Estamos bastante familiarizadas con el dolor o con las molestias físicas. Tanto es así que, en muchas ocasiones, esta es la vía a través de la que nos damos cuenta de cómo nos estamos sintiendo. Sin embargo, no solemos estar tan familiarizadas con nuestras emociones.
Así, solemos preguntarnos:
¿Por qué me duele la cabeza?
¿Por qué tengo tensión en la mandíbula?
¿Por qué aprieto los puños?
Las respuestas a estas preguntas tienen mucha relación con somatizar, es decir, cuando la emoción afecta al cuerpo.
Significado de somatizar
Somatizar es la forma que tiene nuestro cuerpo de decir que le escuchemos. La forma en la que hemos aprendido a relacionarnos con nuestro cuerpo es puramente física. Es decir, hemos aprendido a identificar síntomas como el dolor, las molestias, o la tensión a nivel corporal, pero no tanto a identificar emociones.
Con ello, solemos prestar mucha atención a la forma en la que nos sentimos a nivel corporal y a hacer algo por revertir o solucionar estos síntomas.
Sin embargo, no solemos buscar entender de dónde viene todo eso que sentimos a nivel físico. Así, podemos decir que no solo nos relacionamos con nuestro cuerpo desde lo físico, sino también desde eliminar toda señal desagradable que sintamos.
¿Qué ocurre? Que nuestro cuerpo está directamente influido por la forma en la que nos sentimos. Y viceversa. En muchas ocasiones, esos síntomas físicos tienen un origen emocional. Y es entonces cuando hablamos de somatizar.
Por tanto, somatizar implica experimentar síntomas físicos que, más allá de poder ser explicados por algo a nivel orgánico, tienen un origen emocional.
De hecho, a las enfermedades que tienen este origen se las denomina también “enfermedades psicosomáticas”.
Estar tan desconectadas de nuestras emociones como lo estamos no significa que no las sintamos.
Lo que ocurre es que, si no prestamos atención a aquello que sentimos, estas emociones tenderán a buscar una ruta alternativa para aparecer.
Entonces, como si trataran de adaptarse al idioma que sí sabemos hablar, se expresan a través de lo físico. De hecho, hay una frase que dice “el cuerpo habla lo que la mente calla”. Esto sería, tal cual, el significado de somatizar.
Tipos de somatización más frecuentes
- Dolor de cabeza
- Tensión y dolor muscular
- Bruxismo
- Alteraciones en la piel (eczemas, dermatitis, picores…)
- Dolor de espalda, especialmente cervical y de cuello
- Molestias digestivas
- Náuseas
- Alteraciones en la menstruación
- Disminución del deseo sexual
- Insomnio y/o cansancio
Cómo curar la somatización
Nuestra salud física y nuestra salud mental son parte de una misma cosa. Así, en la medida en la que cuidemos una de ellas, la otra se verá beneficiada.
Sin embargo, ya hemos visto que hemos aprendido a relacionarnos con nuestro cuerpo desde tratar de eliminar todas aquellas sensaciones desagradables que sentimos.
Lo que ocurre es que centrar nuestros esfuerzos en eliminar una molestia en lugar de escuchar y entender de dónde viene consigue el efecto contrario: nuestro cuerpo seguirá pidiendo que le escuchemos por otras vías.
Así, lo importante al hablar de somatizar es cambiar la forma a través de la que nos relacionamos con nuestras sensaciones físicas y emocionales.
Esto se traduce en poder parar ese frenesí diario que nos lleva a movernos en piloto automático y a desconectarnos, y empezar así a prestar atención a lo que está pasando dentro de nosotras.
Podemos hacer pequeñas pausas diarias en las que preguntarnos:
- ¿Cómo estoy?
- ¿Noto alguna molestia/tensión/dolor a nivel físico?
- ¿Dónde lo noto?
- ¿Es una sensación que lleva acompañándome unos días?
- ¿Desde cuándo creo que estoy sintiendo esto?
- ¿Puede estar relacionado con la forma en la que me siento?
- ¿Qué estoy viviendo que pueda estar afectándome?
En definitiva, se trata de poder entrar en contacto con nuestro cuerpo y revisar qué relación tiene lo que este me dice respecto de lo que estoy sintiendo.
Esto no solo me abrirá la puerta a trabajar en el origen de mis síntomas somáticos, sino que también me ayudará a dar pasos hacia la gestión de mis emociones, dado que el cuerpo es el que a menudo me da las primeras señales emocionales.
¿Cómo dejar de somatizar?
Teniendo en cuenta que nuestras emociones tienen un componente físico muy importante y que se expresan a través de cambios en nuestro cuerpo, es imposible dejar de somatizar.
Las emociones generan cambios en nuestro cuerpo para movilizarnos hacia algo. Por ejemplo, el enfado generará tensión muscular y respiración agitada para poder defendernos.
El hecho de que nuestras emociones se expresen a través de nuestro cuerpo no es un problema. El problema viene cuando no hacemos caso a lo que nos ocurre y nuestro cuerpo, en lugar de susurrar, empieza a gritar. El problema viene también cuando estos síntomas o malestares se cronifican y convierten en enfermedades (enfermedades psicosomáticas como el colon irritable, dolor crónico, fibromialgia, fatiga crónica, etc.) El problema viene, sin duda, cuando estas enfermedades acaban interfiriendo en nuestra salud y en nuestra vida diaria.
Lo ideal, como siempre, sería poder atender la llama antes que el incendio, y poder desarrollar una mayor atención y conciencia sobre nuestro cuerpo. Y, aunque esto sea algo que podamos lograr con trabajo personal y ayuda terapéutica, somos humanas. Y no siempre podremos hacerlo siguiendo este ideal.
Lo importante, en todo caso, es que recordemos que podemos pedir ayuda en cualquier punto. Tanto a la hora de desarrollar herramientas de gestión emocional y de conciencia corporal, como a la hora de lidiar con un grado de somatización alto que esté generando mucha interferencia en nuestro funcionamiento diario.
Aunque en muchas ocasiones lo que hagamos para poner solución al malestar físico sea acudir a un/a profesional de la medicina, suele ser importante atender esta sintomatología de forma multidisciplinar.