La artista Eva Casais pinta para el proyecto municipal «Vigo, cidade de cor» un trabajo dedicado a todos los que mueren sin ser adoptados
En el muro del aparcamiento de la Asociación de Vecinos de Matamá está el cielo de los perros.
La zona celestial ha sido habilitada metafórica y simbólicamente por la artista Eva Casais, y el proyecto forma parte del plan del Concello de Vigo dedicado a la decoración de medianeras y otros espacios urbanos que desde el 2015 suma ya más de 200 obras.
La de Casais está recién terminada. Todavía huele a pintura en un frontal que se ha llenado de color y de significado. La artista colabora como voluntaria en la protectora de animales Os Biosbardos y se le ocurrió hacer algo relacionado con el cuidado de las mascotas. «En la protectora, cuando un perro muere, se dice que ha cruzado el arcoíris, así que pinté un tranvía con cuatro pasajeros que circula sobre unos raíles multicolor y se dirigen a la estación el cielo, que es la última parada», explica.
La viguesa dibujó sobre la pared de la asociación las caras de cuatro canes que no son imaginarios, sino cuatro perros reales que se llaman Oba, Barto, Cherry y Lía. «Tres de ellos están en la protectora», apunta Eva Casais, que añade que el objetivo final de todo este trabajo es aportar su grano de arena para que la gente se conciencie.
En el mural destaca el lema: No compres, adopta, «porque está dedicado al fomento de las adopciones, que hacen mucha falta. Hay tantísimos perros que sufren abandono que es una tristeza», lamenta.
Las imágenes del proceso fueron tomadas por una fotógrafa que firma bajo el seudónimo Vigo desde los Muros y se ha encargado también de documentar la obra desde el aire, ya que es a vista de pájaro desde donde se puede leer.
Además, la artista ha dejado otra frase de las que hielan el corazón: «Dedicado a todos los perros que mueren sin ser adoptados».
«Desde que entré en Biosbardos y me contaron lo del arcoíris, me quedó ese runrún dentro, empecé a hacer piezas cerámica con esa idea, y cuando me seleccionaron para Vigo, Cidade de Cor, supe que tenía que ser ese el tema», reconoce. Casais cuenta que siempre se imaginó un mural vertical, «pero me tocó un muro horizontal y entonces me vino la idea de ese último viaje en tren».
La creadora viguesa está entusiasmada con la experiencia, proceso que duró una semana en la que aguantó desde lluvia y frío hasta calor extremo. . «Desde el primer momento me pasaron cosas maravillosas, hice una retícula para encajar el dibujo, con letras, huesos y otros objetos relacionados con ellos, y al poco, tres niñas del barrio que vinieron con sendos dibujos como los míos, todos los días venía un gato de la zona que se llama Paco, una de las niñas me hizo un dibujo de él y me traían ciruelas y refrescos mientras ella se quedaba a ver cómo pintaba, con su perro y su cuenco de agua. Les puse una dedicatoria porque estuvieron todo el tiempo conmigo», relata añadiendo que también está muy agradecida a la dueña del muro, que tenía un perro adoptado y se le murió. La mujer le dijo que sintió como si su mascota la hubiera enviado desde el cielo. «Fue todo muy mágico, el barrio, los niños, los animales, los vecinos, una pasada, una fantasía», asegura.
MIS FOTOS DE HOY 20 JULIO 2024 EN ESTE PRECIOSO Y EMOTIVO MURAL CON UN SIGNIFICADO ESPIRITUAL Y MÁGICO: