¿ Qué haces con tanto dolor ? ¿Si te duele, si necesitas llorar, si estallas y si lastimas a alguien? ¿Qué haces? Romper un folio, un boli…gritar… ¿Dónde está esa pastilla mágica que borra o evita todo este sufrimiento? En momentos, probablemente busques algo para no sentir, algo que te evite acercarte al sufrimiento pero no existe. No hay píldora mágica que borre todo el sufrimiento de una persona, de una familia o de una sociedad.
¿Y qué pasa si te sientes mal?, ¿Qué pasa si necesitas llorar? Todos buscamos la felicidad eterna, una que nunca termine y siempre esté en sus máximos niveles sin darnos cuenta que ni las máquinas lo consiguen. Nunca le negamos a nuestro móvil la oportunidad de cargarse, de rellenar su batería al igual que tampoco lo hacemos con el coche ya que paramos a rellenar su depósito con frecuencia. ¿Qué pasa entonces con nuestra autoexigencia? ¿por qué nos exigimos siempre estar al máximo?
Es frecuente escuchar: “no, yo no lloro que eso es de cobardes”. Probablemente te estés preguntando qué es lo que hacen los valientes porque no hay nadie más valiente que aquel que se atreve a frenar, que se prepara para sentir y que lo siente. Y si eso provoca llanto, alegría…lo hace porque al final todos necesitamos llorar en algún momento, reír en otros y gritar a veces.
Desde niñ@ aprendes a disimular que estás triste, que te duele que tu primer amor te deje…y experiencia tras experiencia vas normalizando la evitación de tus sentimientos y tus emociones. Sin embargo, no hay nada más adaptativo que sentir dolor. Si el dolor físico nos avisa de una lesión o de una herida que ya existe, el dolor emocional nos permite darnos cuenta que algo no está bien y que debemos atenderlo para poder solucionarlo.
¿Qué es el dolor emocional?
Es frecuente relacionar el dolor con una sensación molesta de una parte del cuerpo por causa interna o externa. Sin embargo, pocas veces se tiene en cuenta que también implica sentimientos, ya que podemos sentir dolor cuando sentimos pena o tristeza.
Hablamos de dolor emocional cuando nos referimos al sufrimiento en el que no media ningún motivo físico. Es frecuente referirse a él hablando de una herida interior que no podemos ver pero que sentimos de manera intensa. Las causas del dolor emocional son muchas y diferentes en función de la persona (conflictos, soledad, muerte, miedos, sueños no cumplidos, experiencias negativas, enfermedad de un familiar, etc.).
El dolor emocional es una experiencia normal y común. Probablemente todas las personas pasen a lo largo de su vida por situaciones o experiencias que generan este sufrimiento. Sin embargo, no siempre se supera y muchas personas optan por ocultar o hacer como si nada hubiese sucedido contribuyendo a empeorar la situación. Debes recordar que cuando un problema emocional no se soluciona trae consigo consecuencias y las sufre todo nuestro cuerpo.
Es decir, si no se gestiona de manera adecuada el cuerpo va expresar todo este sufrimiento, muchas veces en forma de enfermedades. Estaríamos hablando de, por ejemplo, cefaleas, insomnio, problemas musculoesqueléticos, ansiedad, migrañas, mareos…
¿Cómo puedes gestionarlo?
- Acepta tu sufrimiento. Ser consciente de lo que te está pasando es una habilidad muy importante ya que te permite entender y cambiar. No debes juzgar lo que te está pasando sino aceptarlo para poder continuar.
- Permítete sentir. No escuches a quien te diga que no llores. Ignora a todo aquel que te diga que hagas como si no pasara nada…NO LES HAGAS CASO. Permítete sentir, llorar, gritar, reír…Necesitas desahogarte, hazlo. El desahogo emocional es necesario y saludable. Todos necesitamos “descargar” lo que tenemos dentro para poder cerrar etapas y continuar. Tú al igual que todos necesitas entender lo que ha pasado y no huir. Por eso siente y escúchate a ti mismo.
- Priorízate a ti mismo, a tus cosas, a tus deseos, a tus emociones. Dedícate el tiempo necesario. Descansa, aprovecha para practicar actividades que te generen bienestar. No tomes decisiones apresuradas a causa del dolor psicológico.
- No te identifiques con el sufrimiento. Recuerda que es pasajero pero no es tu vida. No puedes dejar que el sufrimiento ocupe toda tu vida. Debes lograr encontrar el equilibrio entre buscar la felicidad de manera inmediata, lo que nos lleva a no permitirnos sentir, e identificarte con el dolor ya que ninguna de las dos opciones es saludable.
- Busca apoyo. Rodéate de las personas que te entienden, te apoyan y no intentan negar tu realidad. Busca a las personas que aportan cosas positivas a tu vida.
- Reinvéntate. Cultiva esperanzas e ilusiones. Coge el tren que has perdido o encuentra uno nuevo. Rodéate de gente que te ayude a cultivar tu crecimiento personal. No olvides que el dolor emocional va cicatrizando poco a poco, necesitas tiempo para que cada día te duela menos. Por eso para superarlo tienes que tener nuevas esperanzas, nuevas ilusiones.
Cuando el dolor emocional es fruto de un problema más grave o aparece en una situación difícil recuerda que no tienes que enfrentarte tu solo y puedes pedir ayuda a profesionales que te ayuden a superarlo.
El reiki es una terapia muy buena para esto.