Es tradición visitar la Fontana de Trevi, en Roma, y lanzar una moneda. ¿Pero qué hacen con todas ellas?
Dos veces por semana, varios operarios de Acea, el proveedor de energía y agua de Roma, usan bombas de vacío especiales para succionar las monedas en una sola área.
Luego, una aspiradora especial conectada por un tubo a una máquina cilíndrica las aspira y se transfieren a grandes bolsas blancas.
Tras pesar las bolsas, un voluntario de Cáritas las lleva a un destino secreto donde las monedas se lavan, se secan y se dividen para convertirlas en euros.
Desde hace más de 15 años, Cáritas utiliza una media de un millón y medio de monedas al año.