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El mensaje de los sueños

El mensaje de los sueños: Cómo recordarlos e interpretarlos

Dormir puede convertirse en una aventura. Tus sueños pueden ser tu mejor consejero, si aprendes a recordarlos e interpretarlos. Consulta con la almohada y halla la solución a todo tipo de problemas.

El material de los sueños es experto en fugas. Al despertar basta un breve movimiento o una palabra dicha en voz alta para que lo soñado se esfume como humo de la memoria. Sin embargo, en ocasiones somos capaces de recordarlos y, entonces, nos asombramos de los símbolos que nuestro inconsciente elige. Un circo romano, un barco naufragado, ese amigo de la infancia…

Desde que Sigmund Freud publicara La interpretación de los sueños (1900) y se demostrara la importancia de las imágenes oníricas en el análisis clínico, los psiquiatras y los psicólogos no han dejado de utilizar la información que el subconsciente arroja durante la noche.

Aunque hoy no prestamos mucha atención a nuestros sueños, en la antigüedad se creía que estos eran mensajes de los dioses.

Hay ejemplos de ello en la Biblia, en el milenario poema sumerio del héroe Gilgamesh, que soñó con el encuentro de su fiel amigo Enkidu, o en la Estela del Sueño hallada entre las garras de la esfinge de Egipto (1400 a.C.), donde se relata cómo la estatua habló en sueños al príncipe Tutmosis pidiéndole que la desenterrara y prometiéndole a cambio convertirle en faraón.

Y se acudía a templos de dioses como la egipcia Isis o el griego Asclepio, conocidos por sus dotes curativas, para incubar sueños durante los que se recibían remedios y consejos para todo tipo de males o inquietudes. La práctica era tan común que filósofos como Sócrates, Aristóteles o Cicerón creyeron en la capacidad reveladora de los sueños.

Todavía hoy la puerta que conduce a ese mundo de soluciones se abre cada noche. Cualquiera puede adentrarse en ella. Y para ello se necesita tan solo aprender a recordar y a interpretar los mensajes que se obtengan.

 

 Clases de sueños

Un programa para trabajar con mensajes oníricos ha de incluir en primer lugar unas indicaciones para distinguirlos, pues tenemos tres o cuatro sueños muy diferentes cada noche:


Naturales: en los que nos vemos realizando cosas que anhelamos en la vida real (comer dulces, hacer el amor, viajar…) o damos rienda suelta a las obsesiones y los miedos, que se traducen en pesadillas.


Psíquicos o proféticos:
ofrecen espontáneamente información que viene de nuestro inconsciente sobre hechos futuros, y muestran los acontecimientos tal y como se producirán o en forma de símbolos. También traen soluciones en forma de frases pronunciadas por entidades espirituales que toman la forma de un ser muy bello.


Telepáticos:
ofrecen noticias de parientes moribundos o de seres queridos en peligro.


Proyección astral: es el término moderno para lo que nuestros antepasados consideraban viajes nocturnos del alma a otras dimensiones. A veces se habla durante ellos con otras almas.

Invocar respuestas y recordar tus sueños:
En segundo lugar es necesario aprender a pedir a nuestro inconsciente soluciones a nuestras inquietudes, y cómo recordarlas.

Con este fin, e inspirados por los rituales practicados en los templos egipcios de Isis o en los griegos de Asclepios y Ansiaros, presentamos este programa fácil de realizar:

-Durante la cena evita comer alimentos pesados y de digestión lenta, como la carne de cerdo, la cebolla, el ajo o el pimiento, y estimulantes, como el alcohol, el té o el café. Es preferible comer lechuga y beber una infusión de manzanilla con anís o mucha agua.

– Antes de ir a dormir toma una ducha o un baño caliente.

– Pon bajo la almohada un saquito con lavanda o unas gotas de aceite esencial de esta flor, así como una piedra de amatista.

– Utiliza sábanas o ropa de dormir blancas.

– Escribe la pregunta de forma concisa en un papel y déjalo bajo la almohada o sobre la mesilla de noche.

– Adopta una posición distinta a la habitual y repite internamente “voy a recordar mis sueños”.

