Si bien todavía no se conoce cuál es la razón por la que algunas personas llegan a cumplir más de 100 años, los investigadores andan sin descanso detrás de ella. De todas formas, los hábitos que marcan nuestro día a día parecen tener mucho que ver con la cantidad de años totales que podemos llegar a vivir.
El ejercicio físico, la calidad del descanso y de la dieta han resultado ser determinantes ante la posibilidad de desarrollar enfermedades, así como, por supuesto, evitar el tabaco o el consumo excesivo de alcohol.
Para poder determinar cuáles son esos hábitos centenarios, algunos investigadores han viajado hasta las zonas azules del planeta, donde están las poblaciones con más personas mayores de 100 años, y también han preguntado a estas personas por sus costumbres.
En este sentido, en España contamos con la persona viva declarada como la más anciana del mundo, María Branyas. Esta mujer, que reside en Girona, cumplió en el pasado mes de marzo 117 años y compartió en su cuenta de X cuáles han sido sus trucos para llegar a esa edad.
En cuanto a estos hábitos, la supercentenaria aseguró que nunca había hecho dieta, nunca se había privado de ningún alimento, pero siempre comía pocas cantidades de ellos. Pero, eso sí, existe un alimento que Branyas no perdona en su día a día: siempre toma un yogur natural. «En una época en la que surgen constantemente dietas y alimentos milagrosos para el bienestar y la salud, vale la pena rescatar el yogur, un alimento de toda la vida con una infinidad de propiedades positivas para el organismo», cuenta Branyas en sus redes.
Un neurotransmisor
Sin embargo, entre los defensores del yogur natural también hay científicos que han comprobado que sus efectos pueden asociarse a una mayor esperanza de vida.
Una de estos científicos es Florence Comite, que es una endocrinóloga estadounidense, experta en medicina de precisión y también en longevidad. Comite recomienda comer yogur —siempre y cuando sea natural y no contenga azúcares— debido a que es rico en proteínas de buena calidad, calcio, magnesio y un neurotransmisor muy poco conocido.
Los únicos alimentos que contienen este GABA son, precisamente, los alimentos que han sido fermentados. Por eso también se puede encontrar en el miso, el kimchi y el tempeh.
Esto se debe a que la propia microbiota también produce este GABA, una de las razones por la que muchos expertos afirman que esa comunidad del intestino tiene mucho que ver con la salud mental. Ahora bien Branyas explica que la estabilidad emocional ha sido clave para llegar a su edad, pero la ha cuidado con sus buenas relaciones con familiares, amigos y la conexión con la naturaleza.
Flora intestinal
El epidemiólogo Miguel Ángel Martínez-González, considerado como uno de los grandes investigadores de la dieta mediterránea, explica en su libro Salud a ciencia cierta que el yogur es «el más saludable de entre todos los productos lácteos». Explica que su consumo se ha asociado con un menor riesgo de obesidad central, es decir, de acumulación de grasa en la zona abdominal, y también de desarrollar una diabetes tipo 2. Aunque el yogur es un alimento con grasa saturada, el experto asegura que sus efectos no son negativos.
«No lo sabemos a ciencia cierta todavía, pero está claro que algo beneficioso ocurre con las bacterias del tubo digestivo cuando no tomamos un yogur. Se ha visto que los probióticos que contiene pueden ser bastante beneficiosos para la flora intestinal, aunque no la cambian totalmente. Se requeriría un consumo muy continuado. Las investigaciones en este sentido son aún muy prematuras. Lo que está claro es que este efecto beneficioso se pierde si se utiliza el yogur para sustituir la fruta», explica Martínez-González.
Aunque tiene una composición muy similar a la leche, el yogur tiene una menor proporción de lactosa porque en el proceso de fermentación se va transformando en ácido láctico. Además, las proteínas de la leche también se digieren mejor cuando proceden del yogur que de un vaso de leche, tal y como explica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) en este documento. «Se sabe que las bacterias vivas del yogur contribuyen a equilibrar la flora bacteriana del intestino y a potenciar el sistema de defensas contra infecciones y otras enfermedades».