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La experiencia de trabajar en Disneyland de dos malagueños: “Todos deberían vivirlo al menos una vez en la vida»

La experiencia de trabajar en Disneyland de dos malagueños: “Todos deberían vivirlo al menos una vez en la vida»

Ambos repetirían su experiencia en la capital francesa junto a Mickey Mouse y creen que aunque cada día allí es un sueño, «hay que currar mucho» y coger rutina «es complicado».

Trabajar en Disneyland París es el sueño de muchos fans del ratón más famoso del mundo del cine: Mickey Mouse.

Algunos pasan su adolescencia preparándose –sobre todo en materia de idiomas– para alcanzar su meta profesional deseada en la capital francesa, pero muchos otros acaban trabajando allí por su carácter aventurero y las ganas de vivir nuevas experiencias.

Este último es el caso de Mario García y Raúl Fernández, dos jóvenes malagueños de 20 y 21 años que aunque no se conocen, tienen en común haber vivido, sin duda, la experiencia de sus vidas en Disneyland París.

La magia del parque ha marcado por siempre una serie de anécdotas que bien saben que contarán a sus hijos y nietos en el futuro.

Por su parte, Mario pisó Disneyland París por primera vez con su instituto cuando estaba en segundo de Bachillerato. Este detalle es importante, pues un simple comentario entre risas con sus amigos le acabó llevando a trabajar junto al castillo rosa más famoso de Europa. “Fuimos de viaje de fin de curso y vimos que había muchos españoles trabajando allí. Nos gustó tanto el ambiente que, en broma, dijimos que de mayores trabajaríamos todos juntos en Disney”, cuenta.

En diciembre de ese mismo año, supieron que el parque iba a realizar entrevistas para reclutar nuevos empleados en España. Animado por la curiosidad y por su experiencia previa como azafato en eventos como la Copa Davis o el Circo del Sol, decidió postularse mediante un formulario online. “No entré en la carrera que quería, así que pensé: ‘De perdidos al río’. En menos de un mes estaba aprendiendo francés”.

“Yo fui al final al único que aceptaron del grupo, entre broma y broma… En mayo de 2023, llegue a París, donde he estado hasta octubre de este año. Disney te facilita la vivienda en una residencia cercana. El alquiler estaba bien comparado con el precio de la vivienda en Málaga. Era más barato que buscar algo por tu cuenta, aunque no dejaba de ser un coste importante, como todo en París», confiesa entre risas. Tras superar las pruebas, Mario fue contratado como operador y animador de atracciones en la famosa Torre del Terror, aunque también estuvo colaborando en la atracción de Buscando a Nemo.

“Mi trabajo consistía en todo, desde controlar la cola de la atracción, hasta interpretar diferentes roles para introducir al público en el ambiente de adrenalina, miedo y angustia. Teníamos 16 posiciones diferentes, pero todas ellas muy bien marcadas. En una, nos metíamos en el papel de que estábamos en 1939, como si fuéramos empleados de un hotel encantado. Era muy divertido, al final éramos las primeras caras que veía el guest”.

La experiencia de Raúl, de 21 años y natural de Torremolinos, fue muy distinta a la de Mario. Él solo ha trabajado en Disneyland París dieciocho días durante la temporada de Halloween de este 2024: una vivencia corta, porque se vio obligado a volver a casa por los estudios (cursa un doble grado de Economía y ADE), pero muy intensa y disfrutada.

En su caso, tenía que desempeñar sus funciones en el área de restauración de Disney Village (la zona de ocio que está fuera de los dos parques). Hacía labores diferentes en función del momento y la circunstancia. “Eso hacía el trabajo más dinámico, pero también implicaba aprender a adaptarse rápido. Un día limpiabas bandejas y otras preparabas comida caliente. Ibas variando mucho”, sostiene.

Los dos extrabajadores del parque destacan como pilares fundamentales de Disney a sus compañeros. Una de las cosas que más resalta Mario es la multiculturalidad del equipo. “En mi atracción era el único español. Mis compañeros eran principalmente franceses y belgas, y aunque al principio fue un reto, acabamos creando un muy buen ambiente. Al final, tus compañeros se convierten en tu familia”.

Raúl añade que cuando sus compañeros se enteraron que era andaluz, todos mostraron una «muy buena percepción». «Te sonreían. Allí coincidí con una compañera gaditana y nos integraron muy bien. Eso sí, estás obligado a hablar francés porque la mayoría hablan en este idioma», explica Raúl.

Sin embargo, trabajar en Disneyland también tuvo sus desafíos para ambos jóvenes. No todo es de color de rosa.

Para Mario, muy acostumbrado al deporte en Málaga, pues forma parte del CDN Inacua Málaga, lo peor era la falta de rutina. «Una semana podías empezar a las seis de la mañana y terminar a las cuatro de la tarde, y la siguiente, trabajar de dos de la tarde a diez de la noche. Eso hacía complicado mantener hábitos como hacer deporte o tener horarios regulares para comer. Era agotador”.

A Mario le sorprende lo bien que cuida Disneyland París cada aspecto laboral, con procedimientos para todo. «Siempre tienen un plan, es llamativo ver cómo lo organizan todo, todo está planificado», indica. Por cuestiones de confidencialidad, ninguno de los dos puede decir qué cifra cobraban en el parque, pero ambos reconocen que es un sueldo que «está bastante bien» si lo comparas con España. Algo por encima del salario mínimo.

«Igualmente yo iba para vivir la experiencia, no para ahorrar», dice con sinceridad Raúl. Ambos trabajadores coinciden en que, aunque trabajar en Disneyland puede ser emocionante, con el tiempo es posible que la magia se diluya. “Ver el parque desde dentro cambia tu perspectiva. Descubres que no todo es tan perfecto como parece y que, como en cualquier trabajo, hay cositas; los compañeros que estaban desde hace más años estaban quemados y ya la ilusión del parque les daba igual”, señala Mario.

Para Raúl, trabajar allí era un sueño, pues le encanta el mundo Disney. No entendía que trabajara en uno de los lugares más deseados por los niños del mundo y que en sus días de descanso pudiera hacer planes por París. Vivía dentro de una película. Algo que valora mucho y agradece. Es por ello por lo que en su cuenta de TikTok ahora comparte todo lo que ha vivido allí para aquellos que decidan trabajar en el lugar donde se crea la magia.

¿Volver? ¡Claro!

Ambos ya están en Málaga, pero no cierran su puerta a volver a Disneyland París, un lugar del mundo que ya sienten como su hogar. Saben que Disney premia la experiencia y que ellos ya tienen metida «la cabeza» y les sería más fácil volver. «Allí trabajan 15.000 personas», indica Raúl.

Cuando les preguntamos si volverían a trabajar en Disneyland, ambos responden con un rotundo sí. “Lo repetiría sin dudarlo y se lo recomendaría a toda la juventud. Tienen que vivirlo al menos una vez en la vida, a mí me gustaría volver en verano”, afirma Mario. “Aunque haya cosas mejorables, es una experiencia única que te aporta muchísimo, tanto a nivel profesional como personal”, dice.

Así, Raúl asegura que en apenas 18 días ha cogido muchas tablas para «desenvolverse» por él mismo en un país diferente. «Es parecido a España, pero aprender a buscarte la vida, tienes que empezar de cero en lo que a amigos se refiere… Yo lo recomiendo mucho», concluye.