Exponer la piel de los pies al contacto con la tierra, hierba o agua, constituye una excelente forma de fortalecer el organismo y conectar con la energía de la naturaleza, lo cual ha sido empleado desde tiempos de la antigua china hasta hoy, a través de diversas terapias alternativas.
Caminar o correr sin zapatos desarrolla más fuerza en los músculos de los pies, piernas y caderas. Favorece la circulación sanguínea, fortalece la musculatura de los pies, flexibiliza las venas y previene infecciones.
Entre los beneficios de caminar descalzo está el ajuste de los mecanismos del pie, pues esto ayuda a que éste tome la posición adecuada. Esto significa una mejoría en la forma de andar, con más agilidad y equilibrio. Por ello, los atletas terminan su rutina de ejercicios descalzos sobre el pasto.
Caminar descalzos en el pasto implica estar en contacto con la madre tierra para volver a recuperar la energía, fuerza, estabilidad, coherencia, solidez y el equilibrio. Caminar por las mañanas en el pasto fresco puede generar una sensación de bienestar y relajación, así como entusiasmo y fuerza.
Si piensas hacer ejercicio sin zapatos, ten en cuenta que debes comenzar poco a poco: primero camina descalzo en superficies blandas, puede ser en tu casa varios minutos al día para fortalecer los músculos en los pies y en los tobillos.
Notarás que la piel de planta del pie se hará más dura, espesa y resistente, y así quedará lista para ejercitarte descalzo durante más tiempo y sin que ello duela tanto.
Andar descalzo puede ser tan beneficioso como placentero para el pie, sobre todo después de un duro día de trabajo, debido a que la planta del pie es una de las partes del cuerpo con más terminaciones nerviosas. Por ello, llegar a casa y quitarse los zapatos, resulta una buena terapia para esta zona del cuerpo. ¡Pruébala!
Una de las cosas que más me gusta hacer es caminar descalza siempre que puedo, ya sea en mi casa, sobre hierva , sobre las piedras de un río, pero especialmente en la arena de la playa.
Ese contacto con la naturaleza, la mezcla entre arena y mar, tienen un efecto sanador en mí. Pero no es sólo un asunto de percepción. Realmente estar en contacto con la naturaleza tiene beneficios para nuestra salud.
Probablemente la mayoría de las personas, si es que no todas, están de acuerdo en que caminar con los pies desnudos sobre la tierra, es placentero.
En tiempos remotos los hombres pasaban más tiempo descalzos, y muchas actividades cotidianas se hacían de esta forma.
Hoy sabemos que ese conocimiento tiene una significación mucho más importante de lo que se pensaba.
Hace muchos años se pensaba que el planeta tenía una “carga neutra”, sin embargo, tiene en realidad carga negativa, lo que en la práctica significa gran abundancia de electrones. Los tejidos vivos son conductores naturales de electricidad, y la planta de nuestros pies, al tener un gran número de terminaciones nerviosas, cumple con el propósito de ser conductor de esta energía.
Producto de las necesidades de nuestra especie, el hombre comenzó a fabricar sus primeros calzados con cuero flexible. Sin embargo, esto no cambiaba en nada ese contacto con las texturas y las formas de la tierra. El cuero es también un buen conductor, y por lo tanto, los primeros calzados no significaron una “desconexión” con la tierra.
Sin embargo, hoy estamos muy lejos de interactuar con la carga eléctrica de la tierra, ya que la vida en grandes edificios, y ciudades de cemento nos han alejado del placer de tocar la tierra con los pies desnudos. Además, ¡las suelas de los zapatos son de material aislante!
Si una persona con alta carga negativa (exceso de electrones) camina a pie descalzo por un campo, la tierra se encarga de absorber ese exceso de energía, mientras que si tenemos carga positiva (falta de electrones) la tierra nos da la energía que necesitamos para producir el equilibrio necesario.
