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Las emociones y la salud

Las emociones están presentes en la vida de todas las personas, prácticamente en todo lo que hacemos y juntamente con el estilo de vida son factores esenciales para la salud.

Ante diversas situaciones que se nos presentan en nuestra vida cotidiana podemos reaccionar con diferentes emociones como ansiedad, temor, tristeza, ira, pesimismo, etc.

¿Cuál es la relación entre las emociones y la salud?

Ante grandes problemas (económicos, divorcio, etc.) o estresores cotidianos sobrecarga familiar, discusiones, exámenes, etc.) podemos sentir agobio, ansiedad y tristeza. Nuestro cuerpo reacciona y se produce la “respuesta de estrés” que a la larga puede causar alteraciones en nuestro cuerpo (herpes, problemas intestinales, cefaleas, resfriados, etc.) y malos hábitos (fumar, beber, dejar de hacer ejercicio, etc.), que también perjudican nuestra salud.

No obstante, las investigaciones revelan que no son los acontecimientos estresantes en sí los que nos producen problemas, sino la valoración y el afrontamiento que hacemos de ellos. No todas las personas se toman igual lo que les sucede.

¿Sabías que puedes mejorar tu salud y prevenir antes de enfermar?

Tener salud depende de la interacción de varios factores:

Biológicos: genética, alteraciones del organismo, etc.

Psicológicos: emociones, pensamientos, conductas,estilo de vida, etc.

Sociales: apoyo social, relaciones familiares, amistades,etc.

¿Qué son las emociones? Tanto las emociones positivas (alegría, amor, etc.)como las negativas (miedo, ansiedad, ira, etc.) son necesarias ya que nos ayudan a adaptarnos a las situaciones importantes. Sin embargo, cuando las emociones negativas son excesivamente intensas o duraderas pueden perjudicar nuestra salud, pues al activarnos en exceso, nos hacen más vulnerables a contraer enfermedades. En cambio, las positivas favorecen nuestra salud.
¿Qué debemos hacer para equilibrar esas emociones?

Tal vez la forma más adecuada sea expresando la alegría y el amor y colmando nuestra vida de estímulos y motivaciones que nos hagan crecer.
Lo más importante es valorar la vida fomentando nuestras relaciones familiares y sociales, de pareja, hacer cosas que nos hagan sentir bien o estar más en contacto con la naturaleza.

Cuando experimentamos entusiasmo, alegría y optimismo lo reflejamos en nuestras actitudes y de esa forma mantenemos altos nuestros pensamientos y será mayor nuestro bienestar, pero las emociones negativas intensas pueden provocar acciones físicas y de esa forma perjudican nuestra salud.

Estudios revelan que las personas con desórdenes emocionales presentan más problemas físicos crónicos.

En la actualidad, para nadie es un secreto el papel que desempeñan las emociones humanas en la concepción de la salud integral y, desde luego, en el desarrollo de las enfermedades.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que más del 90% de las enfermedades tienen un origen psicosomático; de hecho, las características de personalidad, el manejo que tenemos de las emociones y la manera de lidiar con el estrés, conflictos, fracasos y frustraciones pueden potenciar o desarrollar diversas enfermedades.

Las investigaciones revelan que no son las situaciones estresantes en sí las que nos producen problemas sino la manera o la actitud que adoptamos para afrontarlas.

Un gran ejemplo de esto fue la vida de Jesús cuya estrategia de afrontamiento más importante fue siempre la esperanza junto con el amor y la fe. El no permitió que sus emociones dictaran a sus decisiones. La práctica de sus enseñanzas constituyen los pilares fundamentales para el desarrollo de la espiritualidad.

Para cambiar nuestros estados emocionales es importante cambiar nuestra manera de pensar. ¿Pero cómo podemos hacerlo?…

Cambiar desde adentro….

Dejar de lado nuestros modelos internos y abandonar modos negativos de pensamiento y comportamiento. Aprender una nueva forma de pensar elevando nuestra mirada hacia lo verdadero, hacia un sentido más espiritual.

Si nuestros pensamientos están en orden, nuestras emociones se alinearán y reflejaremos armonía, seguridad y una mejor calidad de vida.

