Excelentes canciones, buenas interpretaciones y acertadas dosis de aventura y humor. Mary Poppins (1964) lo tenía todo para convertirse en un clásico del cine familiar… y lo logró con creces.
Protagonizada por la actriz Julie Andrews, la película narra la historia de una niñera mágica y extravagante, caída del cielo procedente de no se sabe dónde, que, en el Londres de principios del siglo XX, se introduce en la vida de una familia londinense formada por un padre banquero, una madre sufragista y dos niños rebeldes a los que ella embarcará en fantásticas aventuras.
El origen de todo
Mary Poppins es una creación de la escritora P. L. Travers, quien le fue dando vida a lo largo de una serie de ocho libros publicados entre 1934 y 1988. La fama no le llegaría hasta convertirse en protagonista de una película musical de Walt Disney. Pero, ¿de dónde vino?
La propia Travers confesó en una entrevista que todo surgió una tarde en la que su madre, tremendamente angustiada, se fue de casa diciendo que iba a tirarse al arroyo que pasaba cerca de la parte trasera de la propiedad. Para intentar calmar a sus hermanas, Travers, que entonces tenía 11 años, las sentó frente al fuego y les contó una historia que se había inventado sobre un mágico caballo blanco que podía sumergirse hasta el fondo del mar. Años más tarde, la autora declararía su certeza de que esa criatura corría bajo tierra y acabó apareciendo como Mary Poppins.
Primer acercamiento
Las hijas de Walt Disney estaban tan enamoradas de los libros de Travers que le hicieron prometer a su padre que los convertiría en una película. Y esto empujó al empresario a intentar comprar los derechos cinematográficos de Mary Poppins a P.L. Travers en 1938. Ella rechazó su oferta, pues, por un lado, no creía que una versión cinematográfica hiciera justicia a su creación y, por otro, miraba con cierto recelo a los estudios Disney, que en aquella época todavía no habían producido ninguna película de acción real. Disney y ella tardarían más de veinte años en llegar a un acuerdo.
Tenía que ser Julie Andrews
Originalmente, Walt Disney había considerado a Mary Martin, Bette Davis y Angela Lansbury para el papel de Mary Poppins, basándose en la fría caracterización de los libros de P.L. Travers. El estudio se decantó por Julie Andrews después de verla en el programa de Ed Sullivan Toast of the Town, en enero de 1961, haciendo fragmentos de Camelot, el espectáculo que entonces representaba en los escenarios de Broadway.
Aproximadamente un mes después de esto, Disney fue a Nueva York, vio el montaje y conoció a Andrews entre bastidores. Cuando luego ella le mencionó que estaba a la espera de ver si se quedaba con el papel de Eliza Dolittle en la versión cinematográfica de My Fair Lady, el cineasta respondió que no le importaba esperar por ella y empezar a rodar en 1964. Como Audrey Hepburn fue finalmente elegida para ese papel, ambas películas empezaron a rodarse entre agosto y septiembre de 1963.
Rodaje engañoso
En la película, ambientada en el Londres eduardiano, los espectadores son transportados a lugares encantadores como la casa familiar de los Banks, en el número 17 de la calle del Cerezo, el Banco de Inglaterra o la catedral de San Pablo, aunque ninguna de sus escenas fue rodada realmente en la capital británica. Todas las secuencias se filmaron en el estudio de grabación de Disney en Burbank, con telones de fondo meticulosamente pintados.
Una palabra icónica
La palabra «supercalifragilisticoespialidoso», que da título a la canción que aparece en un tramo de la película en el que Mary Poppins es entrevistada después de ganar una carrera de caballos, no se creó enteramente para esta película.
Una variación cercana se utilizó por primera vez en una canción de 1949, «supercalafajalistickespialadojus», escrita por Gloria Parker y Barney Young. Ambos autores demandaron a Disney por plagio, pero perdieron después de que los abogados del empresario demostraran que una palabra similar ya había sido utilizada por Helen Herman en el Syracuse Daily Orange, un periódico universitario, en marzo de 1931.
La testarudez de Van Dyke
Gracias a su papel en este filme, Dick Van Dyke, que por cierto sigue estupendo (y ganando premios) a sus 98 años, consiguió mostrar su amplia gama de talentos. Por lo visto, cuando el veterano actor leyó el guion, ya había sido elegido para el papel de Bert, el deshollinador cantarín, pero el del señor Dawes Jr. le pareció tan histérico que presionó a Walt Disney para que se lo diera a él, ofreciéndose incluso a interpretarlo gratis.
Disney consintió, pero antes obligó al actor a pasar por una audición para el papel y a hacer una importante donación a su escuela de artes visuales CalArts.
Dato para fetichistas
El caballo en el que montaba Julie Andrews, primero en el carrusel y más tarde en la carrera de caballos, sigue expuesto hoy en día en Orlando, Florida. Para aquellos que estén interesados, el caballo del carrusel se encuentra dentro de una vitrina ubicada en el vestíbulo de la réplica del Teatro Chino de Grauman, y se puede ver mientras se hace cola para The Great Movie Ride en Hollywood Studios.
Ristra de premios
La película funcionó muy bien en taquilla y obtuvo un beneficio neto de 28,5 millones de dólares —Disney empleó parte del dinero recaudado en hacer realidad el sistema de monorraíl de Walt Disney World—. También se hizo con cinco premios Oscar, de un total de trece nominaciones.
Una de las estatuillas doradas fue a parar a manos de Julie Andrews, ganadora del Oscar a la Mejor Actriz, y otras dos —mejor banda sonora y mejor canción— acabaron en las vitrinas de los hermanos Richard M. y Robert B. Sherman —quienes también crearon los temas de otras cintas míticas como Chitty chitty bang bang o El libro de la selva—.
Cinta denostada por Travers
P.L. Travers nunca perdonó a Walt Disney lo que ella consideraba una adaptación vulgar e irrespetuosa de sus libros. En 1993, el productor teatral Cameron Mackintosh se dirigió a ella para proponerle una versión teatral musical de su obra.
En un principio, la australiana se negó, aduciendo su descontento con el resultado del filme de 1964. Acabó cediendo tras varias reuniones, pero volvió a negarse cuando Mackintosh sugirió utilizar las canciones de la película de Disney en la producción. Después de muchas súplicas, el productor la convenció para que permitiera una producción escénica con las canciones de la cinta, con la estricta condición de que ningún estadounidense participara en el desarrollo y que, además, nadie que hubiera estado involucrado en la versión cinematográfica pudiera colaborar.
Un exitoso musical
Fue en 2004 cuando se estrenó en Londres el musical Mary Poppins. Dos años después, el espectáculo aterrizó en Broadway. El público lo recibió con los brazos abiertos y durante los siguientes años se llegaría a hacer con un puñado de nominaciones a los premios Tony, incluida la de mejor musical.
Travers no llegó a verlo, pues falleció en 1996, cuando el proyecto se encontraba en pleno desarrollo. Mackintosh se valió precisamente de este hecho para finalmente permitir cierto grado de participación creativa a Walt Disney Company —que entonces pasó a coproducir el musical—.