La verdadera espiritualidad no es eliminar la tristeza ni la rabia, no es fingir que todo está bien cuándo por dentro te estás rompiendo , no es vivir en estado zen las 24 horas del día, no es tampoco tener todas las respuestas ni saber siempre como seguir porque la espiritualidad real no niega tu humanidad sino que la honra, no busca dividirte entre luz y sombra, entre lo correcto e incorrecto sino que busca integrar, acompañar, abrazar, y es que la verdadera espiritualidad no te eleva tampoco para separarte del mundo sino que te enraíza para que puedas habitarlo mucho más conscientemente. Te devuelve a ti con tus contradicciones con tus heridas con todo eso que también merece un lugar en tu alma.
La espiritualidad no divide sino que une y y no separa el yo espiritual del «yo humano» sino que lo entrelaza en un mismo acto de amor, el de permitirte ser, no se trata tampoco de ser luz todo el tiempo, sino de poder sentarte en la oscuridad sin huir de acompañarte ahí también, de no dejarte sola ni siquiera cuando no entiendes lo que sientes , porque al final ser espiritual no es elevarte sobre tus emociones sino que es abrirte a ellas con compasión es soltar la necesidad de tenerlo todo claro y empezar a vivir desde el corazón.
Ser espiritual es aceptar que dentro de ti habita el todo y que nada ni tu rabia , ni tu miedo, ni tu duda te hace menos digna de amor porque tal vez no vinimos a ser perfectos sino que tal vez vinimos a ser reales y eso también es sagrado.