– Ten a mano una libreta y un bolígrafo para anotar rápidamente lo que recuerdes cuando te levantes.

– Si al despertar te acuerdas de tus sueños, rememóralos dos o tres veces sin abrir los ojos y ponles un título: “jardín verde”, “circo romano” o “casa nueva”. Luego escríbelos.

– Por último, debes interpretarlos. Cuando pides un sueño adquieres la responsabilidad de aplicar sus consejos, así es que no has de olvidarlo.

 Averiguar su significado y seguir su dictado aportará luz a nuestras vidas.

Para este propósito es muy útil consultar un diccionario de sueños.

También es posible confeccionar un diccionario propio, pues cada elemento puede tener un sentido distinto, según la educación y el entorno de la persona. Para ello, pregúntate: ¿qué significa este elemento del sueño para mí? y ¿qué me sugiere?

– Si, a pesar de seguir el programa, pasados unos días no consigues recordar tus sueños, pronuncia antes de irte a dormir y en voz alta tres veces la siguiente frase: “no me asustan mis sueños, estoy preparado para la verdad, recordaré todos mis sueños, tanto los positivos como los negativos”.


Símbolos universales

Hay una serie de símbolos universales que aparecen en casi todos los sueños.
Los cuatro elementos
El Fuego se relaciona con el entusiasmo y la fe en las propias acciones. Si es hogareño y acogedor indica que nuestros proyectos siguen adelante. Pero si es incontrolado augura fiebres, obstáculos o un exceso de pasión.

El elemento Agua representa el mundo de los sentimientos. Si es cristalina y fluye encauzada, las relaciones emocionales serán felices y sinceras. Cuando amenaza inundación o es cenagosa se anuncian disgustos y conflictos.

Falta de agua se refiere a falta de amor. Por su parte, el Aire se asocia al pensamiento y a la palabra. Si en nuestros sueños aparece un huracán, significa que nos identificamos demasiado con las ideas ajenas. Pero si es representado por medio de un abanico, un ventilador o una bandada de pájaros, indica cuchicheos. Y los sueños en los que nos vemos volando se asocian a la evolución espiritual o a ideas muy originales.

Por último, la Tierra simboliza los asuntos prácticos. Si es árida y seca, sufriremos penurias. Sin embargo, si es fértil, gozaremos de abundancia. Los objetos de barro o arcilla moldeable señalan éxito en los proyectos, mientras que el barro líquido simboliza el fracaso. Las rocas auguran solidez, pero si se tropieza con ellas, obstáculos. Penetrar en cuevas se refiere a la necesidad de autoconocimiento y reflexión.

 

Figuras geométricas

El círculo sugiere que tenemos que limar asperezas para atraer cambios positivos. El triángulo anuncia una situación armoniosa o espiritualidad. El cuadrado señala el apego a los bienes materiales. La estrella habla de la protección contra las malas influencias y la pirámide, de encuentros felices y la capacidad de síntesis.

Sensaciones

 El frío y la soledad nos indican que nos falta más seguridad y autoestima. El calor, que es preciso dar rienda suelta a la pasión. El hambre nos previene de que no alimentamos suficiente nuestro espíritu y el cansancio previene sobre la falta de vitalidad, por lo que requerimos un cambio de hábitos.

 

Estaciones del año

La primavera marca la prosperidad material y la llegada de un amor. El verano, el inicio de una relación sentimental muy feliz y la realización de viajes de placer. El otoño es tiempo de cosecha y de nostalgia. El invierno abre sus puertas a la tristeza pasajera.
Elementos mitológicos
El laberinto constata un error de cálculo que señala que nosotros mismos tendemos nuestras propias trampas. Volar sobre una alfombra indica que las aspiraciones son superiores a los talentos. Montar a caballo sugiere una imaginación fértil y gran creatividad. Cruzar un río en barca advierte de que hay que mirar la realidad desde otra perspectiva, desde la otra orilla. Luchar contra monstruos significa que hay que identificar ciertos aspectos oscuros de la personalidad y tratar de erradicarlos.
 Emociones
Ira, tristeza, alegría, impaciencia, impotencia e intolerancia señalan que sentimos en la vida real esas mismas emociones hacia alguna persona o situación. 

