Cuando llevamos la mochila cargada de malas experiencias aparece la fatiga emocional.
La fatiga emocional hace referencia a un agotamiento mental que va relacionado con los síntomas prolongados de estrés, ansiedad o
Todos podemos sentir este cansancio emocional extremo de vez en cuando, aunque algunas personas tienen tendencia a experimentarlo más a menudo, pues son más sensibles o más empáticas.
Quien padece fatiga emocional siente que ha agotado todos sus recursos emocionales y no le queda nada más para dar a los demás.
La fatiga emocional se presenta en distintas situaciones y personas pero es cierto que es mucho más común en trabajos relacionados con la asistencia a ayudar otras personas (médicos, policías, asistentes sociales, psicólogos, terapeutas, abogados, bomberos , etc) debido a la empatia hacia sus clientes , a sobrecarga emocional, presiones o niveles de alto estrés pues el coste emocional de estas profesiones no siempre se ve recompensado.
Este tipo de fatiga también puede estar unida a problemas afectivos, provenientes de la dificultad para comunicarse o adaptarse al entorno.
Además, en el entorno laboral, la fatiga emocional es un síntoma que presenta el Burnout o «Síndrome del quemado», que afecta a trabajadores que han llegado a un nivel muy alto de desgaste físico y emocional.
Este tipo de fatiga se manifiesta con síntomas físicos y psicológicos:
Causa problemas importantes para la persona que lo sufre, tanto en su bienestar personal como en sus relaciones interpersonales.
Estas dificultades pueden provocar estados depresivos como consecuencia de la “falta de control” que siente la persona con cansancio emocional.
Por tanto, es necesario prestar atención a los síntomas para evitar más sufrimiento innecesario.
La fatiga emocional puede indicar problemas más serios (depresión, burnout, etc.), por lo que es importante saber la causa exacta que la provoca para sí poder actuar con la intención de atajar el problema de fondo.
Maneras de afrontar la fatiga emocional:
La fatiga emocional puede ser tratada si se detectan los síntomas lo antes posible.
Para prevenir mayores consecuencias, es necesario contar con ciertas habilidades para afrontar el estrés (estrategias de afrontamiento positivas, tomarse tiempo libre, etc.).
Pero antes de nada, el primer paso es reconocer la fatiga emocional en nosotros y averiguar qué circunstancia la están causando.
La fatiga emocional, es un agotamiento extremo que va relacionado con sensaciones de estrés y ansiedad, sentimientos de angustia o incluso depresión.
Todos podemos sentir este cansancio emocional extremo de vez en cuando, aunque algunas personas tienen tendencia a experimentarla más a menudo.
Muchas veces el sobrecargarse de actividades y cosas por hacer, hace que esta fatiga emocional se haga más evidente.
Imagínate por ejemplo, que tienes muchas cosas que hacer, y al final solo puedes hacer la mitad, y sólo quieres estar sentad@ en el sofá, o piensas que no puedes con el día que te toca vivir, que no vale la pena, porque no lo conseguirás, incluso que no tienes fuerza para conseguir lo que te propones.
Todo esto, es un ejemplo, de fatiga emocional, cuando hay una sobrecarga, una saturación de emociones, que nos bloquean y nos quitan fuerza física y emocional. Por tanto, esta fatiga, también tiene que ver con emociones contenidas, frustración no gestionada y sentimientos de incomprensión.
El estrés y la fatiga pueden surgir cuando nuestras propias exigencias laborales, familiares, personales no nos dejan atender nuestras necesidades y deseos o no nos dejan avanzar, nos bloquean.
También puede surgir ante momentos de cambios, o situaciones emocionales intensas, tales cómo: un cambio de casa, una ruptura con la pareja, nacimientos de hijos, volumen de trabajo intenso, estrés constante, preocupaciones excesivas etc.
¿Cómo la gestionamos?
La mejor manera de prevenir la fatiga emocional pasa por conocerse mejor, para poder gestionar de otra manera las emociones.
Si en vez de sobrecargarnos, vamos dejando que las emociones salgan, esto hará que no nos sintamos tan fatigados emocionalmente.
Es importante señalar, que no hay emociones buenas y malas, que todas son adaptativas, y que es necesario darles un espacio a todas esas emociones para poder sentirnos mejor con nosotros mismos.
