El pueblo de A Merca, situado en la provincia gallega de Ourense, esconde un tesoro muy particular. Se trata de la mayor concentración de hórreos de España y la segunda de Europa, un conjunto formado por 34 ejemplares que ha posicionado a esta pequeña localidad como lugar de interés en el mapa.

Dispuestos en O Campo da Feira, un pequeño terreno con pendiente ubicado a poca distancia del centro del pueblo, estos hórreos conforman una postal única que, más allá de atraer a los viajeros, ha logrado preservar la esencia de A Merca como una cápsula del tiempo.

Antiguamente, estos graneros levantados sobre pilares de piedra se utilizaban para almacenar las cosechas de maíz o trigo y resguardarlas tanto de la humedad como de los roedores que intentaban aprovechar cualquier oportunidad para hacerse con parte del botín de los granjeros. Cada vecino tenía su propio hórreo y, de esta manera, controlaba su maíz y trigo y accedía a estos cuando quería.

Estas construcciones se popularizaron, sobre todo, entre los siglos VII y XVIII, aunque los hórreos de A Merca son mucho más modernos, de mediados del siglo XX. En concreto, estos se construyeron siguiendo el estilo limián (de la comarca de A Limia), caracterizada por el uso de la madera en la sección superior, el tejado a dos aguas y las bases de piedra.

La restauración de los hórreos

Cuando, en los años 70, se hicieron obras en el pueblo para mejorar el estado de las calles, se pidió a los vecinos cambiar los hórreos de sitio para facilitar el acceso a las casas. Estos solo cedieron a cambio de que los hórreos se restauraran y se reubicaran creando el conjunto del que presume actualmente A Merca. Poco tiempo después, el conjunto fue declarado Bien de Interés Cultural, para la alegría de los vecinos del pueblo y alrededores.

El lugar en el que se encuentran los hórreos está a menos de 2 kilómetros del Ayuntamiento del pueblo y dispone de un parque para niños y un mirador de fácil acceso para contemplar el conjunto. Estos particulares graneros también se pueden visitar de cerca, una oportunidad ideal para descubrir su antigüedad según el tipo de clavos que cierran las pequeñas puertecitas de la entrada de cada hórreo. También para contemplar estas construcciones que son una seña de identidad de Galicia, que hablan de su historia, de las costumbres del pueblo y de su tradición ligada a la agricultura y el campo.