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Historia del Dr. Bayard de los caramelos portugueses Bayard que os los recomiendo!!

He descubierto la existencia de unos caramelos antitusígenos, casi míticos en el país vecino: los rebuçados.

Conocido el significado “rebuçado” (pedacito de azúcar solidificado en punto con otras substancias) y suponiendo que serían como otros caramelos tradicionales indicados para la tos irritativa, de menta, de eucalipto o de miel, hice mis indagaciones y hallé la historia de los famosos rebuçados portugueses.

Concebidos por el doctor Bayard, un refugiado francés que llegó a Lisboa durante la II Guerra Mundial, y elaborados desde 1949, ya finalizada la gran contienda, su composición no es ningún secreto: azúcar, glucosa, altea (malvavisco) y miel. 
Una alternativa para el invierno, en lugar de costosos jarabes que se cargan al sistema.  Lo mismo que otros remedios populares para la tos, desde cataplasmas a infusiones, pasando por la miel natural.
Os dejo foto, nombre y algo de la historia que pude encontrar sobre estos caramelos que funcionan realmente bien y tienen buen sabor, experimentados por mi misma ya que los había tomado muchas veces pero más recientemente…

LORENA.

La producción comenzó en 1949 del excelente y popular Dr. Bayard.

Hoy, la fábrica produce cuatro toneladas de dulces al día, guardando el secreto de la receta, compuesta por azúcar, glucosa y miel disueltas en un té elaborado con plantas medicinales, tan deliciosas como necesarias para sobrevivir cada invierno.

 

HISTORIA:

1914 : Álvaro Justino Matias nace en Vale da Mula, un pueblo del municipio de Almeida….

A los 16 años se pone la mochila y se va al interior del país, a Lisboa, donde empieza a trabajar en una tienda de comestibles.

El destino lo llevó a conocer a un refugiado francés, que huyó de su país durante la Segunda Guerra Mundial: el Dr. Bayard. Se hacen amigos inseparables y Álvaro literalmente le pone pan en la boca y comida en la mesa.

Cuando el Dr. Bayard finalmente puede regresar a Francia, comparte un tesoro con su amigo: la receta secreta de unas gotas medicinales, muy bien guardada en un metal con una imagen grabada de un caballero tosiendo.

Años después, Álvaro logra transformar el presente en su futuro y nacen las gotas del doctor Bayard, quien comienza a producir las pastillas para la tos pectoral en su casa, con la ayuda de su familia, como si fueran alquimistas en busca del elixir más poderoso para combatir la tos.

El Dr. Bayard da los primeros pasos hacia el futuro con la compra de la primera máquina para fabricar las gotas en casa. Esto fue de gran ayuda para Álvaro, cuyos músculos estaban dedicados a esta parte dura y física del proceso. Esto fue de gran ayuda para Álvaro, cuyos músculos estaban dedicados a esta parte dura y física del proceso.

La demanda de las gotas del Dr. Bayard es tan alta que la industrialización es inevitable. De esta manera, se abren las puertas de la fábrica del Dr. Bayard tal y como la conocemos hoy, en Amadora.

Las gotas recorren todo el país, rumbo a supermercados, cafeterías, pastelerías y, como son medicinales, farmacias.

Con la creciente demanda de las gotas del Dr. Bayard, la ampliación de la producción pasa de ser un sueño a una realidad. Solo así es posible producir alrededor de 1 millón de gotas al día, siempre siguiendo la receta original.

Para acortar la distancia entre Portugal y los portugueses del extranjero, el Dr. Bayard crea una tienda online con entregas internacionales.

José António Matias, hijo de Álvaro, hereda el cargo de su padre en la administración del Dr. Bayard.

Con la colaboración de sus hijos, continúan el negocio familiar, generación tras generación.

Para celebrar el 70º aniversario, se lanza el libro infantil “Um Milhão de Rebuçados” (“Un millón de gotas”), que cuenta la historia de cómo una gran amistad dio origen a la receta perfecta de las gotas del Dr. Bayard.

Para seguir el ritmo de la evolución del Dr. Bayard es necesario un trabajo más manual, manteniendo así todo el cuidado y atención al detalle con el que siempre se han fabricado los dulces desde el primer día.

Y la historia continúa

De generación en generación…