Ley del espejo: lo que ves en los demás es tu reflejo
A la hora de construir cada paso de nuestro crecimiento personal nos enfocamos en exceso tan solo en nuestro interior, cuando gran parte de lo que podemos aprender reside en el exterior o en nuestro entorno de confianza. Infinidad de leyendas nos enseñaban desde la antigüedad que lo que vemos en los demás nos revela información de lo que somos nosotros mismos.
Muchos han sido los estudios sobre psicología personal que afirman que el exterior actúa como un espejo para nuestra mente. Un espejo donde vemos reflejadas diferentes cualidades, características y aspectos personales de nuestra propia esencia, de nuestro ser más primitivo.
Hablamos de las situaciones que frecuentemente se nos dan en nuestro día a día cuando observamos algo que no nos gusta de los demás y sentimos un cierto rechazo, incluso disgusto. Pues bien, estamos ante la ley del espejo, la cual establece que, de alguna manera, ese aspecto que nos disgusta de determinada persona existe en nuestro interior. ¿Por qué sucede esta experiencia?
Hoy te compartiremos su función y el origen de esta ley.
“La gente solo nos devuelve el reflejo de la forma en que les hablamos.”
-Laurent Gounelle-
El defecto que percibimos, ¿está en el exterior o en nosotros mismos?
La ley del espejo establece que nuestra inconsciencia, ayudada por la proyección psicológica que realizamos durante ese momento, nos hace pensar que el defecto o desagrado que percibimos en los demás solo existe “ahí fuera”, no en nosotros mismos. La proyección psicológica es un mecanismo de defensa por el que atribuimos a otros sentimientos, pensamientos, creencias o incluso acciones propias inaceptables para nosotros.
La proyección psicológica comienza a ponerse en marcha durante experiencias que nos suponen un conflicto emocional o al sentirnos amenazados, tanto interior como exteriormente. Cuando nuestra mente entiende que existe una amenaza para nuestra integridad física y emocional, esta emite como rechazo hacia el exterior todas esas cualidades, atribuyéndoselas a un objeto o sujeto externo a nosotros mismos. Así, aparentemente, colocamos dichas amenazas fuera de nosotros.
Las proyecciones suceden tanto con las experiencias negativas como con las positivas. Nuestra realidad la trasladamos sin filtro al mundo exterior, construyendo la verdad exterior con nuestras propias características personales. Una experiencia característica de la proyección psicológica sucede cuando nos enamoramos y atribuimos a la persona amada ciertas características que tan solo existen en nosotros.
Proyectamos sobre el entorno nuestra propia realidad
La ley del espejo se refleja cuando afirmamos “conocer” muy bien a otras personas y en realidad lo que hacemos es proyectar sobre ellas nuestra propia realidad. Cuando se da esta situación estamos superponiendo nuestra visión proyectada de nosotros mismos sobre la imagen física de dicha persona captada por nuestros sentidos.
Ser conscientes de aquello que proyectamos en los demás nos permite descubrir cómo somos en realidad. El permitirnos tener constancia de este mecanismo mental nos facilita recuperar el control sobre lo que está sucediendo en nuestro interior para poder hacernos cargo y trabajar aquellos aspectos de nosotros que no deseamos mantener o queremos transformar a positivo.
Es imprescindible recordar que todo lo que llega a través de nuestros sentidos lo damos como cierto, sin reconocer muchas veces la parte de interpretación o de subjetividad que hay en ello. Vivimos de acuerdo a esta forma de percibir la realidad, creando distorsiones negativas o que nos generan malestar a la hora de relacionarnos con las personas de nuestro entorno, incluso con nosotros mismos.
Si queremos emplear este recurso natural -el proyectar- de forma sana y plena para obtener un crecimiento interior saludable, la meditación nos ayudará a trazar dicha frontera, facilitándonos el aprender a ver las cosas como realmente son. Siempre recordando la premisa de que “observar dice más sobre el observador que sobre lo que se observa”.
