Las placas conmemorativas situadas en lugares emblemáticos ayudan a recordar a personajes importantes:
Una forma de fijar la memoria colectiva de una sociedad es la ubicación de placas conmemorativas en determinados espacios significativos de las ciudades.
Son pequeñas celebraciones de hechos especiales en las vidas de personajes importantes o también de eventos colectivos de relevancia.
Todas las poblaciones tienen placas en las que los ciudadanos pueden recordar que fulanito vivió en una casa de ese lugar o que tal acontecimiento de desarrolló en ese lugar sin necesidad de nombrar una calle. Están realizadas con mayor o menor calidad artística y en diferentes materiales.
La más antigua de todas ellas es la que indica donde nació el contraalmirante Casto Méndez Núñez. Está situada en un edificio de la plaza de Compostela desde 1890, año en el que la pagó la sociedad El Gimnasio para «su glorioso recuerdo». Casi tan antigua es la que recuerda a los héroes de la Reconquista de 1809.
Está colocada en un edificio de la calle de la Victoria y fue inaugurada el 28 de marzo de 1909, durante la celebración del primer centenario de la victoria sobre las tropas francesas. Esa obra del escultor Alejandro Curty combina el mármol y el bronce. Más recientemente, se colocó una complementaria a esa en el final de Gamboa para recordar a ese personaje enigmático que los vigueses hemos acordado en recordar como Carolo.
Otra placa colectiva es la que recuerda, en la entrada del Concello de Vigo, la labor de los voluntarios y voluntarias que ayudaron a limpiar las playas del petroleo del Prestige, colocada en diciembre del 2003.
El «médico de los pobres», como era denominado en su tiempo el doctor Cesáreo Corbal debido a su gran humanidad, tiene su propia lápida en el antiguo Banco Pastor, donde tuvo su despacho médico. El artista cambadés Francisco Asorey fue el encargado de esculpir la efigie que preside el elemento conmemorativo.
No muy lejos de allí, otra placa nos recuerda que durante unos años, el Premio Nobel de Literatura Camilo José Cela vivió en la ciudad. Todavía era un niño que acudía a clase en el colegio de los jesuitas. Está en el número 28 de Policarpo Sanz.
Más reciente es el recuerdo al pintor Xosé Lodeiro que se puede ver en donde tuvo sus estudio, en Marqués de Valladares, 23. Su originalidad reside en que presenta una obra suya sobre madera, que fue inaugurada en 1998.
En 1933, Galicia estuvo representada por Plácido Castro en el IX Congreso de Minorías Nacionales Europeas, celebrado en Berna. Allí, fue reconocida la nacionalidad de Galicia. Plácido Castro tiene su recuerdo, complementado por un busto del escultor José Molares, en la casa donde vivió, en Reconquista, 11. Este mismo escultor fue el responsable de crear la efigie del arquitecto Manuel Gómez Román, figura fundamental en la actual configuración arquitectónica de Vigo. El conjunto fue fijado en la fachada del edificio Mülder, de su autoría, aunque está semitapado por la parafernalia terracera de un bar en Montero Ríos. Y la tercera placa firmada por José Molares en Vigo está dedicada al cineasta Chano Piñeiro. Indica la casa donde vivió en el director de Sempre Xonxa, en la calle del Doutor Marañón.
En el año 2004, el Concello de Vigo encargaba al escultor Lino Cao la confección de un relieve con el rostro del escritor Celso Emilio Ferreiro. Se situó en Urzaiz, 28, para indicar la casa donde vivió y escribió en una etapa importante el autor de Longa noite de pedra.
En el ámbito literario también se recoge en la calle Urzaiz el recuerdo de la estancia en la ciudad de Gonzalo Torrente Ballester. Es una placa muy similar a la de Celso Emilio, también realizada por Lino Cao Santamaría. Para recorrer esta ruta conmemorativa por las calle de Vigo es imprescindible el libro escrito por Mercedes Bangueses Vázquez, publicado en el 2022 por el Instituto de Estudios Vigueses, Catálogo de bustos, monumentos conmemorativos y placas de Vigo.
En 1968, Xosé Luis Franco Grande publica el primer diccionario de gallego, un hecho fundamental en la progresiva normalización del idioma. Ese hecho, así como sus importante labor en el campo jurídico, ha llevado a que tenga dos placas en Vigo, en Policarpo Sanz, 36-38, en la Facultade de Ciencias Xurídicas, y un monolito en Redondela.
En el ámbito galleguista Francisco Fernández del Riego ocupa un espacio inabarcable. Su placa, promovida por la Xunta y la Fundación Peña Novo, está situada en la Plaza de Compostela, donde vivió. Su hermano, el farmacéutico Domingo Fernández del Riego, tiene la suya en la calle del Príncipe, donde estuvo su farmacia. Y en esa misma calle se puede ver la lápida que recuerda la consulta de Olimpia Valencia, la primera mujer en ejercer la medicina en Galicia. Es de los pocos casos de placas conmemorativas dedicadas a mujeres en Vigo.
En 1996, el Concello de Vigo quiso recordar al médico Domingo Villarino Pérez con un diseño realizado por Pedro Dobao. Es un elemento distinto a los habituales. Presenta un perfil curvo, en el que destaca en la parte superior el rostro del médico y la leyenda queda recogida en un espacio concebido como un pergamino.
El doctor José Carlos Colmeiro Laforet es recordado por un bronce diseñado por Lino Cao Santamaría. Está ubicado en la calle Colón desde el año 1995. La medicina no es una profesión de escasa presencia en la ruta de la memoria colectiva. En Marqués de Valladares se encuentra la dedicada a Darío Álvarez Blázquez. El escultor Xoán Piñeiro fue el responsable de inmortalizar, de perfil, al médico galleguista en la fachada de la casa donde vivió, trabajó y murió.
Cunqueiro
El gran Álvaro Cunqueiro vivió, durante su etapa viguesa, en la calle Marqués de Valladares. En el número 44 se puede ver la placa puesta por el Concello de Vigo y realizada por Lino Cao Santamaría, el escultor que más trabajó este género en el tramo final del siglo pasado. El retrato del escritor de Mondoñedo es casi caricaturesco en la forma de perfilar el rostro. No siempre gozan de una factura artística estos elementos recordatorios. Le ocurre eso a la placa colocada por el Concello de Vigo en el 2014 en la fachada de la casa donde vivió sus últimos años el pintor Urbano Lugrís. Está situada en la calle del Doutor Cadaval.