Cómo actúa el contacto directo con la naturaleza:
Una de las cosas más interesantes de estar en contacto directo con la tierra, es que nos permite mantener un perfecto equilibrio u homeostasis.
El oxígeno, tan necesario para la vida, es irónicamente lo que “nos mata”, ya que desencadena en nuestro organismo lo que se conoce como proceso de oxidación. Sabemos hoy que los mecanismos detrás de la enfermedad y el envejecimiento están profundamente ligados a este proceso oxidativo, que produce inflamación en los tejidos y deterioro a nivel celular.
Las moléculas que comienzan este proceso se llaman “radicales libres”.
Los radicales libres son moléculas que se han vuelto inestables por la falta de un electrón. A fin de permanecer estables se carga con electrones que roba a otras moléculas, produciendo una reacción en cadena.
La forma en que puede detenerse este proceso es a través de los antioxidantes. Cuando consumimos alimentos ricos en antioxidantes, detenemos este ciclo de oxidación logrando el equilibrio necesario.
Sin embargo, el consumo de alimentos con antioxidantes no es la única forma en que podemos detener estos mecanismos que producen enfermedad.
El contacto directo con la tierra tiene el mismo efecto.
Diversas investigaciones han demostrado que el contacto directo de nuestro cuerpo con la tierra, disminuye los efectos de la inflamación de los tejidos a raíz de la acción de los radicales libres.
La principal hipótesis al respecto es que la tierra neutraliza los radicales libres cargados positivamente estabilizando las moléculas que se oxidan, deteniendo así su reacción en cadena.
Los electrones libres en la tierra tienen un efecto sanador cuyas interconexiones aún desconocemos del todo. Cada vez se acumula más evidencia que apunta a que enfermedades crónicas tienen su origen en la oxidación y la inflamación de los tejidos.
Hoy la mala alimentación, la contaminación, la exposición continua a campos electromagnéticos, el stress, la ansiedad y la depresión, aceleran la acción de los radicales libres en nuestro cuerpo.
Es importante recordar que nuestro cuerpo es una “maquina” que funciona en base a la bioelectricidad. Procesos importantes, como el bombeo constante del corazón, la actividad cerebral (sinapsis), el trabajo de los músculos, el funcionamiento de los ojos, etc. son posibles gracias a la bioelectricidad que producimos naturalmente.
La “chispa” que desencadena todo esto es gracias a minerales esenciales, como el sodio y el potasio. Por lo tanto, no somos un ente aislado de la tierra.
El contacto con la tierra, influye directamente sobre los procesos fisiológicos, como por ejemplo, la regulación del sistema endocrino y nervioso, así como también en el catabolismo, procesos bioléctricos y bioenergéticas.
Beneficios de andar descalzo en contacto con la naturaleza:
Detiene la inflamación de los tejidos y el proceso de oxidación.
Ayuda a mejorar el sueño y sus procesos biológicos de reparación
Mejora el rendimiento de nuestro sistema inmunológico
Mejora la circulación de la sangre. Se ha descubierto que el contacto con la tierra por al menos 60 segundos, mejora la circulación sanguínea, reduciendo además la viscosidad de la sangre y los riesgos inherentes de la coagulación.
Ayuda al equilibrio iónico del sistema nervioso
Reduce el dolor crónico
Neutraliza los efectos nocivos de la electricidad estática y los campos electromagnéticos
Alivia el dolor muscular
Instintivamente buscamos alivio cuando tocamos con nuestros pies la hierba o la tierra. Ese contacto con la naturaleza es una forma simple de volver a esa conexión primordial y además mejorar nuestra salud!
Si caminar descalzo en la arena te trae a la mente imágenes del paraíso, escucha esto: puede ser también una forma de sanar tu cuerpo y balancear tu energía.
Cada vez surgen más estudios que destacan los beneficios de conectarnos directamente con la tierra para aprovechar la descarga de electrones que nos brinda. Y para ello nada mejor que andar descalzos una buena parte del día.
