Dicen que no puedes salvar a nadie y nadie puede salvarte a ti y en parte es cierto.
No puedes salvar a nadie porque no puedes eliminar el dolor de nadie directamente , ni puedes recorrer su camino por ellos, y ni siquiera vas a poder dar consejos que ellos mismo no estén preparados para coger, y sin embargo qué curioso porque a mí personalmente algunas personas si que me han salvado en momentos donde la vida se me caía encima y pensaba que ya no tenía ningún sentido seguir estando aquí por eso si diría que me han salvado de otras formas diferentes , porque me han inspirado más a confiar en que sí que había un esperanza para mi, me han ofrecido su paz, su compasión, su presencia, sus abrazos, su humor y sus chistes sanadores, su escucha incondicional sin juicio e incluso han tenido la amabilidad de compartir sus propios caminos y procesos personales conmigo.
Personas que han sido lugares seguros con quienes he podido sentirme libre de ser quien soy, desde el cariño y el no juicio, y esto es lo básico que un ser humano necesita siempre y especialmente cuando lo está pasando mal, ser un lugar seguro donde el dolor pueda tener su espacio para ser expresado , y es que a veces no necesitamos soluciones rápidas, sino que solo necesitamos un lugar seguro , un vinculo que nos recuerde incluso en silencio que la vida aún merece ser vivida.