Dalai Lama, maestro espiritual tibetano, expresa: Como las emociones son estados mentales, el método para manejarlas debe venir de adentro nuestro. No existe otra alternativa. No pueden ser liberadas por técnicas externas.

Debemos entrar en nuestro interior para disolver la causa mental.
Todo lo que queremos resolver está en nuestra naturaleza interior, dentro de cada uno de nosotros.

Parte fundamental del sentirse bien tiene que ver con la mente , de hecho los pensamientos y el diálogo interior están directamente relacionados con las emociones que puedas sentir.

En este sentido tienes poder para estimular sentimientos que apoyen tu bienestar, guiando tu atención hacia aspectos positivos de la vida. Mente y cuerpo están directamente vinculados, siendo de especial importancia para el bienestar físico la suma de estados emocionales y la forma cómo sean manejados.

El tener una buena salud mental te capacita para funcionar bien en la vida cotidiana, a la vez que percibes el mundo de forma constructiva; esto hace que sientas confianza para enfrentar desafíos, aprovechar oportunidades y disfrutar la vida.

Pasos para lograr bienestar psicológico y emocional:

Dormir bien . Esto es muy importante, pues el dormir restaura mente y cuerpo. Vete a la cama a la misma hora todos los días. Practica hábitos que te ayuden a tener un sueño reparador para evitar sensaciones de cansancio, confusión o ansiedad durante el día.

Refréscate y descansa . Permítete experimentar momentos de descanso estando despierta, por ejemplo mirando las nubes u observando un paisaje y dejándote llevar. Que tu mente vuele tranquila. Sueña despierta. Puedes agregar otras formas de meditación, todas ayudan a este propósito.

Comparte intereses . Aprovecha aquel hobby o área que te entretiene, entusiasma y apasiona. Únete a grupos de personas a quienes les atraiga lo mismo, comunícate y escucha , participa. Esto ayuda a crear un sentimiento de pertenencia.

Disfruta . Date tiempo para expresar espontaneidad, como la de un niño. Incentiva momentos de creatividad, asombro y curiosidad. Acaricia tu mascota, comparte un juego de igual a igual con tus hijos, baila a tu manera, siéntete libre.
Vive el presente . Participa del momento al máximo. Hazte consciente de los aromas, colores, texturas y sensaciones. Siente el calor del sol al rozar tu piel, las caricias y el aroma de las burbujas de jabón al lavarte las manos, la suavidad e inocencia de tu mascota al acariciarla.
Involúcrate con otros . Alimenta tus relaciones , está atenta a personas afines. Apoya, comparte, hazte presente cuando te necesiten. Ayúdense a buscar soluciones, lloren, rían y disfruten juntos.
Pide y acepta ayuda . Más allá de circunstancias personales, siempre hay momentos donde requerimos la asistencia de otra persona para solucionar un problema. Por eso cuando necesitamos guía, apoyo y orientación extra, es importante que estemos dispuestos a pedirlos. Puede ser tan sencillo como pedir un abrazo, llamar a un amigo para que cuide a los niños cuando tengas una cita médica, o acudir a un terapeuta especializado en el área que quieres mejorar.
Realiza actos de generosidad . Da las gracias a esa persona a quien tienes que agradecer; una sonrisa acogedora a quien está triste; un abrazo cálido a quien está asustado; haz voluntariado. Nada es pequeño al expresar amor
Libera estrés . Aparte de descansar y meditar, ayuda hacer ejercicio, disfrutar de la naturaleza, bailar, cantar, reír a carcajadas, practicar sexo. Elije las actividades que sean de tu gusto personal y realízalas a diario.
Cuídate bien, ámate . Date apoyo. Energízate . Todos los días procura comer sanamente, descansar lo suficiente, mover tu cuerpo. Estimula buenos pensamientos, está atenta a las soluciones y a las personas positivas. Reconoce y ensalza los actos generosos y los avances positivos logrados en el mundo cada día.