Clint Ober es uno de los grandes impulsores del earthing, o la práctica de esta conexión energética. Empresario de la televisión por cable, Ober siempre se interesó por los efectos que el campo eléctrico natural de la tierra tenía sobre el cableado.
Si alguna vez has experimentado con electricidad, sabrás que todo sistema eléctrico debe estar correctamente conectado a tierra para que funcione. Por otro lado, para que una señal o impulso viaje apropiadamente por un cable debe existir el aislamiento correcto. De otro modo aparecen las interferencias.
La idea de relacionar los cables de electricidad con el cuerpo humano le llegó una tarde mientras veía a la gente caminar frente a su casa: todos llevaban zapatos con suelas sintéticas, aislantes perfectos de la energía de la tierra.
Los transeúntes usaban un calzado muy cómodo, pero también, una barrera entre ellos y la tierra.
Y resulta ser que en la superficie de la tierra hay una cantidad de electrones que nuestro organismo puede aprovechar para balancear sus funciones.
¿Por qué nos resulta tan agradable acostarnos sobre el pasto, caminar descalzos en la playa o quitarnos los zapatos al llegar a casa? Ober asegura que esta es la mejor forma de conectarnos a la energía del planeta y así reducir el estrés, mejorar el sueño y sanar enfermedades.
Con el verano, son muchos los afortunados que pueden disfrutar de unos días de vacaciones en la playa.
Hay personas que pueden estar ratos largos tomando el sol, pero otras no pueden estar quietas. Sea cual sea tu caso, hay una actividad que es buena para todos: dar un paseo por la orilla del mar. Es un acto que nos relaja y además nos tonifica.
¿Por qué es bueno andar por la arena de la playa?
En primer lugar, puede venirnos bien para la ansiedad ya que la arena del mar produce sensaciones placenteras en las plantas de los pies. Son muchos los estudios neurálgicos que dicen que casi todas las terminaciones nerviosas que se encuentran en los pies controlan nuestras funciones vitales principales.
Si solemos tener los pies hinchados en posiblemente debido a una mala circulación. Con un paseo por la playa conseguiremos activar el flujo sanguíneo al estar en contacto con elementos materiales, como por ejemplo el yodo.
Al andar por un terreno que no es llano y tampoco duro hacemos más resistencia al andar y así conseguimos que se tonifiquen los muslos y los glúteos. Es mejor al principio andar por la zona donde la arena está mojada para hacer menos resistencia. Si por el contrario se goza de unas condiciones físicas estupendas y lo que se quiere es entrenar un poco lo mejor es andar por la orilla pero cuando el agua nos llegue a la altura de la rodilla, así tendremos que elevar más la pierna y hacemos más esfuerzo.
El caminar por la arena es muy saludable, y aunque todos en verano caminamos sobre la arena un poco, no sabemos cuáles son los beneficios de ésta.
También es verdad que mucha gente “odia” la playa por la arena, que es un incordio a la hora de volver para casa porque se queda pegaba en el pie y es muy difícil salir de la playa sin un sólo grano de arena en tu cuerpo.
Pero al margen de esto, la arena es muy beneficiosa para nuestra salud.
En primer lugar, la arena activa la circulación linfática y venosa cuando caminamos sobre ésta, dándonos a su vez un “masaje”.
Si caminamos sobre la orilla del mar, las olas al golpear nuestros tobillos nos están beneficiando también con otro masaje.
La arena es el mejor exfoliante natural, por lo que si quieres presumir de pies suaves, con andar por la arena lo podrás conseguir.
No nos olvidamos de las propiedades minerales del mar, que previenen el envejecimiento gracias al yodo y el sodio.
Para aquellos que quieran además de lo anterior, mejorar la forma física, el caminar por el mar con el agua a la altura de los muslos, levantando las rodillas, tonifica los glúteos y los muslos.
Muy importante también caminar a horas frescas del día, éstas son por la mañana temprano y por el atardecer, con una botella de agua.