“Un acertijo, envuelto en un misterio, dentro de un enigma”. Así definió Churchill a Rusia en 1939, en una cita que también se hizo famosa en la película de Oliver Stone, JFK, para referirse al asesinato de John Fitzgerald Kennedy. La frase viene a cuento del Parador de Lleida, que esconde un secreto dentro de otro para los visitantes que visiten este edificio situado en el centro de la ciudad catalana.
“Hemos tenido clientes que cursaron aquí sus estudios, ex alumnos de la Facultad de Letras de la Universidad de Lleida que hoy asisten emocionados a la transformación del edificio en el que pasaron tantas horas en sus clases”, cuenta Miquel López Llena, director del parador.
Una historia trágica
El convento se construyó en 1669, con el objetivo de servir de sede para el Convento de Predicadores de la orden de los Dominicos.
En 1707, fue el escenario de una masacre durante el sitio de Lleida, en la Guerra de Sucesión española, en la que más de 30.000 hombres de la Casa de Borbón, defensores de Felipe V, se enfrentaron a 2.500 ingleses y holandeses, partidarios de Carlos III de la Casa Habsburgo. En el asedio, el edificio fue incendiado por las tropas borbónicas y murieron las 700 personas refugiadas en su interior.
Después de la desamortización del siglo XIX, el antiguo convento sirvió de sede a diversas instituciones culturales y educativas, hasta su reciente conversión en centro turístico.
Hoy, este parador de 53 habitaciones, que se distribuyen en torno a un claustro central impresionante, no solo conserva la esencia de su legado religioso y educativo, sino que también se ha adaptado a los requerimientos del turismo moderno. Entre sus instalaciones se cuentan salas comunes decoradas, un gimnasio y espacios multiuso para eventos corporativo.
Este alojamiento no es solo espectacular durante los meses de invierno, sino que en los de verano se puede disfrutar de su piscina, a la vez que se contemplan una de las mejores vistas del Valle de Arán.
Además, también dispone de un restaurante ubicado en la antigua iglesia: L’Aplec, donde se pueden degustar platos representativos de la gastronomía catalana, preparados con productos locales. “Queremos ser la referencia en Lleida de la cocina catalana típica, puesta al día en sus presentaciones y texturas, pero en la que se distinguen claramente los sabores de siempre”, dijo Miquel López.
La adaptación del Convento del Rosario como Parador de Lleida destaca como un ejemplo de cómo la historia y la modernidad pueden fusionarse para ofrecer experiencias turísticas de valor. Este proyecto no solo preserva un importante patrimonio arquitectónico, sino que también contribuye al desarrollo cultural y turístico de la región.