Sentir tristeza ocasionalmente es algo muy natural. El estado de ánimo se ve vapuleado como consecuencia de un suceso doloroso, de una frustración o incluso debido al desgaste y el cansancio.
Si nos dan a elegir, la mayoría preferimos estar alegres, que es justo lo contrario. Pero ocurre que la alegría y la tristeza se suelen encadenar en la vida.
Por ejemplo, hoy podemos estar tristes porque hemos perdido algo que nos daba alegría y mañana podemos estar alegres, al habernos librado de lo que nos producía tristeza.
En esta entrada te damos ideas para sobrellevar ese estado de abatimiento y hacer que pase lo antes posible:
- Si tienes ganas de llorar, llora. Desahógate, que eso es mejor que quedarse con un pellizco en el corazón.
- Céntrate en el momento presente. Muchas veces la ansiedad y la tristeza llegan por tener los ojos puestos en un futuro incierto o en hechos que ya han quedado atrás.
- Toma conciencia de que la tristeza es pasajera. Ten fe en que es así.
- Cuida de tu cuerpo. Mímalo, relájalo… Escúchalo para saber qué te pide.
- Mantente ocupado. Muévete o involúcrate en una actividad que te haga concentrarte sólo en ella.
- Sal a que te de el aire fresco y un poquito de sol. Un simple paseo de 20 minutos puede bastar para despejar los nubarrones de tu mente.
- Lee algo reconfortante o, quizás, tu revista favorita.
- Charla un ratito con alguien, ya sea con la intención de desahogarte o de hablar de cualquier asunto trivial.
- Si prefieres estar a solas, escribe lo que sientes o aquello que se te ocurra.
- Haz algo que ayude a otra persona. Ocasiones no te faltarán.
Combina como gustes las ideas anteriores y, como dice el punto 3, sé consciente de que la tristeza irá pasando.
Es importante que la sientas, que la expreses y la dejes ir. En cuanto la tristeza se vaya desvaneciendo, podrás volver a ocuparte de poner en marcha tu motivación y de echar combustible a tu actitud positiva.
Aclaramos: Cuando se trata de una tristeza muy profunda y arraigada, mantenida por mucho tiempo, estamos hablando de otro tipo de tristeza, que puede ser la cara visible de una enfermedad, trastorno u otro problema. En ese caso, lo más sensato, efectivo y rápido es animarse a buscar la ayuda oportuna.