Animales

Generalmente se les asocia con sus cualidades o sus defectos. Abeja, laboriosidad; águila, sacrificio por grandes ideales; araña, tu inconsciente te tiende una trampa; ballena, transformación espiritual; delfín, alegría; caballo, victoria; cisne, transformación personal; dragón, lucha contra los instintos primitivos; gato, engaños, celos y envidias; hormiga, época para economizar y trabajar; lobo, egoísmo; mariposa, metamorfosis personal e imprudencia; moscas, personas fastidiosas; paloma, paz y solidaridad; perro, amistad leal o ira descontrolada, si está rabioso; rata, algo nos corroe por dentro; serpiente dormida, energía apaciguada, y, si nos habla, tentaciones peligrosas; toro bravío, instintos que es preciso dominar.

Plantas

Si aparecen radiantes de vida, tendremos buena suerte, aunque pasajera, nuestros deseos se cumplirán. Si están marchitas, habrá dificultades momentáneas. Cada planta se asocia a un símbolo: lirio, renacer; orquídea, sexualidad; rosa, amor; etc.
Árboles
En general, son un augurio benéfico que señala la venida de tiempos felices, aunque si están secos y sin hojas nos advierten de la llegada de dificultades. Su significado depende también del simbolismo de cada especie: abeto, seguridad; roble, vitalidad; ciprés, tranquilidad; palmera, alegría; higuera, sabiduría, y un largo etc. 

Colores

Blanco, nuevo renacer y cambios inmediatos. Negro, transformación necesaria. Azul, aconseja prudencia. Verde, equilibrio físico y curación. Rojo, necesidad de moderación. Amarillo, equilibrio mental.

Parientes o acontecimientos familiares

Siempre que soñemos con familiares el sueño hace referencia a aspectos ocultos de nuestra personalidad representados por esos parientes. Los abuelos simbolizan la sabiduría y nuestro lado más juicioso y maduro.

Los padres nos hablan de personas protectoras que aparecerán en nuestras vidas, o nos advierten de que tendremos que desarrollar nuestra faceta paternal pronto. Los hermanos nos indican la existencia de partes desconocidas de nuestra personalidad o rasgos que envidiamos en otras personas. Los hijos nos muestran nuestro lado más infantil. La figura del marido nos habla de la necesidad de integrar los aspectos masculino y femenino en nuestro temperamento. Y los acontecimientos familiares, como un bautismo, un nacimiento o una boda, anuncian nuevos proyectos que tendrán éxito en nuestras vidas. Por el contrario, los entierros y los abandonos nos indican la necesidad de terminar con situaciones que nos crean un serio desequilibrio emocional.

 

FECHAS MÁGICAS PARA SOÑAR

– Víspera de Santa Catalina (26 de noviembre)
Es el momento ideal para soñar con el futuro novio. Para ello, solo hay que preparar un bollo de pan con mucha sal.


– Noche de San Juan
Recoge una rama de verbena y ponla bajo la almohada para tener sueños proféticos. O formula el deseo de conocer a la futura pareja.


– Víspera de la Candelaria (2 de febrero)

Pon ruda y romero en el dormitorio y coloca bajo el cojín un pedazo de bollo de harina hecho con aceite y azúcar para soñar con el futuro marido, los hijos y las circunstancias económicas.

Cómo evitar las influencias maléficas… durante el sueño
Para evitar que se cumplan las predicciones nefastas de los sueños basta con escribirlos en un papel, romperlo y quemarlo. En Egipto era costumbre frotarse la frente con pan empapado en cerveza y mirra para exorcizar cualquier predicción nefasta.

¿Para qué sirve soñar?

Hay distintas teorías:

Antropológica: los sueños son el paseo nocturno del alma.

Biológica: los sueños permiten al cerebro de los mamíferos permanecer alerta, vigorizado y caliente.

Biofisiológica: consolidan el aprendizaje y los procesos de la memoria.

Psicológica: permiten integrar y comprender emociones, además de mantener el sentimiento del yo durante la noche.

Para saber los significados de la mayoría de los sueños, os recomiendo este Libro: «El gran libro de los sueños» de Emilio Salas.