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Cuerpo abierto o persona sensitiva

Las personas altamente sensibles son muy cuidadosas. Por ello, suelen mostrarse más consideradas con la gente y tienen muy buenos modales. También tienden a darse cuenta antes, de que alguien no se está, comportando bien. Son más conscientes de dónde han dejado su carrito de la compra, no por temor a que alguien se lo robe, sino porque no quieren molestar a nadie al bloquearle el paso.

Las personas altamente sensibles reaccionan a las críticas de forma más intensa. Como consecuencia, a veces emplean algunas tácticas para evitar las críticas, como por ejemplo, tratar de agradar siempre a la gente, criticarse a sí mismos, o evitar mostrar el origen de las críticas.

“Si alguien te dice algo negativo, tú puedes responder que te da igual, y nadie se sentirá ofendido. Pero, si se tratara de una personas altamente sensible, se lo tomaría muy a pecho”.

Muchas personas sensibles les gusta trabajar desde casa o ser autónomos, porque así pueden controlar los estímulos de su lugar de trabajo.

Los que no tienen el lujo de poder elaborar sus propios horarios de trabajo flexibles, prefieren trabajar en espacios pequeños y cerrados, donde tienen más privacidad y menos ruido.

Ser tan sensible, no es un don, ni una maldición, ni un fallo, ni un error. Es un desafío y un regalo. Un desafío porque cada vez hay más personas sensibles que se agrupan para ser entendidas y valoradas.

Un regalo por poseer el privilegio de ofrecer sentimientos de ternura, cariño, comprensión, sin que los demás sepan en ocasiones que están necesitados. Todos podemos beneficiarnos.

Receptividad a los detalles, Olores, sonidos, sabores, texturas… Quienes desarrollan su lado sensible para apreciar y admirar esos pequeños detalles, disfrutan más de ellos. Además de que, por supuesto, sea esencial en determinadas ocupaciones.

Aprecio de matices, capta diferencias que a otras personas les pasarían inadvertidas. Y esas diferencias le sirven para considerar unas u otras opciones.

Conciencia emocional. La persona muy sensible intenta interpretar su estado interior, emociones y sentimientos.

Ese caudal, en caso de los artistas, puede ser canalizado hacia su obra. Aunque tampoco hace falta dedicarse a algo creativo para saber sacarle partido.

Como el escalón que sigue al anterior, la persona sensible puede sacarle partido a su potencial dirigiéndolo hacia algo creativo.

Una buena mayoría de las personas muy sensibles son también introvertidas, lo cual no es obstáculo (al contrario) para ser creativo.

Tienen empatía, saben sintonizar con las emociones y pensamientos de otro, además de ser útil en las relaciones personales, es una herramienta indispensable para aquellos que trabajan en atención directa a personas.

La alta sensibilidad propicia una mayor empatía.

Los inconvenientes de ser muy sensible es la Sobre-estimulación. La persona muy sensible es receptiva a tal cantidad de estímulos, que puede verse abrumada recibiendo e interpretando toda esa información.

Su mundo interior se ve saturado, pudiendo desembocar esta situación en cansancio, estrés, ansiedad, depresión…

La susceptibilidad, otro punto en contra, la permeabilidad exagerada hacia lo que dicen, sienten o piensan los demás.

La necesidad de espacio propio.

Quizás por esa sobrecarga, requiere aislarse más, para “descansar” o estar consigo misma.

Un inconveniente dependiendo del momento, puede ser, el Perfeccionismo, pensar, analizar y dar vueltas sobre un buen abanico de matices podría resultar un perfeccionismo estresante.

En nuestra cultura occidental moderna está más valorado ser extrovertido y muy sociable. Alguien hipersensible e introvertido no se ajusta a la moda de los tiempos que corren.

Pero eso lo podríamos contar como algo bueno, ¿no?

A mí me parece que la sensibilidad (o incluso la gran sensibilidad) es una cualidad con más ventajas que desventajas. Bien canalizada, es un tesoro de enorme valor.

Lo que ocurre es que habría que aprender a defenderse de los potenciales peligros que conlleva. Son pocos, pero devastadores para la persona.

Cuando hablamos de ser una persona sensitiva, estamos hablando de una persona que tiene algún grado de médium, no necesaria tiene porque ver espíritus, a veces solamente basta con sentirlos.

Todos los seres humanos en cierto grado, tenemos una parte sensitiva que nos permite sentir cosas que muchas veces no podemos ver con los ojos, pero no todas las personas cuentan con un grado alto para poder percibirlo, por lo que se va quedando inutilizado.

La persona sensitiva a veces puede tener necesidad de estar a solas o junto a la naturaleza para recargar las energías. Ella también suele notar cuando una persona está desplazada en un ambiente porque siente el dolor y la soledad que ésta está irradiando.

Ella siente un gran peso energético en lugares apiñados de gente porque, cuando aún no ha desarrollado la consciencia de que es sensible, puede ser como una esponja absorbiendo todo cuanto está en el ambiente, sin saber definir lo que es suyo y lo que no lo es.

Y, finalmente, a ella a veces acuden personas que necesitan auxilio o que quieren solamente desahogarse, porque a veces es utilizada por las fuerzas del bien como instrumento para ayudar a las personas.

Lo ideal es que la persona sensitiva procure estudiar la espiritualidad y los fenómenos energéticos. Solo así podrá tener control sobre su sensibilidad y desarrollar medios de emplear ese talento en beneficio propio y del planeta como un todo.

Las personas sensibles solo sufren porque nuestra sociedad no las ha instruido acerca de los fenómenos psíquicos, ya que ni siquiera reconoce la existencia de éstos. Por eso ellas no tienen cómo comprender o procesar las emociones venidas de los demás ni disponen de medios para controlar su capacidad.

Los sensitivos pueden hacer alguna de las siguientes cosas:

Son capaces de curar enfermos por medio de la imposición de manos.

Son capaces de ayudar a almas perdidas a cruzar al otro lado – muchas personas mueren de formas traumáticas y no saben cruzar-.

Son capaces de ver cosas que al ojo humano normal son imperceptibles.

Mientras que el resto de las personas tenemos la capacidad de ver y luego sentir, las personas sensitivas pueden sentir sin ver.  Son capaces de tener conexiones telepáticas con otras personas sin que estas lo noten y oyen cosas que los demás no pueden escuchar.

Los fríos son repentinos, se siente la necesidad de dormir con la luz encendida sobre todo en la infancia y muchas veces de mayor. Sueños premonitorios, viajes astrales, sentir emociones de otras personas.

Pero lo que sí es importante que el individuo mantenga un equilibrio interior y sepa reconocer cada uno de los posibles fenómenos que se puedan manifestarse desde un punto de vista objetivo y científico. Desde ya que si logra despertar condiciones internas especiales será mucho más productivo y eficaz en su trabajo.

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