Una relación muy especial, es la que nos une a los perros, desde tiempos inmemoriales, están a nuestro lado, compartiendo su vida con la de miles de millones de personas que sienten la dicha de haber experimentando la profundidad del amor incondicional que ellos representan.
Hablaremos del perro, desde otros enfoques digamos diferentes, como por ejemplo, desde el punto de los elementos según la medicina tradicional china.
El perro es un animal representativo del elemento fuego, junto al carnero, al ciervo y al ave fénix. Los perros transmiten cualidades de la energía fuego a los seres que conviven con ellos, como por ejemplo, la simpatía, la creatividad, la inspiración y muchas funciones para la cohesión de los grupos sociales. El órgano asociado es el corazón, y su emoción la alegría, que si reprimimos nos dañara este preciado órgano. Los perros cultivan la alegría de vivir, juegan, se divierten, toman el sol…
Los perros como seres de energía fuego, transmiten las emociones positivas de este elemento, como el amor, amistad, cariño, calidez, sinceridad, generosidad, inteligencia, desinterés…
El corazón se refleja en la lengua, el habla es la expresión del corazón, los distintos estados del corazón alteran el habla, es decir, el ladrido o el aullido.
El perro representa al corazón, al Fuego y a la energía Shen ancestral, la energía más pisiquica pura y emocional, según la tradición china, el perro es depositario de una porción de energía Shen de cada órgano.
El perro se sentaba a los pies y a la derecha del emperador, que le aseguraba su equilibrio psíquico, espiritual y físico.
También en muchas otras culturas, como la egipcia, celta, druídica, inca y griega se les confería a los perros, habilidades podríamos decir sobrenaturales como sentir, ver, oler, oír a seres que el ojo humano, no era capaz de percibir.
Por estas habilidades y por su corazón puro, se les vio como los animales, acompañantes de la muerte. Su ancestro, el lobo ya fue visto de esta manera, como gran Guía de almas, dios del inframundo como Anubis, y así otros muchos pueblos consagraron al perro como guía de almas, la diosa celta Epona, los compañeros del dios nórdico Odín, o el azteca Aslotl y el maya Xolotl.
Se consideraba que los perros pueden guiar el alma de los difuntos, en el paso hacia el más allá, por sus habilidades sensoriales y por la pureza de sus corazones, a menudo muchas personas eran enterradas con sus perros, para ese camino, e incluso en Egipto y la época Maya, se momificaban como a sus humanos y tenían un lugar especial en el santuario de la tumba.
A través del aullido, desde la antigüedad se decía, que los perros, comunicaban que alguien iba a fallecer, que eran capaces, de sentir la muerte próxima, de algún ser amado.
Es algo bien sabido en todo el mundo, que cuando aulla un perro alguien muere, se siente en el aire esa tensión especial.
Los perros a través de sus sentidos tan sumamente desarrollados, pueden ver, oir, oler, en definitiva, sentir cosas que escapan del rango de percepción de los humanos. Ellos ven presencias no encarnadas, seres ínter-dimensionales, nuestros cuerpos más sutiles, así como todas las estelas de las emociones y sentimientos.
Los perros nos protegen espiritualmente de entidades etc.
Muchos nos ven, cuando tenemos alguna fisura en nuestros cuerpos más sutiles, como el energético o el emocional, y cuando están lamiéndote o acariciando o simplemente estando en contacto con cierta parte de tu cuerpo, lo que hacen es repararte esa fisura o agujero del astral.
Incluso cuando un perro mordisquea, sin venir a cuento, sin conducta podríamos decir agresiva, sin razón, como un pellizquito, seria para extraerte algo enganchado en tu campo etérico, para limpiarte.
Son seres protectores, además con una fidelidad extrema, que en ocasiones dan la vida por su humano. Los perros protegen la casa, mas allá de los ladrones humanos, protegen la casa, de todo tipo de seres tanto físicos como espirituales.