La felicidad es completamente subjetiva, existen en el mundo miles de circunstancias que pueden hacernos felices y que a otras personas les resulten insignificantes.
Sin embargo, dentro de esta subjetividad, hay momentos universales y a los cuales nuestro cuerpo responde de la mejor manera.
Durante mucho tiempo, los investigadores han estado buscando una respuesta al verdadero secreto de la felicidad para descubrir qué es lo que nos hace realmente felices.
A pesar de que siempre se haya pensado que va asociado a algo desmesurado, son los pequeños detalles los que la constituyen.
Un día soleado, un café con amigos, una cena familiar, una película en un día de invierno o disfrutar de nuestra comida favorita.
Detalles que marcan la diferencia por como nos hacen sentir y que activan nuestra hormona de la felicidad o más conocida como serotonina.
La serotonina es la encargada de brindarnos la felicidad, la que nos ayuda a controlar las emociones y genera en nosotros sensaciones plenas y auténticas. Si hay cosas que nos hacen felices de forma universal, es porque están relacionadas con ella, como comer jamón.
La serotonina y el jamón
A pesar de que creamos que sea un mito, comer jamón nos hace mucho más felices. Cortarlo implica dedicar un tiempo adicional a todas las lonchas que no llegan al plato y todos esperamos ansiosos que en la cesta de navidad haya una pequeña paleta.
El jamón supone un placer universal y ya no solo pueden decirlo los amantes del mismo, sino que es una cuestión de sus componentes y beneficios en la salud de las personas.
Cuando comemos jamón, estamos reduciendo nuestra ansiedad y, sin saberlo, estamos implementando nuestra felicidad. Esto es gracias a sus altos niveles de aminoácidos como el triptófano, disponible para nuestro metabolismo, de los que gozan marcas de primera calidad.
El cuerpo utiliza el triptófano para ayudar a producir la serotonina: cuando disfrutamos de un jamón de calidad, estamos siendo un poco más felices, pero también, sumergiendo a nuestro cuerpo a un estado de bienestar y relajación.
Gracias a todas las sensaciones que nos produce, el jamón es considerado como un antidepresivo natural.
Ayuda a reducir la ansiedad gracias a su efecto calmante del sistema nervioso, por lo que una loncha de Jamón no solo es buena para el paladar, también para el corazón.
No solo eso, sino que también el jamón actúa como un regulador del estado anímico.
Si estás en una cena de empresa y el comportamiento social es nulo, lo único que tienes que hacer es pedir una ración de jamón —o las que hagan falta—.
Más allá de la felicidad
Y si hacernos felices no es suficiente, el jamón cuenta con diferentes propiedades que contribuyen a una vida mucho más saludable y equilibrada.
El jamón no contiene aditivos ni conservantes, es un alimento natural que aporta proteínas, fósforo, vitaminas B y E y además, es rico en hierro, magnesio, zinc y calcio.
Contribuye a que los huesos tengan una mayor masa ósea y gracias a sus vitaminas, a que las personas cuenten con mucha más energía.
A pesar de las creencias, el jamón Joselito favorece la producción del colesterol bueno, reduciendo a la vez el colesterol malo. Esto se debe gracias a su alto contenido de grasas monoinsaturadas y antioxidantes naturales beneficiosas para nuestra salud.
Así como mitigar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, el jamón es muy positivo para nuestra salud intestinal y puede ayudar a frenar el envejecimiento celular.
Con lo cual, a partir de ahora, si alguien te llama la atención por comer jamón habitualmente, puedes elegir dos opciones, la primera contarle todos sus beneficios y la segunda, simplemente, ofrecerle una ración de felicidad.