En Pontevedra existe un roble centenario de enormes dimensiones: «el Carballo de Santa Margarita».
Se ubica en la parroquia de Mourente dentro de un entorno urbano formado por una plaza cerrada, una fuente a la que se le atribuían «poderes milagreiros» en donde se curaba la lepra en tiempos pasados, un banco de piedra circular y la capilla de Santa Margarita.
El Carballo de Santa Margarita es el indiscutible protagonista del lugar.
Se trata de un árbol tipo Quercus Robur L. Los expertos calculan unos 500 años de vida, quizás algunos más.
Gracias al paso de varios siglos cuenta con un destacado volumen: 18,40 m de altura, 8,50 m de perímetro normal, 21,35 m de diámetro en su copa.
Sus notables carácterísticas físicas han sido determinantes para que haya pasado a formar parte del Catálogo de Árbores Senlleiras de la Xunta de Galicia, además de ser una joya natural reconocida en el conjunto de la sociedad pontevedresa.
En tiempos pretéritos, Pontevedra y su entorno estaba poblada por un antiguo bosque de vegetación autóctona gallega siendo el roble el árbol más destacado, donde los druidas realizan todo tipo de rituales místicos. Además, la historia ha querido que sea el Carballo de Santa Margarita el fiel y silencioso vecino protagonista del paso de tantos y tantos avatares y acontecimientos que se han desarrollado, en ocasiones, bajo su propia copa y hojas.
A su sombra pasó el Padre Sarmiento sus tardes de juegos infantiles. Sus ramas serían testigo mudo de infinitas promesas de amores imposibles de romper, según la leyenda el propio Castelao dedicó una de sus ilustraciones de «Cousas da vida». Fue testigo de conspiraciones políticas en la época de la Reina Isabel II.
Durante la Guerra Civil fue testigo de los fusilamientos de la época. El tronco aún conserva las huellas de los balazos que mataron a los condenados colocados de rodillas al pie del árbol … El Carballo de Santa Margarita es el ser vivo más longevo de la ciudad del Lérez, es el «Matusalén de Pontevedra». Ha sobrevivido a incendios y plagas, incluso al huracán que arrasó la ciudad en 1886 …
Por méritos propios y sentimentales es «el carballo más glorioso de Galicia». Debemos cuidarlo y protegerlo. Debe seguir siendo el silencioso y atento notario de nuestra historia.