“Pero lo vi… Mi espíritu sin calma era ya de tu espíritu un reflejo. Toda mi alma se espació en tu alma, y en ella viese como en claro espejo.”
-Pedro Antonio de Alarcón-
¿Cómo utilizar la ley del espejo a nuestro favor?
Si quieres aprovechar la ley del espejo para potenciar tu crecimiento personal, el autoconocimiento y mejorar tus relaciones personales, a continuación, te presentaremos un ejercicio práctico que te ayudará a lograrlo.
Lo primero que debes hacer es recordar algún momento en el que te hayas sentido mal por algo que sucedió con otra persona. Por ejemplo, después de tener una discusión. Después de ello, cuestiónate qué es lo que refleja esa situación en ti, para lo cual hay cuatro posibles alternativas:
1. Lo opuesto
Nos perturba interactuar con esa persona que es todo lo opuesto a nosotros. Por ejemplo, si somos muy ordenados y nos molesta el desorden del otro, es posible que lo que realmente nos molesta es que nos exijamos demasiado en cuanto a la organización.
En este sentido, nos toca reflexionar ¿podríamos ser más flexibles con ello? ¿Realmente es tan necesario ser tan rígidos con el orden? ¿Si dejamos de hacerlo sería muy terrible?
2. Similitud en la ley del espejo
Otro escenario posible es que nos moleste una parte de nosotros que no queremos ver. En otras palabras, es algo nuestro que no queremos aceptar y, por tanto, se resiste y persiste. En este caso, debemos reflexionar qué es exactamente lo que nos está doliendo de la otra persona, y luego considerar si nos comportamos de la misma forma en otras situaciones.
Al verlo claramente, esa parte de nosotros dejará de luchar contra nuestra propia sombra y eso será lo que nos ayude a cambiar lo que no nos gusta. Ten en cuenta que sin aceptación no hay transformación posible.
3. Expectativas egoístas
Cando tenemos altas expectativas sobre una situación o persona, y empezamos a notar que no coinciden con la realidad, empezamos a molestarnos. En estos casos, lo ideal es empezar a aceptar que siempre habrá situaciones que se escapan de nuestro control y que la realidad nunca será como queremos que sea. Cuando seamos conscientes de ello, nos quitaremos un peso de encima.
4. Hacer lo mismo que nos hacen a los demás
Sucede cuando nos encontramos a nosotros mismos sintiéndonos víctimas de una persona que nos está haciendo daño, y no nos damos cuenta de que le estamos haciendo lo mismo a otra persona. En estas circunstancias, lo ideal es reflexionar sobre las cosas que nos hacen sentir mal respecto a cómo nos tratan, y luego repasarlas con detenimiento. Pensando si nosotros estamos actuando de un modo similar con alguien distinto. Esto sin duda cambiará nuestra relación con los demás para mejor.
Beneficios que aporta la ley del espejo
Reflexionar sobre la interacción entre la propia percepción y lo que se proyecta es muy útil para determinados procesos. Vamos a ver los más importantes:
- Mayor autoconocimiento: al fin y al cabo, utilizar la introspección siempre es una buena técnica para conocernos mejor.
- Conocer tu lado oscuro: imprescindible para la gestión emocional y aprender a relacionarse de forma sana.
- Desarrollo de la empatía: en el momento que te pones en el lugar del otro, aceptas la imperfección ajena, puesto que también la percibes en ti.
- Equilibrio personal: conectar con tu propia persona ayuda a equilibrar mejor los procesos psicológicos, ya que aumenta la autoconsciencia.
- Despegarse del ego: aceptarte a ti y a los demás en su pura esencia es la clave para colocar tu ego a la misma altura de el del resto de los seres vivientes.
- Liberación del victimismo: dejas de ceder tu poder personal a los otros para empezar a responsabilizarte de tu persona.
Y, en definitiva, más sabiduría y libertad para ti, eso es lo que trae la ley del espejo. Genera conocimiento sobre uno mismo y sobre los demás, libera de muchos sesgos y empodera. Nunca te niegues la introspección, pues es fundamental para la vida diaria.