Estamos ante uno de los templos más emblemáticos de Galicia en cuanto a su riqueza artística, su importancia histórica y a su estado actual de conservación: el monasterio de Santa María la Real de Oseira.
Se localiza en el valle del pequeño Río Oseira, en las inmediaciones de la fronteras con Lugo (Chantada) y Pontevedra (Dozón) y a los pies de A Serra do Faro. Por eso es de destacar el hermoso enclave natural donde se erige. Su nombre nos hace pensar en que antaño este valle era más frondoso y parece indicar la abundancia de osos en este lugar.
El monasterio de Oseira se encuentra rodeado por A Serra de Martiñá, el Penedo de Cuncas, Pena Odesa y Loma Choira. Otra vez más vemos la búsqueda de lugares hermosos y apartados para las construcciones de monasterios, al igual que lo hacían los eremitas de los siglos anteriores.
Así se cree que la situación original se localizaba en la aldea de Mosteirón que se encuentra en una zona más alta, lo que probablemente posteriormente obligara a descender a sus moradores para tierras más aptas para el cultivo y más resguardadas.
Su importancia histórica no solo se ve reflejada en su arquitectura y grandeza sino que también se puede apreciar en las fantásticas construcciones y viviendas de siglos pasados (XVII-XVIII) que se sitúan en el camino que llegaba desde Ourense.
Es probable, aunque no probado, que los primeros moradores del definitivo templo fueran los monjes benedictinos. Sin embargo tenemos noticias del cenobio a mediados de siglo XII (1137) y que pocos años después pasó a formar parte de la Orden del Cister bajo dependencia de Claraval, situado en la localidad francesa de Ville-sous-la-Ferté y fundado por el propio San Bernardo a principios de siglo.
Según cuentan desde allí vinieron los primeros monjes para ocupar el nuevo cenobio que poco a poco fue creciendo en dependencias y extensiones gracias a las donaciones noblilarias y de campesinos. Su dominio llegó al este de Galicia e incluso al Oeste, al denominado de aquella Coto de Marín, actualmente en la Ría de Pontevedra.
En los siglos posteriores alcanzó su esplendor hasta que llegado el siglo XV y por las circunstancias históricas que no beneficiaron a los monjes, estuvo al borde de la desaparición.
En 1552 el monasterio de Oseira sufre un gran incendio que lo destruye por completo todos los edificios dependientes. Sin embargo, gracias a Fray Marcos del Barrio, el monasterio pudo ser reconstruido de nuevo.
En el siglo XIX y gracias a su situación el monasterio se mantuvo a salvo de los invasores franceses lo que permitió que fuera escondite para muchos durante esos años. Pero poco más duró el cenobio, ya que en 1820 los monjes fueron expulsados y el monasterio quedó a merced de muchos que lo saquearon quedando en estado de ruina hasta que tres años después volvería a ser habitado de nuevo por varios monjes. Sin embargo en 1835 llegó la desamortización que estuvo a punto de arruinar el monasterio para siempre.
No fue hasta 1929 cuando volvió a instalarse un grupo de monjes cistercienses. En 1966 empezaron las obras de reconstrucción por parte de los monjes y con posterior ayuda de la diputación. Hoy en día tenemos un flamante monasterio que alberga una gran biblioteca y un pequeño archivo al servicio de la cultura.
El monasterio conserva varias dependencias de gran valor artístico como sala capitular conocida como la de «las Palmeras» cubierta con bóvedas estrelladas del siglo XVI y sostenidas con columnas retorcidas. No debemos olvidar hablar de el claustro procesional y la escalera de honor.
La iglesia es una de las mayores de la península del Orden del Cister y consta de tres naves y planta de cruz latina. En la girola encontramos muestra de la influencia de la Catedral de Santiago.
La cubierta es de bóveda de cañón apuntado. En cuanto a la fachada decir que es barroca del siglo XVII en la que destacan los sillares almohadillados y sus dos torreones de dos cuerpos.
Junto al monasterio de Oseira discurre el hermoso y río Oseira que ya desde los orígenes del cenobio fue utilizado para la pesca y la consiguiente alimentación de los monjes. Sobre el río canalizado se puede ver la presa, los pasos y el lavadero, así como dos puentes de fábrica medieval.
Uno de ellos se encuentra eclipsado por el moderno puente de la carretera de Carballiño que da acceso al monasterio. También es posible admirar los molinos utilizados alguno de ellos por los monjes para moler centeno y maíz y que se localizan en esta parroquia y que llegaron a ser más de una docena.
No podemos hablar del Monasterio de Oseira sin dejar de nombrar uno de los alimentos más laureados de la comunidad gallega como es el Pan de Cea cuyo origen se basa en la producción de pan del monasterio desde el siglo XIII.