Por qué la Navidad te pone triste, aunque te guste:
Para muchos, el sentimiento de soledad se magnifica, además de suponer la vuelta de ‘viejos’ conocidos, como el síndrome de la silla vacía.
La Navidad suele ser una época que viene acompañada de cenas familiares y con amigos. Mariah Carey vuelve con su famoso All I Want for Christmas Is You, las calles se visten con luz y quién no disfruta del placer culpable de un buen dulce. Esto es lo que se supone que representa esta época para todos, la felicidad, pero lo cierto es que hay personas que se colocan en el polo opuesto de este sentimiento, llegando incluso a experimentar apatía y una fuerte tristeza.
Esto, de primeras, puede resultar algo raro, pero la ciencia no es ajena al problema. De hecho, se ha acuñado un término para definirlo: depresión blanca o blues de la Navidad, que viene a englobar el estado de ánimo triste o malhumorado que algunos desarrollan por estas fechas.
La psicología lleva tiempo estudiando los cambios de ánimo que se suceden en Navidad. Por ejemplo, hace unas décadas se tenía la teoría de que en esta época del año emperoraban síntomas de trastornos psicológicos y psiquiátricos graves. Si bien, finalmente, investigaciones como la publicada en 2011 por la revista Innovarions in Clinical Neuroscience, demostraron que no tiene influencia sobre ellos, pero sí sobre trastornos del estado del ánimo, es decir, la ansiedad y la depresión.
El drama de la soledad
La soledad se postula así como una de las losas más grandes que soportan muchos de los afectados por la depresión blanca. Como comenta el psicólogo, lo que se fomenta durante estas fiestas es que todo el mundo tiene cenas de empresa, comidas familiares, fiestas con amigos y, cuando una persona no puede ver cumplidos esos «estereotipos«, degenera su sensación de soledad.
Según el Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada, más de dos millones de personas mayores de 65 años viven solas en España, cifra que se espera que ascienda a más de seis millones en la próxima década. Esto es un grave problema de salud pública, dado que estudios recientes han razonado que estar solo y sentirse infeliz son factores que aceleran más el envejecimiento que fumar.
La soledad, no obstante, no es inherente a edades avanzadas. Es algo que puede afectar a cualquier persona en cualquier momento de su vida. Es más, una investigación inglesa, que contó con 2.400 participantes, llegó a la conclusión de que los jóvenes de entre 18 y 25 años tienen las mismas probabilidades de sentirse solos que las personas mayores.
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Sobre este grupo pesa sobre todo la exposición a las redes sociales y, de nuevo, a lo que refería el Medina, el pensar que todo el mundo está disfrutando estas fechas con seres queridos, menos uno mismo. En este sentido, conviene citar un trabajo de profesionales de la Universidad de Temple (Pensilvania, Estados Unidos) y que avala la conexión entre una alta exposición a las redes sociales y el desarrollo de ansiedad social y sentimiento de soledad.
Además, con la pandemia, se han agravado problemas como los duelos que no se han elaborado bien. Todo lo acontecido con la Covid-19 dio a lugar a muertes en circunstancias muy excepcionales, que pudieron provocar en sus familiares y allegados lo que la última actualización del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5-TR) ha denominado trastorno del duelo prolongado.
La Navidad, con sus estereotipos, no haría más que empeorar este tipo de patologías, a las que se suman ‘viejos’ conocidos, como el síndrome de la silla vacía. Sin embargo, existen trucos para mejorar nuestro estado de ánimo y recuperar parte de la ilusión que traían estas cuando uno es pequeño.
Citando la célebre fase de la humorista Erma Bombeck, «No hay nada más triste en este mundo que despertar una mañana de Navidad no siendo un niño».
Tomarse un momento para apreciar lo bueno que nos rodea rompe este ciclo».
Los beneficios de la actividad física sobre el estado de ánimo son de sobra conocidos. Además, no hace falta estar horas y horas en el gimnasio, actividades como caminar ya ayudan a tu cuerpo a generar endorfinas y serotonina. Según un estudio publicado en la revista American Journal of Psychiatry, con una hora de ejercicio a la semana basta para decir adiós a la depresión.