Descubrir qué mensaje nos están transmitiendo nuestras emociones, va a ser clave para poder gestionarlas de una manera más saludable, y así poder combatir esa fatiga emocional que nos invade.
La fatiga puede llegar a enfermar el cuerpo. ¿Cómo lo notamos o cómo nos afecta?
La fatiga emocional es un síntoma, una señal de que algo en nuestra vida está sucediendo, y que esa circunstancia o manera de funcionar nos sobrepasa.
Algunas preguntar para ver si esta fatiga emocional, nos está afectando físicamente podrían ser:
¿Somos conscientes de la tensión en nuestro cuerpo? ¿Ponemos atención a la conversación que quiere tener nuestro cuerpo con nosotros? A veces nos damos cuenta y podemos poner remedio, otras veces no es tan fácil descubrir lo que nos estresa y nos produce fatiga.
¿Cómo se manifiesta la fatiga emocional en nuestro cuerpo?
La fatiga emocional y el estrés no afecta a todo el mundo de igual manera, ni las mismas situaciones son estresantes para todos.
Puede provenir de cualquier situación o pensamiento que nos haga sentir frustrados, enfadados o ansiosos, de manera constante o intermitente.
Algunos síntomas pueden ser:
– Palpitaciones
– Cansancio físico
– Abatimiento
– Nervios
– Apretar las mandíbulas
– Problemas de estómago
– Contracturas
– Respiración rápida
-Temblores
-Sudoración en exceso
-Baja tolerancia al estrés o las situaciones estresantes.
– Falta de motivación y desinterés por la vida
– Fatiga física o pérdida de energía.
– Despersonalización
Nuestro cuerpo simplemente nos da señales de que le hemos de prestar más atención.
¿Cómo afrontamos el agotamiento y la fatiga emocional?
– El primer paso es reconocer esta fatiga en nosotros y explorar qué circunstancia o aspecto de nosotros mismos está causando este fatiga en nuestra vida. Algunas veces es fácil reconocer, qué cosas nos producen este estrés y cansancio emocional, y otras hemos de profundizar un poco más para descubrir qué nos quiere decir.
– La actividad física nos ayudará a relajarnos. Por ejemplo, realizar algún deporte, para poder liberar la tensión que sentimos a nivel físico, Una vez sabemos cómo se manifiesta nuestra ansiedad, y nuestro estrés podemos darle salida,facilitar a nuestro cuerpo una vía de escape para que no acumule tanta sobrecarga y fatiga emocional.
– Aprender a desconectar de aquello que nos preocupa y nos tensa, a través de la respiración. Aprender a respirar, meditar durante el día o antes de irte a dormir.
– La meditación y el reiki nos ayuda a estar el el presente y reduce mucho los niveles de estrés y fatiga mental y emocional.
– Un buen descanso y dormir las horas suficientes que nos pide el cuerpo es fundamental para reposar nuestra mente y regular nuestras horas del sueño para así poder estar más tranquilos.
– Ponernos límites, con nosotros mismos y los demás. No podemos llegar a todo, así que tenemos que aprender a priorizar, y a ver qué es lo más importante y qué cosas podemos dejar para otro día. También es importante poder aprender a decir «No» con los demás. Reconocer nuestros propios límites nos va a permitir delegar, y no sobrecargarnos en exceso.
– Respetar nuestras necesidades, aprender a comunicarnos de una forma asertiva, primero hemos de estar bien nosotros, para luego poder atender las necesidades de los demás. Buscar espacios para nosotros, cuidarnos, darnos pequeños placeres, como por ejemplo, un baño de vez en cuando, un paseo, realizar una actividad que nos gusta.. Todo esto nos va a ayudar a estar mejor con nosotros mismos y mejorar nuestro agotamiento emocional.
– Poder estar con lo que estamos en el presente, sí estamos en casa, pues disfrutar del momento casa, si estamos trabajando, centrarnos en el trabajo. Si podemos centrarnos en lo que hay, podemos reducir nuestro estrés, porque no estamos anticipando tanto.
– Por último, abandonar la culpa, de no poder llegar a todo, y empezar a responsabilizarnos de nuestra vida, ser más suaves y menos exigentes con nosotros mismos nos ayudará a tener más energía, porque en vez de invertirla en machacarnos, la aprovecharemos en cuidarnos.