EL TRAUMA NO SE CALMA CON LÓGICA:
No puedes forzar a tu sistema nervioso a confiar otra vez después de haber vivido una experiencia que te rompió sobre todo una experiencia que tiene que ver con vínculos humanos, con relaciones humanas.
No puedes exigirle calma al cuerpo solo porque la mente ya lo entendió todo, porque el cuerpo no responde a ideas bonitas, no responde a un «deberías estar bien», el cuerpo responde a lo que ha sentido, a lo que ha vivido, y sobre todo a lo que ha sobrevivido.
Y si alguna vez te fallaron y por tanto aprendiste a desconfiar como forma de protegerte eso también dejó huella, te cuesta entregarte, relajarte y confiar.
Y no, no es que estés rota , no es que estés haciéndolo mal, es que tu cuerpo está intentando protegerte como aprendió y está intentando cuidarte a su manera, porque la confianza en uno mismo no se construye de la noche a la mañana, no se da con afirmaciones frente al espejo, sino que se construye con gestos pequeños repetidos, sostenidos, gestos que digan: » te veo», «no hay prisa», «estoy aquí», «estoy contigo», porque tu cuerpo no necesita que lo convenzas sino que necesita que le muestres una y otra vez que ahora es seguro quedarse que ya no tiene que huir y que ahora sí que puede descansar.
