglaterra y en la restauración de la Catedral de Notre Dame. Tenía 80 años cuando le propusieron supervisar las del castillo, que representan el cuento de La Bella Durmiente (¡una de ellas incluso cambia mágicamente de una imagen a otra!) Lo que llevo a decir que sí fue la oportunidad de hacer poder sonreír por fin a la gente, después de haber pasado toda la vida creando arte «serio».
5. Hablando de La Bella Durmiente: el castillo en el que descansaba hasta que llegara su príncipe azul, el elemento principal de los parques Disney, es igual en todas partes… excepto en París. Allí, azuzados por la necesidad de crear un monumento que se diferenciara de los múltiples y hermosos palacios europeos, los artistas dejaron volar su imaginación y le otorgaron un aire mucho más fantasioso. Además, lo pintaron de rosa para que contrastara mejor con el habitual cielo gris de Francia, mientras que en el parque de Florida, por ejemplo, el castillo es de color más apagado, porque el cielo suele ser azul.
6. Otro de los elementos básicos de la arquitectura de Disneyland es la calle principal, Main Street. La misma está inspirada en el pueblo natal de Disney, Marceline, en Missouri, y utiliza un «truco» llamado «perspectiva forzada» para crear la ilusión de un espacio mayor. Así, cuando entras al parque, el castillo parece estar muy lejos, aunque sólo se encuentre a unos cientos de metros.
7. Sobre Main Street y la nostalgia de Walt podríamos estar hablando horas. Por ejemplo, puedes buscar en tu paseo la Lilly’s Boutique, bautizada así en honor a la mujer de Disney, y con fotos de los dos en su interior; también encontrarás una antigua barbería (decorada, por cierto, con elementos originales de una barbería de Chicago de principios del siglo XX) en la que suele haber un peluquero trabajando en honor al padre del empresario, que se dedicaba a ese oficio. Por cierto: en otro ejercicio de memorabilia de los que tanto gustaban a Disney, aquel banco donde Disney soñó el parque está expuesto en su parque de California.
8. Disneyland París es un micromundo en el que nada está dejado al azar, y en el que cada elemento está cuidado al detalle. Por ejemplo, si descuelgas el teléfono antiguo que hay en la tienda New Century Notions, podrás escuchar conversaciones entre los lugareños ; si pasas por la gran tumba de mármol del cementerio adyacente a la atracción Frontierland Haunted Manor, escucharás latidos cardiacos; si te acercas a las armaduras del castillo, donde duermen los soldados, notarás que roncan… Como te habrás dado cuenta, el parque entero posee su propia banda sonora.
9. Venga, va, te contamos algunos secretos más (¡nos encantan!) : cerca de la heladería de la calle principal, oirás lecciones de piano que salen del primer piso, y si paseas por los alrededores del pozo de Frontierland, percibirás el ruido que hacen los picos de los enanitos mineros. Por si fuera poco, también el olor del complejo está pensado al milímetro: ¡Fíjate que incluso algunas carrozas del desfile esparcen aromas mientras siguen sus rutas!
10. Y, claro, no te olvides de la magia, que evidentemente, está muy presente en todo el parque: junto a las armaduras, por ejemplo, verás el cuervo de maléfica; si le haces una foto con flash, saldrá con los ojos rojos. Además, fíjate bien cuando, en la cola de una atracción de Main Street, veas el libro de hechizos que contiene la receta para hacer la poción de la manzana envenenada: te darás cuenta de que la manzana… se convierte en una calavera. Y de que en la antorcha que lo ilumina se proyecta una sombra que se asemeja a un cuervo moviéndose…
11. Hablando de seres extraordinarios: ¿te han contado que en el foso del castillo hay un dragón ? Disneyland París es el único parque que alberga a este distinguido huésped, amigo de Merlín, que representa el animatronic más grande del complejo, con casi 23 metros de largo y cerca de 2.500 kilos de peso.
12. Otra cosa que no te puedes perder en el palacio: La Boutique du Château, es decir, La Tienda del Castillo, ¡un lugar en el que siempre es Navidad!
13. ¿Sabías que las reservas de disfraces de Disneyland París son las mayores de Europa ? El parque posee 250.000 trajes almacenados, y cada año se crean unos 5.000 más; ¡algunos necesitan más de 200 horas de trabajo!
14. También los animales, que cumplen roles muy prominentes en las películas de Disney, tienen su sitio en este entorno de fantasía. Por ello, hay un departamento en Disneyland París llamado ‘Vida silvestre’ cuyo cometido es procurar que los muchos animales que están libres por el parque no se metan en «problemas». Hablamos de los adorables conejitos salvajes y de las grandes colonias de gatos, rescatados de refugios, que encontrarás en tu paseo.
15. Y para la última, un consejo Traveler: ¿Sabes que puedes visitar Disneyland prácticamente solo? Si te alojas en los Hoteles Disney que se sitúan antes de entrar al parque o posees el Dream Annual Pass, te dejarán entrar al mismo dos horas antes de la apertura oficial. A pesar de que no todas las atracciones ni los restaurantes se encontrarán abiertos, será una gozada poder pasear por ese mundo fantástico antes de que aparezcan las multitudes, con tiempo para admirar cada uno de los pequeños detalles de los que se compone el acogedor universo que imaginó Walt para niños como tú.