Potencia tus emociones positivas, ganarás salud:

  1. Además de cuidarte físicamente, debes conocer como funcionan tus emociones, pues son muy importantes para tu salud.
  2. Aprende a reconocer, expresar y manejar tus emociones negativas.
  3. Valora los problemas de manera realista, no los magnifiques, dales la importancia que tienen.
  4. Aprende a relativizar: no merece la pena sufrir por pequeños contratiempos (atascos, discusiones, cambios de última hora…).Los problemas forman parte de la vida y resolverlos también. Adopta una postura activa para afrontarlos.
  5. Potencia tus emociones positivas: valora lo positivo de tu vida, disfruta de las relaciones sociales y familiares, haz cosas que te hagan sentir bien.
  6. Tener pensamientos negativos está relacionado con una peor salud. Practica el optimismo inteligente (“el vaso medio lleno, en lugar de medio vacío”).
  7. Afronta la vida desde la tranquilidad: aprende a relajarte.

Ya aprendimos que es importante cuidar nuestro cuerpo, nuestra alimentación y hacer ejercicio físico, ahora le toca a nuestra mente: regula tus emociones, ¡es salud!

Si tus emociones te desbordan solicita ayuda psicológica, es una buena forma de empezar a ganar calidad de vida.

Emociones más importantes, que los Chinos antiguamente han descripto como las causantes internas que pueden conducirnos al desequilibrio, que traducido al cuerpo físico se convierten en enfermedad, y que también son las causas que constituyen la falta de equilibrio psíquico:
LA ALEGRÍA: Es un factor saludable pero una experiencia intensa y excesiva de alegría perjudica el Corazón, una alegría inmensa agota el corazón. Aquí se incluye el placer de causar daño a los demás. Esto nos demuestra que el equilibrio es necesario en todos los órdenes de la vida.
LA IRA: Perjudica al Hígado, cuando nos enojamos el hígado funciona en exceso. La ira produce aumento de la energía provocando distorsión en la visión, mareos, vómitos y dolor de cabeza. El hígado regula el flujo sanguíneo que está íntimamente vinculado al corazón, es por eso que las personas que se enojan fácilmente son propensas a sufrir enfermedades cardíacas.
LA MELANCOLÍA: Perjudica al Pulmón. Cuando nos preocupamos demasiado a continuación sigue la melancolía provocando pérdida de apetito, tos, vómitos, estreñimiento, insomnio, dificultades sexuales. Se bloquea o estanca el flujo de la energía. Las personas melancólicas o las que se ven sometidas a una gran preocupación son propensas a sufrir enfermedades pulmonares.
LA ANGUSTIA: Perjudica al Bazo. Cuando pensamos demasiado o estamos muy ansiosos el sistema del bazo y el estómago se verán afectados ya que se congestiona el proceso digestivo, produciendo pérdida de apetito, flatulencia en el pecho o el abdomen, mareos, dolor de cabeza, insomnio, pérdida de memoria. Cabe destacar que la preocupación es excesivamente perjudicial para el bazo.
LA TRISTEZA: Perjudica al Corazón y al Pulmón. Llevándonos a perder el entusiasmo y la confianza en la vida, agota la energía estresando el corazón. Produciendo pérdida de apetito, insomnio, tos, en algunos casos perdida de sangre en la orina. El amor no correspondido suele ser una de las causas. La ansiedad es una de las consecuencias, es por eso que muchas personas fuman.
EL MIEDO: Perjudica los Riñones, hace que la energía se agote ( por eso es tan importante el insumo de agua). Suele paralizarnos y nos hace sentir extremadamente vulnerables. Produciendo diarrea involuntaria, polución nocturna, convulsiones y problemas sexuales.
EL SUSTO: Perjudica al Espíritu y al Corazón, dispersando el espíritu y malgastando la energía. Produciendo palpitaciones, falta de concentración, convulsiones y desequilibrios en la psiquis. También afecta a la Vesícula y a los Riñones.
Las siete emociones nos demuestran el profundo conocimiento que tenían los Chinos acerca de la relación entre los factores fisiológicos y los psicológicos en medicina y salud.
La mente y el cuerpo o la psique y el soma, son considerados un todo orgánico. Si no nos sentimos bien físicamente nuestro rendimiento intelectual se verá afectado del mismo modo que nuestra salud física se ve afectada cuando estamos afligidos mental o emocionalmente.
Recordemos:

“Nuestro cuerpo está vivo por la mente, las emociones y el espíritu; la mente, las emociones y el espíritu funcionan a través de nuestro cuerpo”.