El buffet más grande del mundo a unas horas en tren de España por menos de 60€: tiene más de 300 referencias
Le Grands Buffet en Francia tiene el récord Guinness por su colección de quesos con más de 111 variedades y obras de arte que valen millones.
Cuando arte y gastronomía se juntan a lo bestia en un mismo punto desde hace 35 años, se crea una auténtica experiencia culinaria que moviliza a millones de comensales que están deseando ir a la pequeña ciudad francesa de Narbona sólo para conocer el buffet libre más grande del mundo.
Con 6 meses de lista de espera, Le Grands Buffets es el restaurante de más de 1.000 metros cuadrados que recrea los palacetes franceses del siglo XVIII y alberga en su interior más de 300 referencias culinarias, llegando a batir récords como el Guinness a la mayor colección de quesos del mundo.
Cada año, el buffet recibe más de 390 mil comensales, de los cuales más de 50 mil son españoles, pues en tren de alta velocidad está a poco más de dos horas desde Barcelona y cinco desde Madrid. Además, el precio por comer en él es de 57,90 euros por adulto, 28,90 euros niños menores de 10 años y gratuito para menores de 6 años.
Fundado en 1989, actualmente, es el restaurante más grande de Francia en volumen de negocio con una facturación anual de 27 millones de euros. Detrás de Le Grands Buffets está el francés Louis Privat (Narbona, 1953), un empresario y coleccionista de arte empedernido que vive por y para su restaurante, pues su objetivo siempre ha sido recrear un «repertorio de platos emblemáticos de la cocina francesa» en honor a «Auguste Escoffier, el más ilustre de los cocineros franceses».
El señor Privat muestra su proyecto de vida con entrega y pasión y, en vez de plantearse la jubilación, busca formas de ampliar el buffet para llegar a más gente. «Quiero poner el lujo de una gran casa al alcance de todos», explica el propietario de Le Grands Buffets.
Récord Guinness de quesos
Lo mejor para vivir la experiencia de Le Grands Buffets al completo es ir sin prisa, tomarte tu tiempo para ver e intentar degustar las más de 300 referencias culinarias que tienen, disfrutar de los rituales gastronómicos que ofrecen y visitar todos los salones, que esconden auténticas obras de arte. El restaurante acoge a más de 500 comensales por servicio.
Sin duda, una de las cosas que más llaman la atención es la fuente de bogavantes, de los que venden unas 40 toneladas al año, y su colección de quesos curados con más de 111 variedades, que bate el Guinness World Records al surtido más grande del mundo.
Tiene más de 45 platos calientes elaborados al momento bajo la orden del chef ejecutivo, Philippe Munos, que con más de cien cocineros a su cargo anuncia la comanda bajo la respuesta de ‘Oui, chef’.
Entre la amplia selección de platos están la liebre à la Royale, el plateau royalde marisco y bogavante, el rodaballo al horno, el turnedós al foie gras, el cochinillo, la pierna de cordero al asado, la riñonada, el hígado de ternera en salsa persillade, etc.
A su vez, tiene nueve variedades de foie gras, nueve jamones al corte, cinco variedades de paté en croûtes, etc. «Hemos querido recuperar los oficios tradicionales como el de quesero o charcutero», añade Privat.
Por otro lado, es el único restaurante en Francia que ofrece en su menú diario le canard au sang (el pato a la sangre), un plato en peligro de extinción de la gastronomía francesa. Esta emblemática receta es representada según el ritual ancestral de los maîtres canardiers y se desarrolla ante la atenta mirada del comensal.
Pero deja hueco para el postre porque hay un apartado específico con 96 variedades de dulces y repostería donde puedes probar desde recetas típicas de las abuelas francesas, como el tarte tatin, los crepes, los helados o la omelette norvégienne (tortilla noruega). Asimismo, en este pasillo no puede faltar la fuente de chocolate.
En el apartado líquido destaca su carta de vinos, que cuenta con más de 170 referencias francesas. Las botellas de vino y champagne son servidas en mesa a precio de productor. Tiene vinos de precios tan desorbitados como el Chateau Lafite Rothschild 2004, de 1.350 euros.
Arte en la cocina
El señor Privat es un amante del arte y lo comparte a través de la adquisición de piezas de colección como la escultura del tenedor más alto del mundo o piezas exclusivas como joyas, vajilla y pinturas que adquiere en subastas.
Las obras no las expone ante los comensales por simple estética. De hecho, las cocinas y espacios solo para el personal también esconden obras de arte moderno incrustadas en las encimeras o parrillas firmadas por artistas abstractos.
Cada comedor te hace sentir en un salón de un palacio afrancesado. Cada uno está dedicado a un artista y todos tienen piezas excepcionales procedentes, por ejemplo, del palacio de Versalles o tapicerías del siglo XVII. Mención aparte merece el salón Doré, la debilidad del señor Privat, donde los revestimientos de sus paredes están formados por 18.000 hojas de oro colocadas a mano.
Entre tanto lujo y exclusividad no pega ponerse las botas como en un buffet libre al uso. Como indica su propietario, este concepto francés es con el que se realizaban las recepciones reales más tradicionales hasta mitad del siglo XIX y no consiste en comer todo, sino en elegir lo que más te gusta.
Por eso hay gente que repite en varias ocasiones e incluso dedica cada visita para conocer un área muy concreta del buffet más grande del mundo.