Situado en una colina que domina la ribera del río Edo, luce bonitas galerías blancas e interesantes casas que hablan de su esplendor medieval
Hay lugares por los que pasa el tiempo, deteriorando su estructura, su presencia, incluso su espíritu, ese intangible que no se ve pero se observa de cara a fuera, al exterior.
Y hay otros por el que el tiempo también transcurre, pero de forma diferente, siendo capaz de dotar de un aire de poso y de grandeza a lo que un día fue nuevo, hoy ya antiguo.
Es el caso de Castro Caldelas, una pequeña población gallega que se encuentra entre las más bonitas de España según National Geographic.
Situada en la provincia de Ourense, con algo más de un millar de habitantes, Castro Caldelas se localiza a 720 metros de altitud y ocupa un lugar estratégico ya conocido desde antaño. Es posible que en este emplazamiento existiera un antiguo poblado prerromano, como atestigua su topónimo.
Por el término municipal pasa la vía nova, una calzada romana que comunicaba Braga con Astorga. Su imponente castillo medieval domina toda la comarca y es puerta de entrada a la Ribeira Sacra.
Castro Caldelas está situado en una colina que domina la ribera del río Edo. La villa luce hermosas galerías blancas e interesantes casas que nos hablan de su rico esplendor medieval.
Destaca la zona antigua conocida como Cima de Vila, calles empedradas y serpenteantes que suben al castillo construido por orden de Pedro Fernández de Castro, VII Conde de Lemos, en el segundo tercio del siglo XIV. Estamos ante una fortaleza medieval de carácter militar. Destaca el buen estado de conservación de la Torre del Reloj, la Torre del Homenaje y patio de armas.
También es una villa con tradiciones, destacando la Festa dos Fachós, la noche del 19 de enero. En esta celebración en honor a San Sebastián, los habitantes realizan una pequeña procesión alrededor del castillo portando largas antorchas hechas de paja. Se lleva una imagen del santo hecha también de paja, precedida por una larga antorcha de hasta 30 metros.
La gastronomía de Castro Caldelas es otro de sus grandes atractivos. La zona es famosa por sus vinos, especialmente el vino de la Denominación de Origen Ribeira Sacra, que se cultiva en las terrazas fluviales del río Sil y el Miño.
Los productos de la tierra, como los embutidos, los quesos y los productos de la huerta, son también parte fundamental de la cocina local, que combina tradición y excelencia culinaria.
No podemos visitar Castro Caldelas sin degustar la ternera de raza Caldelá y el jamón curado de la comarca -muy codiciado por su sabor, debido a la ceba de castañas de los animales)-, y, por supuesto, su bica.
El entorno natural que rodea a Castro Caldelas ofrece numerosas oportunidades para los amantes del turismo activo y la naturaleza. Así, en la parroquia de Paradela se encuentra el mirador de As Penas de Matacás. Situado a 500 metros de altura, sorprende al visitante con una de las panorámicas más impresionantes de la Ribeira Sacra.
Y también en plena naturaleza, entre los límites entre Castro Caldelas y A Teixeira, en plena Ribeira Sacra, se encuentra la fervenza de Cachón. Es una de las cascadas que forma el río Vao, a 800 metros de altura, antes de desembocar en el río Edo.